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viernes, 31 de marzo de 2023

SÁBADO DOMINGO DE RAMOS, 1-2 DE ABRIL 2023

 


LECTURAS: Isaías  50, 4-7; Salmo 22 “Dios mío, Dios mío por qué me has abandonado?”; Filipenses 2,6-11; Evangelio de San Mateo, 27,11-54 

 

¡Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el Cielo!

 

Con el domingo de Ramos comienza la Semana Santa. En este domingo la Iglesia conmemora: 

1.- La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén para dar cumplimiento a su Misterio Pascual.

2.- La bendición de los Ramos, Procesión y Proclamación del Evangelio,  celebrándose a la vez la alegría de ser proclamado, como “quien viene en nombre del Señor”, presagio del triunfo real de Cristo; y

3.- El dolor de su muerte inminente en la cruz.   

La celebración de la Santa Misa con la lectura de la pasión, anuncio del Misterio Pascual, que se realiza a través del misterio de su muerte y resurrección. 

    Una celebración de contrastes, que nos hace tomar conciencia a los cristianos de acoger a Jesús con júbilo en nuestra vida y que no nos exime de reproducir, de un modo u otro, su proceso pascual de muerte y resurrección. Con su ejemplo, el Señor nos enseña, que vivir la fe es anteponer  la voluntad del Padre a la nuestra. Es confiar nuestra vida en sus manos. Que esta Semana Santa que hoy comenzamos sea una profunda experiencia de renovación en la fe. 



Domingo de Ramos, La Borriquilla en Plaza de Santa María, Jaén.

 En primer lugar entendemos que Él nos llama, pues va hacia el MISTERIO PASCUAL, en el cual está nuestra salvación. A la búsqueda de Jesús debemos responder con nuestra acogida en la alegría, el agradecimiento y la lealtad que merece quien se entregó por nosotros hasta la muerte, y que resucitando nos dio la VIDA GOZOSA, LA RESURRECCIÓN DEFINITIVA. Jesús nos acompaña y carga sobre sus hombros la  cruz de nuestros pecados, como nos muestra la Imagen de Ntro. P. Jesús, con su mirada dulce y compasiva, también dolorida, pues nos habla desde el Amor. 

Lo segundo que celebramos es la CRUZ, porque Él la toma por nuestros pecados, limpia la suciedad de los pecados del mundo y de los de cada uno y nos lava con su sangre vertida en la CRUZ.  

Lo tercero es que tras el Rostro de Cristo, con la Corona de Espinas, las llagas y los maltratos, está la llamada a la ESPERANZA, pues Él nos ha prometido que al tercer día resucitaría. Y así es, Resucitó para nuestra salvación. Desde esta esperanza, nuestra oración individual y comunitaria, las celebraciones litúrgicas, los sacrificios y silencios con los trabajos de cada día nos encaminan y han de prepararnos a la Resurrección. También Nuestras Imágenes, bellas y artísticas, Ntro. P. Jesús y María Santísima nos pueden llevar al trono del Padre para darle Gracias, “porque su Amor no tiene fin” y porque ese Amor nos ha liberado del pecado en la Sangre de su Hijo Jesucristo.  

Antonio Aranda Calvo. Sacerdote

 


jueves, 30 de marzo de 2023

SEMANA SANTA 2023. EL VIERNES DE DOLORES 31 de marzo.

 


MARÍA SANTÍSIMA DE LOS DOLORES

 El  Viernes de la V Semana de Cuaresma, desde siglos se dedicó a la Santísima Virgen María en el misterio de su Dolor: Madre Dolorosa, Nuestra Señora de los Dolores, pero la reforma litúrgica del Vaticano II le quitó esta dimensión mariana para seguir las exigencia del esquema cuaresmal; no obstante, los fieles continuaron con su devoción particular, tanto que, hoy día, se celebra por igual la FIESTA DE MARÍA DOLOROSA que el Viernes de la V Semana de Cuaresma. Así se celebran las Fiestas Patronales de la VIRGEN DE LOS DOLORES, Triduos y Novenas…; los fieles conmemoran su santo: Lolas, Dolores, Lolitas… De este modo lo que comenzaba a perderse “viernes de dolores”, hoy día vuelve a tomar vigencia y en casi todos los centros de culto se hace memoria de la Santísima Virgen María. 


      Pero además, el Viernes de Dolores, es un día que nos introduce plenamente en la Semana Santa: los Cultos a la Virgen como Triduos, Novenas, Procesiones…Los Solemnes Vía Crucis, propios de ese día y restablecidos actualmente crean, como antes, un ambiente que facilita la entrada en el DOMINGO DE RAMOS. 


    REFLEXIÓN: La Virgen María, fiel a Jesús como nadie, vivió íntimamente unida a Él en todas sus etapas: niñez, juventud, madurez, también en su Pasión; el Viernes de Dolores o Viernes de Pasión, también conocido, como “el Viernes que da inicio a la conmemoración de la muerte de Cristo en el Calvario”, recuerda el sufrimiento que acompañó a María durante la muerte de su Hijo. Nosotros, unidos a Ella, como Madre nuestra, recibida del mismo Señor al pie de la Cruz, podemos prepararnos al Misterio Pascual:  

* Mirando y contemplando la Imagen Dolorosa más devota que podamos tener a nuestro alcance y llenándonos de los sentimientos que provoca en nosotros.

* Rezando a solas o en comunidad el Rosario o el Santo Vía Crucis.

* Participando en la Santa Eucaristía.

* En nombre de la Virgen y para seguir el ejemplo de Jesús, compartir bienes y hacer buenas obras, las Obras de Misericordia, en favor de los más débiles y necesitados. Si la hubiera en el lugar asistir devotamente a la Procesión con las imágenes que sean llevadas en manifestación religiosa. 

 



VIRGEN DE LAS LÁGRIMAS
Monasterio de Santa Teresa de Jesús en Jaén

     Que la Virgen María Ntra. Sra. de los Dolores interceda por todos, muy especialmente por las mujeres que llevan su nombre. Que Ella nos acompañe en nuestro seguimiento tras su Hijo Jesús.

 
     No perdáis la costumbre de las magdalenas, la flor en sartén, torrijas de leche, huevo y miel, “gallina en leche”, “bien me sabe” etc. Muchas de ellas recetas de Monasterios de Clausura, cuyas monjas además de rezar por nosotros, nos hacen la vida un poco más dulce. GRACIAS A DIOS.  

Antonio Aranda Calvo. Sacerdote. 


domingo, 26 de marzo de 2023

NOVENA A NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO EL ABUELO. 25 de Marzo. DIA NOVENO.

 


NOVENA A NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO EL ABUELO. 25 de Marzo. DIA NOVENO.

Resurrección. Apariciones. El Espíritu Santo. La iglesia y su Misión. Santa María de la Alegría. Cerremos esta Novena con un sonoro grito de fe ¡Cristo ha resucitado, creemos en Él, vivimos por Él! Lo repetiremos la Noche Santa de Resurrección, pasado el Sábado Santo o Sábado de Gloria, al amanecer de aquel primer día de la semana, la tierra no pudo contenerse y se abrió para dejar salir al Autor de la vida, y la Vida misma apareció a la puerta del Sepulcro, más luminosa que el sol, pues que él era el Sol que eclipsa toda luz, Luz Verdadera que ya había derrotado las tinieblas. ¡Alegría y paz hermanos, que el Señor Resucitó! Esta convicción es nuestro fundamento y apoyo para vivir como cristianos. Preciosa coincidencia que hoy sea la ENCARNACIÓN DE JESÚS EN EL SENO DE LA VIRGEN y que la Iglesia haya puesto en él, la JORNADA SOBRE LA VIDA.  Jesús es un Dios hecho hombre; Dios es el Dios de vida, la Vida Misma de donde surgió todo lo creado; los seres humanos salimos de su corazón, cual destello de luz, como una explosión de Amor. El sexto día nos formó con mimo, acariciándonos con sus manos de alfarero divino, y con la suave brisa de su aliento nos infundió su espíritu y, haciéndonos hombre y mujer puso en nosotros la fuerza del amor, por la que el hombre se une a su mujer y es capaz de cumplir el mandato divino: “creced y multiplicaos y llenad la faz de la tierra”. Dios bendijo el don de la vida como fruto del amor. Al vivir en este día de Novena, la Encarnación en el seno de María y su Resurrección Gloriosa, lo unimos a la defensa de la Vida y sentimos la necesidad de valorar la vida, la del ser humano, la de otros animales, los vegetales y la naturaleza misma. Hemos de apreciarla en el seno de la misma familia, en el ambiente educativo y en nuestra misma legislación. Favorezcamos las leyes en favor de la vida, la vida del ser humano concebido y no nacido; y también el respeto a la naturaleza: los animales, las fieras del campo, los peces del mar, los ríos, los bosques y el aíre poblado de pájaros que cantan y alaban a Dios.        Que nuestro Padre Jesús Nazareno, que vive con nosotros pues venció a la muerte, nos inspire sentimientos de vida y no de muerte, amor a la vida, defensa de la vida, no a la guerra y a la muerte; con Él venceremos también al mal y al pecado que siempre es semilla de destrucción y de agonía. Él nos conduce y ayuda, nos guía por el camino recto y también nos llevará junto Él a la hora de la muerte. La Vida definitiva nos la ganó Cristo con su Resurrección gozosa.

 Cristo Jesús resucitó verdaderamente al tercer día como lo había prometido. Ya desde el comienzo se opusieron a esta verdad, aunque no encontraban explicación al “sepulcro vacío” ni a la “sábana doblada y aparte las vendas liadas”; los judíos lo consideraron como una locura, los griegos una necedad pero, nosotros lo creemos con toda el alma  y es que si Cristo no ha resucitado vana es nuestra fe, ¿qué sentido tendría nuestro seguimiento del Señor? ¿Cómo explicar los testimonios hasta dar la propia vida por defender esa verdad, y al Señor Resucitado? ¡Pero SÍ! ¡Ha resucitado, he aquí que los sentimos y vivimos, ha resucitado y habita en nuestros corazones! Este es el mensaje que debemos vivir todos los cristianos para llevarlo, como primer anuncio, a quienes no le conocen. “Jesús es Hijo de Dios y de María, Dios y hombre verdadero, que pasó por esta tierra haciendo el bien, padeció y murió en la Cruz por nosotros y al tercer día resucitó, subiendo al cielo de donde esperamos su última venida”.

Jesús se apareció a María Magdalena y a otras mujeres que iban al Sepulcro para terminar de embalsamarlo, fueron testigos los guardias colocados para que no robaran el Cuerpo que después de muerto seguía interesando tanto, aquel  cuya vida o muerte tanto valor tenía. Se corrió la voz por la Ciudad y muchos tratarían de comprobarlo. Fueron a ver el Sepulcro Pedro y Juan; se apareció a dos que salieron muy temprano hacía de Emaús a reincorporarse en sus trabajos, pero que volvieron con la gran noticia “Cristo ha resucitado y se nos ha aparecido por el camino” y le reconocimos al partir el pan. Por unos cincuenta días, se apareció a todos sus apóstoles dando pruebas de que vivía y  fortaleciendo su fe; les dio  el mandato de anunciarle por todo el mundo con las instrucciones pertinentes. Un día a las afueras de la Ciudad los bendijo y fue desapareciendo de su presencia y subió al cielo, donde está sentado junto al Padre, desde allí esperamos su Venida para juzgar a este mundo.        Los discípulos aguardaron la venida del Espíritu Santo, que Jesús les había prometido y les llegó en forma de llamas de fuego, que se posaron sobre ellos, sobre la Madre María y sobre algunos más, quienes formaban la primera comunidad eclesial. Muy pronto comenzó la persecución, tal como había  anunciado el Maestro “os perseguirán como han hecho conmigo” pero no os preocupéis por vuestra defensa, el Espíritu  pondrá en vuestra lengua lo que tengáis que decir. La primera comunidad cristiana de Jerusalén no llegaría a mucho más de 500 seguidores; se llamaban a sí mismo “los que seguían el nuevo camino”  Los dirigentes varias veces llamaron a los Apóstoles al tribunal, los juzgaban, imponiéndole el silencio, los acotes y hasta la prisión; les hacían la vida imposible, hasta que llegó la muerte de Esteban, apedreado por blasfemia,  porque decía que Jesús estaba junto a Dios.  Así las cosas, algunos se dispersaron  por pueblos y ciudades y hasta salieron de Palestina. Pero el Espíritu se iba difundiendo por todas partes,  se proclamaba al  Señor Resucitado, el Cristo Salvador. De este modo la Iglesia se iba extendiendo hasta los confines del mundo   y así ha llegado hasta nosotros la fe, que vivimos. Pertenecemos a la Iglesia de Jesús Resucitado, es la fe transmitido por la comunidad hasta nuestros días; formamos la Iglesia Diocesana de Jaén, con el Obispo Sebastián y unidos al Papa Francisco, somos miembros de la Iglesia Universal, y formando la Cofradía de Ntro. P. Jesús y  María Santísima de los Dolores, con siglos de antigüedad. Como tales cofrades hemos de anunciar la  Persona y su mensaje salvador a nuestros hermanos, en especial a los más débiles y necesitados. María, Madre de Jesús y  Madre de la Iglesia, nos ayude en lo que es misión de cada uno de los cristianos y cofrades, amantes, de Nuestro Padre Jesús.

ORACIÓN.- ¡Dulce Jesús Nazareno, fuente de amor, Padre de misericordia y Dios de toda consolación, que tanto amor tienes a quien tan poco te ama!, haz que te reconozca Resucitado, que te amé de corazón y que de corazón te diga: ¡Jesús mío, te amo! ¡Ojalá!, Jesús Resucitado, pudiera amarte por todas los que no te aman, amarte más que puedan ofenderte todos los pecadores. Llénanos, Jesús mío, a todos, de tu santo amor, y haz que mi corazón, te amé siempre y muera amándote. Señor Jesús Nazareno, te pido que cuantas veces abra mis labios, mueva mis pies y manos, con los latidos mi corazón, quiera decirte en verdad que te amo. Deseo repetir este deseo de amarte más veces que estrellas hay en el ciclo, más que hojas tienen los árboles, más que gotas contiene el océano, más que arenas se encuentren en las playas y más que hierbas cubren los campos. Amén.

Antonio Aranda Calvo.

 

 


sábado, 25 de marzo de 2023

NOVENA A NUESTRO PADRE JESÚS EL ABUELO 24 de marzo. DÍA OCTAVO.

 

NOVENA A NUESTRO PADRE JESÚS EL ABUELO 24 de marzo. DÍA OCTAVO.  

Demos un repaso esta tarde a la Pasión del Señor: Última Cena. Pasión y Muerte de Jesús. Sepultura. La Madre Dolorosa. Estamos finalizando la Novena; todavía tenemos que afrontar  y mañana La Resurrección Gloriosa. Jesús llegó a Jerusalén con el ambiente festivo de palmas y olivos pero, a la vez, con el rencor crecido y mayores intrigas contra su Misión y su Persona, por parte de Fariseos, Sacerdotes y de Judas. Llegamos a la Última Cena. Los discípulos con Jesús celebran el rito judío, el Cordero Pascual con todos los salmos y ceremonias propias. Llega la Despedida y el Amor de Jesús llegó hasta el extremo, su servicio más vivo y humilde: el lavatorio de pies. Ahora su mandato “amaos como yo os he amado” y lo que nadie podía imaginar: el que se hizo hombre como nosotros, su Cuerpo lo hace Pan, su Sangre la hace Vino; Cuerpo partido y Sangre derramada que serán entregados por nosotros y por muchos para la salvación; y completa cuantas veces lo hagáis hacedlo en Memoria Mía.  Marcha al Huerto de los olivos, allí vislumbra su Pasión, hasta sudar sangre; nos pide acompañarle y rezar con Él. Ya de noche, Judas, al frente de una patrulla, con un beso lo entrega y todos le abandonan. Comienza una serie de injurias contra su persona, contra su dignidad de hombre y su majestad de Dios; Pedro le niega tres veces, Jesús le miró y lloró amargamente; los esbirros le abofetean, escupen su rostro, le azotan y blasfeman,  hasta coronarlo de espinas. Se burlan de él y así también se burlan de Dios. Lo condena el Sumo Sacerdote, lo condena el poder romano Pilato y el mismo mequetrefe de Herodes, lo condena el pueblo que grita ¡Crucifícalo! Lo desprecian frete a Barrabás. Así carga con la Cruz camino del Calvario, llevando la Cruz y el Cirineo detrás.  Aquí tenemos ya a Nuestro Padre Jesús Nazareno, el  Señor de Jaén y de nuestras vidas. En el camino al Calvario, Vía Dolorosa se le llama ahora, Jesús ha encontrado varios consuelos: Nuestra Verónica que le ha  confortado  y limpiado las heridas con inmenso amor y piedad, por lo cual recibió el regalo de su Divino Rostro plasmado en el paño y que ahora, leyenda, tradición, misterio, regalo de Amor, tenemos en nuestra Catedral de Jaén. ¡Cómo me gustaría que “las verónicas” aprendieran de La Verónica a amar a ese reo, Jesús Nuestro Salvador, y les mostraran su cariño dándole a conocer y haciendo que otros le amen. También un grupo de mujeres le confortaron  y limpiaron las heridas; Jesús les devolvió el consuelo para ellas y para sus hijos, en ellas estabais todas representadas y Nuestro Padre Jesús con el Amor que os profesa os manda también hoy un consuelo, para vosotras, un abrazo para vuestros hijos, para todos los vuestros ¡No dejéis nunca de quererle! Finalmente, pero lo más valioso, su Madre, María Dolorosa, Nuestra Señora… apareció a la entrada de un callejón, cuando todavía Jesús estaba a cierta distancia, Ella le contempló más con el alma que con sus ojos, mientras la espada de dolor se iba clavando en su corazón; pero la esperanza en la resurrección gloriosa, los mismos ojos de Cristo la instalaron en su ser ¡Madre Dolorosa, cuya Imagen creada por su autor en este Templo, lo presides desde hace unos cuantos años, míranos bondadosa, y haz que sintamos el dolor de haber ofendido a tu Hijo, nos arrepintamos de nuestros pecado y, llenos de esperanza, con una buena confesión nos pongamos en paz con Él y contigo. A primeras horas de la tarde, Jesús llega hasta el Calvario, la Cruz y los clavos preparados, los sayones dispuestos a cumplir su oficio, le despojan de sus vestidos y queda desnudo; sin cuidado y sin miramiento de ninguna clase le van clavando al leño seco y rugoso… ¡qué diferencia al mimo con que nuestras camareras, hermanos e  invitados de la Cofradía van mudando los vestidos, la túnica y el manto a Nuestro Padre Jesús cada vez que le cambian! Ha quedado sujeto a la Cruz, ya está elevado sobre ella y comienza a atraer todo hacia sí, pero antes nos ha de dejar su Testamento salvador y dolorido, aunque, como siempre en JESÚS, “testamento lleno de Amor”.

En ese testamento estás tú, estamos nosotros, está la humanidad entera, firmado con su Sangre y escrito con Palabras que parten el corazón, he aquí: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Esto nos dice a nosotros en esta tarde, es la primera donación que nos hace en su última voluntad, el perdón. “Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso” Padre Jesús Nazareno, quiero heredarte en esta promesa, y como estoy tan convencido de tu fidelidad, de que tu Palabra no falla, estoy seguro que nos encontraremos contigo en el cielo, estos pecadores que un día se sintieron honrados con  pertenecer a la hermandad de Jesús Nazareno, el Abuelo de Jaén. “Mujer, he ahí tu hijo. Hijo he ahí a tu Madre. Maravilloso regalo: Me das a tu madre como madre mía. ¡Cómo el corazón se llena de emoción y ternura! ¡qué tesoro nos dejas, Señor! La mujer vestida de sol, con la tierra a sus pies y coronada de estrellas, es mi madre…con lo cual estoy revestido de Dios, puedo vencer todo lo mundano que me aparte de Él y la Gracia, el Amor y la fuerza del Espíritu me llenan… y todo ello porque Tú, Virgen María, eres mi madre y yo tu hijo. “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”. Jesús sientes hasta el abandono de Dios, de tu Padre nuestro Padre Dios, pero Dios quiere probarte hasta el extremo y Tú no pierdes la confianza. Gracias Jesús por esta nueva herencia, la Confianza en el Amor de Dios que nunca falla. “¡Tengo sed!” Padre Jesús, pienso que tengas ser de agua, tu boca en la Imagen está entreabierta, como seca por la sed, pero Tú quieres decirme algo más…Tengo sed de Ti, te quiero y espero que me respondas; soy capaz de todo por ti y veo que algunas veces no me haces caso, he aquí la sed de donde me viene. Yo quiero desearte a Ti, Señor, tened sed de ti, de tu mirada, de tu palabra, de tu luz y de tu gracia. Padre Jesús, Abuelo de Jaén, riega también nuestros campos, llena nuestros pantanos y dale corriente a los ríos que llevan las aguas. ¡Danos tu el agua de tu Gracia, Señor! “Todo está consumado” Tu Amor, Jesús, sigue vivo, pero ya lo has repartido para todos… esa maravillosa herencia que nos has dejado en el testamento que estamos terminando de leer. Ayúdanos a conservar tu herencia, a compartirla con nuestros hermanos, a darle parte de ella a quien pueda sentirse perjudicado… pero que todos sepan que tu herencia, divina herencia es AMOR. “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. OH Jesús, Padre Bueno, mientras así lo quieras, permaneceré en este mundo para dar testimonio de Ti, hablar de tu Persona, tu Mensaje, tu estilo de Vida; cuando así lo quieras llévame hasta Ti para que con tus santos te alabe por lo siglos de los siglos. Que allí nos encontremos y que nuestras últimas palabras antes de nuestra muerte sean: ¡Jesús y Dios mío, te amo con todo el corazón, en tus manos encomiendo mi espíritu. Terminemos con una oración en silencio, ferviente y salida del corazón, que nos ocupe por unos momentos, cargada de sentimientos de amor hacia nuestro Señor Jesús y su Madre Santísima de los Dolores.

ORACIÓN.- ¡Dulce Jesús Nazareno, Dios y Redentor mío, que llevas sobre tus hombros la cruz y caminas al Calvario para ser clavado en ella! Yo pecador soy la causa de tu Pasión dolorosa. Te alabo y te doy gracias, porque como manso cordero, cargaste el madero de tu suplicio, para expiar mis pecados y los del mundo entero. Perdóname, ¡buen Jesús! Reconozco mis culpas y tu bondad inmensa al borrarlas con tu preciosa Sangre. Te amo sobre todas las cosas y prometo serte fiel hasta la muerte. Sostenme, oh buen Jesús, con tu gracia y condúceme por el camino de tus mandamientos a tu reino celestial. Así sea.

ORACIÓN A María, María Santísima de los Dolores, a la que acompañamos en tus momentos de dolor y le pedimos que intercedas por nosotros: Afligida por las palabras de Simeón. Temerosa por cuanto sufriste e la huida a Egipto. Turbada por haber perdido a Jesús en el Templo de Jerusalén. Llena de amargura al ver al hijo cargado con la Cruz. Afligida al ver morir a su hijo en la Cruz. Dolorosa, María Santísima de los Dolores al tener entre tus brazos a tu amado Hijo. Virgen de la Soledad, cuando dejaste a tu Hijo en el sepulcro; pero VIRGEN DE LA ALEGRÍA CUANDO LE VISTE RESUCITADO-

Antonio Aranda Calvo

 


viernes, 24 de marzo de 2023

QUINTO DOMINGO DE CUARESMA 26 de marzo 2023

 

Cristo es la resurrección y la vida

 

LECTURAS: Profeta Ezequiel  37, 12-14; Salmo: “Del Señor viene la Misericordia y la Redención copiosa” Carta a los Romanos 8, 8-11. El Evangelio de San Juan 11, 3-7.20-27.33-45.  

 

En las vísperas de la Semana Santa, ya será Domingo de Ramos el 2 de abril, en el horizonte brilla la luz esplendorosa, es Cristo Vivo y Glorioso. Ezequiel nos promete la liberación de Israel, pues se anuncia “abrir los sepulcros” que significa Vida y  Salvación.  San Pablo a los Romanos nos llama a vivir del Espíritu lo cual nos levanta de la postración en que el ser humano pudiera caer, porque vivir en la carne, pecado, es muerte; mientas que el Espíritu de Dios es Vida. Pero sobre todo es el Evangelio el que nos pone a la vista, en el corazón y en la vida de la Comunidad el tema de la Resurrección al relatar “La Resurrección de Lázaro”.  

La Fe Cristiana es Confianza en Dios, cuando estamos viendo tantas heridas y tantas víctimas en nuestro mundo, fruto de las guerras, del hambre, de las injusticias y desprecio a la dignidad humana, hombres y mujeres, niños y ancianos, cuando sucede todo esto y mientras parece que Dios guarda silencio, podemos preguntarnos: ¿Estamos solos en la vida? ¿Nuestro destino final es la nada y el fracaso? ¿Merece la pena seguir buscando más humanidad si todo termina en el sepulcro frio y mudo? A estos y otros interrogantes parecidos responde hoy la Palabra de Dios.  En las situaciones sombrías de la vida no estamos solos. Hay una Presencia de amor en la que existimos, nos movemos y actuamos. Cuando nos abrimos a esa Presencia y nos dejamos seducir por ella -es lo  que significa la fe-  somos capaces de vencer a la muerte. Y el Espíritu suscita en nosotros esa  fe y confianza en que, ocurra lo que ocurra, nuestro destino es la vida para siempre: eternidad.  

En la Carta a los Romanos, en este domingo pre bautismal, se nos dice que si queremos caminar hacia una sociedad de vida y humanización  hemos de vivir  según el espíritu cuya tendencia es la vida y alejarnos de vivir según la carne cuyo resultado siempre es la muerte. En la visión bíblica el ser humano es cuerpo y alma, y como tal puede ser enteramente vivificado por el espíritu de Dios. En esta visión bíblica debemos interpretar la distinción que hoy hace San Pablo: “los que viven según la carne y desean lo carnal; y los que viven según el Espíritu y desean lo espiritual. Las obras de la carne ya son conocidas: idolatría, odios, discordia, celos, iras, rencillas, envidias. En cambio, fruto del espíritu es: “amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza”. Carne y espíritu designan dos actitudes y conductas en la forma de interpretar y tejer la existencia. San Pablo, a los Romanos, recomienda que nos dejemos seducir por el Espíritu de vida que hemos recibido en el bautismo y siempre nos acompaña. Es la clave para vencer a la muerte o cerrazón a la Presencia de Dios, en que habitamos y nos sostiene garantizando que nuestro destino es la vida en plenitud.    

El Evangelio nos dice: Tu hermano resucitará: Jesús, en su amigo, experimenta la sombra de la muerte física que sufrimos los mortales. Pero no le da mucha importancia; aguarda a ir hasta Lázaro hasta el cuarto día cuando según la legislación judía, la muerte física ya está confirmada. Cuando llega al sepulcro de su amigo, Jesús “sollozó muy conmovido” y los presentes comentaban: “mirad cómo le amada”. En los sentimientos de Jesús se está revelando los sentimientos de Dios que nos ama; en este amor gratuito y actual, se fundamenta nuestra esperanza en la resurrección. Marta piensa como muchos judíos de su tiempo ¿por qué no interviene Dios con un milagro para librarnos de la muerte física? “Si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”. Simbólicamente María, la otra hermana de Lázaro, tiene una mirada contemplativa sobre la muerte física, y no sale a pedir milagros, “se queda sola en  casa, acepta en silencio la muerte y confía en el amor de Dios que Jesús respira y manifiesta en su conducta. 

 


La resurrección de Lázaro
José de Ribera
©Museo Nacional del Prado
 

 

Jesús responde con una luz nueva para esa confianza: “El que cree en mí no morirá  para siempre”. La fe cristiana es la entrega confiada y libre de toda la persona a esa Presencia de Jesucristo como Palabra de Dios, amor y vida que continuamente se está dando “en la carne”. Esta fe, como el amor, es más fuerte que la muerte física. Por eso el que cree de verdad, aunque físicamente como mortal acaba su tiempo en la tierra, la muerte no tiene dominio sobre él. Su destino es la plenitud de vida.   El relato de San Juan  está remitiendo a la resurrección de Jesús. Su alimento ha sido hacer la voluntad del Padre y amar a los seres humanos “hasta el extremo”. Por eso, según Juan, su entrega por amor hasta dar la propia vida, ya es victoria sobre la muerte, Jesús que es Camino, Verdad y Vida para todos.    

Lázaro sale del sepulcro: “los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario”. Son los signos de la muerte que permanece;  Lázaro vuelve a la vida pero no está liberado de la muerte; es una revivificación. En cambio, cuando Pedro entra en el sepulcro donde habían colocado el cadáver de Jesús, “ve las vendas en el suelo y plegado en un lugar aparte el sudario que cubrió su rostro”. El Resucitado ha entrado en una plenitud de vida sin muerte; ya no muere más.  

Por fin este domingo nos sitúa directamente ante Cristo Resucitado, anunciado y significado por los huesos que surgirán vivos; el Espíritu que vivifica en el Bautismo y Lázaro resucitado, vislumbra la Resurrección definitiva.  

Antonio Aranda Calvo. Sacerdote.  

 

 


NOVENA A NUESTRO PADRE JESÚS EL ABUELO. 23 de marzo. DÍA SEPTIMO. JESÚS HIJO DE MARÍA LA VIRGEN. MARÍA UNA SENCILLA MUJER DE NAZARET.

 



NOVENA A NUESTRO PADRE JESÚS EL ABUELO. 23 de marzo. DÍA SEPTIMO. JESÚS HIJO DE MARÍA LA VIRGEN. MARÍA UNA SENCILLA MUJER DE NAZARET.

¡Qué bien conoció y cuánto amó Jesús a la primera mujer que entró en su vida! A través de su Madre, Jesús tomó contacto con la mujer, la valoró y la amó! Encuentro festivo, íntimo, reconfortante, aquel primer encuentro de Jesús con su Madre ¡que era una mujer! Su mirada dulce y amorosa, sus manos que le acariciaban con amor, su pecho que le daba el alimento necesario, por ser hombre como nosotros,  su seno al que volvía Jesús cada vez que sentía la necesidad de dormir con el sueño reparador, cerrados los ojos, oyendo la voz de María que entonando canciones de nana embelesaban al Niño y le hacían creer que estaba en el Cielo. ¡Qué bien comenzó Jesús a tratar con la mujer, al hacerlo con su Madre. Pero además, estaban todas la mujeres de la familia, las que le conocieran en Belén, aquellas de Egipto, pues en todos, hombres y mujeres, hay una curiosidad innata por ver a los niños recién nacidos y decirles piropos ante sus madres y padres; después estarían  las mujeres  de Nazaret, su pueblo, que querrían conocer y ver al hijo de María. y ¿Cómo no tratar con su abuela, Ana con su parienta Isabel…? Así, llevando una vida normal en familia, sabría valorar a las mujeres por lo que aprendiera de José y María en aquel ambiente del hogar de Nazaret.  Y no solo esto, que podría parecer un imaginado con cierta  lógica, sino que según los Santos Evangelios, Jesús es modelo en el trato  con las mujeres, cuando en su tiempo no se les apreciaba por los propios, se les infravaloraban en las leyes y por lo mismo no se les defendía en los tribunales. Jesús, el Profeta de Nazaret se caracterizó  por acoger a todo quien pasaba por su vida; Él  perdona al arrepentido que ama de corazón; ningún pecador que se acercara a Jesús encontraría rechazo, aunque fuera mujer; siempre la defensa y la ternura, a no ser que se cerrara por dureza e hipocresía; de este modo trata también a la mujer, porque para Él no hay diferencia entre varón y mujer, dotados de la misma dignidad de seres creados a imagen de Dios y mucho más que ambos llegarían a ser en verdad “hijos de Dios” por la adopción conseguida en la muerte y resurrección de Jesús.

El Evangelio nos habla de muchas mujeres que trataron con el Señor. Ningún Maestro de Israel era así; ninguno se hubiera atrevido a encontrarse con una mujer a solas, hablar con ella, escucharla y dialogar; ninguno hubiera defendido a una mujer públicamente, ninguno, en sus lecciones, la hubiera puesto como ejemplo a seguir. Jamás Jesús menospreció a la mujer ni la trató despectivamente; “de los fundadores de religiones, solo Jesús es quien ni desprecia a la mujer ni la sitúa en segundo plano, por el contrario en algún momento  tienen una misión que cumplir de valor indecible, cuando encarga a María Magdalena que anuncie a los Apóstoles que ha resucitado.  En los Evangelios se nombran a muchas mujeres que entraron  en contacto, más o menos estrecho, con Jesús: la suegra de Pedro; la mujer con flujos de sangre, la hija de Jairo, la viuda de Naín, la mujer jorobada, la mujer sirio-fenicia, lásquele acompañaban y ayudaban en su misión como Juana, Salomé, mujer de Cusa, Susana, María de Cleofás, la viuda ante el juez, la viuda que aporta dos reales, Marta y María, en las Bodas  de Cana. Comentamos sobre algunas: LA MUJER SAMARITANA.   Era un día, tal vez de verano, a la hora se sexta pasadas las 12,  cuando todo invitaba a descansar a la sombra de un árbol y a tomar el fresco. Estamos en la ciudad de Sicar, en aquel terreno heredado por José de su padre Jacob, donde había un pozo; en medio del silencio se oyó un “dame de beber”, que con voz harmoniosa salía de la boca de un hombre y que por su atuendo era  un  judío; se dirigía a una mujer samaritana que se había acercado al pozo para satisfacer su sed y llevar a casa un cántaro de agua. Jesús pide de beber, pero ofrecerá a la Samaritana un agua que salta hasta la vida eterna, tanto que será un manantial de agua en el corazón.  Jesús parece sediento y lo estaba de aquella mujer a la que iba a responder a sus problemas vitales y que va poco a poco descubriéndolos “quien es Él y quien es ella”: “Yo soy” dirá Jesús, recordando al Dios del Sinaí…y ella, la que cambia de vida pues no volverá más a los manantiales sucios de la vida. Otro día, en torno al Templo, arrastran a una mujer y gritan ante Jesús: “La ley manda apedrear a estas”; Jesús, paciente, responde “el que  no tenga pecado tire la primera piedra”; todo se desvaneció y quedó cara a cara frente a la mujer. “Yo tampoco responde te condeno, vete y no peques más”. Aquella mujer salvó su vida y su alma pues el ENCUENTRO con Jesús dio sentido a su vida.        

         Con las mujeres Jesús tuvo especial ternura y trato exquisito en tiempos en que socialmente no era así. Pensemos en la amistad que tenía con Marta y María, en cuya casa se hospedaba camino de Jerusalén, la relación con cada una de ellas ante la muerte de su hermano Lázaro y el trato particular que les prestaba, cuando querían aclarar acerca de su proceder. La misma presencia de Jesús en las bodas de Cana, donde acude con su Madre, posiblemente por razón de familia y donde se vivirían unas jornadas el trato festivo, jovial y alegre con quienes participaran en ella, nos lleva a pensar que trataría con las mujeres presentes. También podemos ver cómo sana a la mujer de flujos de sangre, no la recrimina sino que alaba su fe; ¡Qué buen recuerdo guardaría de Jesús! estaba asustada, Él la miró y quedó libre y gozosa. Otro tanto se puede decir de la mujer cananea, quien no siendo judía, busca la curación de su hija (otra mujer) y aunque  parece que Jesús la tratara con dureza, terminó por declararla ejemplo de fe para muchos en Israel. Otra mujer, mujer de la calle o dela

Varias mujeres le acompañan en su caminar por Palestina, cuando iba predicando, las cuales aportaban medios económicos para su labor, así se habla de Juana, María de Cleofás,  Salomé, Susana y otras. Llegaron  hasta la Cruz las más fieles y valientes en aquel momento, “muchas mujeres le seguían y se lamentaban por Él” nos lo dice el Evangelio de Juan “estaban junto a la Cruz de Jesús su Madre, María la de Cleofás y María Magdalena” Marcos añade a Salomé y a María la de Santiago y San Mateo añade a la madre de los Zebedeos y añade que otras muchas llegadas de Galilea y que le asistían con sus bienes. Más adelante preparan su cuerpo para la Sepultura, ante todo, su Madre quien sería preferida y atendida por todas. Por encima de todo está el hecho de haber elegido a  María Magdalena, para ser testigo de su Resurrección y mandarla a  anunciar a sus discípulos que verdaderamente había Resucitado y que ella era testigo de ello (si me queréis creer… y lo anunció) Esta María parece ser  la misma que en casa de Lázaro resucitado y en la fiesta o banquete que se diera para festejarlo, derramó un perfume costosísimo en los pies de Jesús, a la que Judas recriminó por el derroche que había hecho, pero Jesús la defendió anunciando que aquello serviría para su anunciada sepultura y que lo habían hecho bien pues a Él no siempre lo tendríamos con nosotros.     Otra mujer sin nombre, pues se decía “de la ciudad o de la calle” entró en una casa de un tal Simón quien había invitado a Jesús a una comida; era práctica entre los ricos el invitar a personas de prestigio o valoradas en el momento, para hacer de su casa un lugar de encuentro, de confrontación de ideas porque los anfitriones querían darse a conocer; pues bien Jesús había aceptado esa invitación y entrando en la casa se puso a la mesa; en esto entró una mujer, conocida en la ciudad, y se puso a los pies del Maestro. Lloraba y bañaba con sus lágrimas los pies de Jesús, los secaba con sus cabellos y los besaba con todo cariño; también había roto un tarro de perfume muy caro, cuyo buen olor inundaba la sala. Simón, el dueño de la casa, comenzó a criticarle y se decía este no es profeta porque no sabe quien es esta mujer, una pecadora; pero he aquí que Jesús, dándose cuenta, intervino en voz alta para decirle que ella había amado mucho y se le perdonaba mucho, pero él no había mostrado mínimamente afecto o cariño hacia  el maestro nazareno y por ello quedaba fuera de su acción sanadora y santificadora.  Sepamos para finalizar que Jesús, Dios y hombre verdadero,  sabe bien que el ser humano fue creado varón y mujer, con igual dignidad, derechos y deberes, dotados de libertad, destinados a ser hijos de Dios y con la responsabilidad sobre su conducta.

ORACIÓN: Por todas las mujeres de la tierra

Por las que lloran y pasan hambre

Las maltratadas, las hundidas,

Las que sufren en silencio, callando y rezando

Por todas pedimos ayuda, justicia y amor.

Por las que  son libres y gozan de la vida

Por las madres que nos dieron a luz

Por las que viven en plena armonía

Con los seres de la creación;

a Ti, te pedimos, María y te damos gracias Jesús.

Antonio Aranda Calvo

 


jueves, 23 de marzo de 2023

NOVENA A NUESTRO PADRE JESÚS EL ABUELO. DÍA 22 de marzo. DÍA SEXTO.

 



NOVENA A NUESTRO PADRE JESÚS EL ABUELO.  DÍA 22 de marzo. DÍA SEXTO. 

Jesús nos anuncia el Reino de Dios a través de parábolas: El Reino de Dios es la presencia de Dios en el mundo mediante nuestras propias vidas y comportamientos. El Reino de Dios lo trae Nuestro Señor Jesucristo con su ejemplo, su vida, sus enseñanzas y la llegada del mismo Jesús Dios y Hombre, que hizo comenzara a dar frutos agradables a Dios, y siempre en bien de los hombres. Las parábolas son un género literario, una manera de describir o contar historias que pudieron darse y que nos dejan alguna enseñanza; en ellas se narra hecho imaginados de los que se sacan algunos principios para el  comportamiento en la vida o para conocer algo que no se ve inmediatamente. Jesús, muy cercano y fino observador las utiliza para darnos a conocer el Reino de Dios. Nos habla del campo y de la siembra, el sembrador, la semilla; describe a la mujer que está amasando y busca la levadura para mezclarla en la masa; habla de los banquetes de bodas, las bodas de su propio Hijo o habla del “buen samaritano” o del “hijo pródigo”. En la Parábola del Sembrador es Jesús, quien siembra en el  corazón del hombre, la Palabra de Dios es la semilla; quienes están preparados, la acogen y la cuidan y con la gracia de Dios encontrarán  fruto en su corazón. Porque hay corazones que son caminos pedregosos, otros lugares cargados de espinas y cardos, otros faltos de humedad: ¿Cómo puede dar fruto un camino seco y transitado por todo el que quiere? ¿Cómo el terreno pedregoso,  cuajado de ortigas, pinchos y malas hiervas? Y si el terreno no tiene la humedad suficiente ¿acaso dará fruto suficiente? NO; solo los corazones bien dispuestos, las tierras mullidas, abonadas y bien regadas darán fruto, unas el 30, otras el 60  y otras 100/100. También nos explica Jesús que  el Reino de Dios es como la levadura,  pequeña pero capaz de transformar una gran masa; o es como el grano de mostaza, semilla la más pequeña y sin embargo se trasforma en un árbol con grandes ramas, donde los pájaros anidan. Jesús trata de presentar el Reino como algo pequeño en apariencia pero muy rico en frutos si se sigue con verdadera fe. El Reino de Dios se explica por parábolas de bodas y banquetes nupciales, porque Dios nos llama a un reino de gozo y alegría como sucede cuando contrae matrimonio un hijo y, en aquel tiempo, más todavía si era el primogénito. Dios nos tiene prometido abrir  las puertas del Cielo para que celebremos la Gran Fiesta de su Hijo Jesucristo que se desposa con su Santa Iglesia, este pueblo que estáis aquí reunidos, pueblo santo de Dios por el cual vino Jesús a sanar a los pecadores y dar la abundancia de vida que con su muerte y resurrección n os ha ganado. El Reino de Dios se caracterizará por la alegría y el gozo, por el disfrute de una fiesta.

Son preciosas las Parábolas que nos hablan de “el tesoro escondido” o la de “las perlas preciosas que busca un mercader”. Quien descubre un tesoro en un terreno, va y vende todo lo que tiene para comprar aquel campo porque bien sabe lo que hay escondido en él. Y si un mercader, que negocia en perlas finas, encuentra una de gran valor la Perla Preciosa, va y vende todas las que tiene por tal de adquirir la de gran  valor la Perla Preciosa. Nos invita el Señor a dejarlo todo con tal de adquirir lo que realmente llena nuestras aspiraciones, nuestro corazón, aquello que puede dar satisfacción a los verdaderos valores y sabemos que ello está solo en Dios y en su enviado Jesucristo. Aquí viene bien recordar a Santa Teresa: “nada te turbe, nada te espante…quien a Dios tiene nada le falta…Solo Dios basta, solo Dios basta…La paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta” ¡Solo Dios basta!

Las Parábolas de la oveja perdida o de la moneda desaparecida en la casa, se convierten por una parte en consuelo para nosotros y por otra en  llamada para que sigamos ese ejemplo. Pensad cuantas veces nos hemos separado del rebaño y apartado del Buen Pastor; pero no temamos, pues Jesús sale a nuestro encuentro, nos busca hasta hallarnos, y entonces, loco de alegría,  nos echa sobre sus hombros y celebra una fiesta con los amigos y parientes, diciéndole “alegraos y hagamos fiesta que he encontrado la oveja perdida” y todo porque nos ha encontrado. Y algo parecido con la moneda, la mujer barre y busca, limpia y examina rincones y cajas hasta que la encuentra y entonces con mucha alegría se prepara para celebrarlo con amigas y familia. ¡Cuánto gozará el Señor, Ntro. P. Jesús, porque volvamos a Él y en un ENCUENTRO de Amor, nos fundamos en un abrazo de Amor, mediante la Confesión Sacramental. Todavía antes de Semana Santa!

Otras parábolas o ejemplos de Jesús, nos quieren dar a conocer el corazón del Dios Padre, que Él mismo ha venido a traernos con el ejemplo de su vida. Este Padre sale al encuentro del hijo que le exigió la herencia y, hecho con ella, lo abandonó, se marchó a lejanas tierras, donde vivía en gran necesidad; vuelto en sí dice: “me levantaré, volveré hasta mi Padre y le diré he pecado contra el cielo y contra Ti…” “no soy digno de llamarme hijo tuyo, trátame aunque sea como a uno de tus jornaleros”; se trata del hijo derrochador, que nos representa,  y  el Padre Generoso imagen del Dios Verdadero, quien perdona y se abre a su hijo hasta comérselo a besos, basta que este se arrepienta y vuelva a su Padre. Volvamos nosotros, todavía en estos días que nos quedan de Cuaresma, con el corazón arrepentido: “si me levantaré, volveré junto a mi Padre”

Recordáis el relato del Buen Samaritano: Estamos en el camino de bajada de Jerusalén a Jericó, en una de las curvas cerradas, se encuentra una persona mal herida; ya han pasado más de uno a su lado y hasta han podido oír los gritos de dolor; bastantes pudieron verle por la pendiente de la senda, pero nadie se ha parado a socorrerle, algunos  iban con prisa hacia el Templo, no querían llegar tarde. Pero he aquí que un “Samaritano” se mueve a misericordia, tal como nos dice el ejemplo, los samaritanos tenían mala fama, pero aquí las apariencias, como muchas veces, engañan. En realidad es Jesús mismo  quien se detiene ante el hombre asaltado y herido a la vera del camino; aquel hombre a quien los bandidos habían despojado de todo, y aunque no fuera de su propia condición social o religiosa, ni conocido o familiar, le presta todos sus servicios, le cura derramando vino sobre ellas para limpiarlas y empapándolas con aceite para suavizarlas, le lleva hasta la posada y le cuida él mismo; después deja dinero para que otros continúen cuidándole, hasta que vuelva por allí y se haga cargo del herido y de todos los gastos que engendre su estancia y curación. ¡Cuánto podemos aprender! Y ¿Cómo no vamos a querer a un Padre Dios que actúa así! Piensa que si algún día te encuentras tirado en el camino de la vida, te sientes abandonado y despojado de todo, ¡¡ vamos ¡! que te ves hundido y sin fuerzas, mira al BUEN SAMARITANO JESÚS y déjate curar y cuidar por Él, déjate querer, no saldrás perdiendo, al fin de cuentas… Él es NUESTRO PADRE JESÚS EL ABUELO.

Este es el Dios que nos ama

Clavado en la Cruz quedó de tal manera

Para que nunca pudiera rechazarnos,

Pies y manos sujetos a la madera

Y el corazón traspasado por la lanza,

El perdón sostenido entre los labios

Y el corazón cargado de amor al infinito

Pues un Dios que asume nuestra carne

Es capaz de llegar hasta la muerte

Y quedarse con nosotros para siempre

En el vino y el pan de los altares.

 Antonio Aranda Calvo

 

 


miércoles, 22 de marzo de 2023

NOVENA A NUESTRO PADRE JESÚS EL ABUELO 21 de marzo. QUINTO DÍA.

 



NOVENA A NUESTRO PADRE JESÚS EL ABUELO 21 de marzo. QUINTO DÍA.

Jesús se acercó a nosotros para hacernos el bien. Se manifestó siempre muy cercano a los más necesitados, pobres y humildes. Compartió la vida con sus vecinos y familiares, con quienes encontraba por los caminos y en los pueblos, con la gente en general y era consciente de que su Misión era mostrarles el Amor de Dios, hacerse Él mismo Amor y entrega por ellos.  Se acercaba, en especial, a los enfermos para sanarlos en su cuerpo, a los leprosos para limpiarlos, a los paralíticos para hacerles andar, a todos para darles paz y esperanza en su espíritu. Todo lo hace bien, decían sus seguidores, ayuda a los menesterosos, sana a los afectados por miserias y a los tullidos, expulsa a los  demonios, resucita a los muertos. Ni sus enemigos, escribas, fariseos y sacerdotes, podían negar la bondad que resplandecía en su mirada, la paz que provocaba su palabra, la tranquilidad y sosiego que producía su presencia. El buen obrar de Jesús y sus maravillosas obras eran signos de la ternura y humanidad que se albergaban en aquel Corazón, tan divino y tan humano, con tanta calidad que no podía actuar de otro modo más que derramando misericordia y clemencia. Todos conocían su trayectoria y todos a través de Él sentían la llamada de Dios a seguir el mismo camino. Nuestro San Juan de la Cruz, lo dice bellamente así: “Mil gracias derramando pasó por estos sotos con presura y yéndolos mirando, con sola su figura, vestidos los dejó de su hermosura”.  Una mirada a los Evangelios nos muestra cómo Jesús acoge a todos, y con preferencia a los más pobres y necesitados. Pongamos nuestros ojos en Jesús y aprendamos de Él a servir a Dios y al prójimo de la misma manera. Vayamos ahora a ejemplos concretos: ahí tenemos al ciego de Jericó, tirado en la cuneta del camino por donde pasaba Jesús, estaba pidiendo limosna, oyó un tropel de gente, el que circulaba a su vera y nadie le hacía caso; pero conforme avanza Jesús, siente su presencia, comienza a gritar y a suplicar ¡Jesús de Nazaret, ten piedad de mí! Ahora sí, los que caminaban les mandan callar, pero Jesús lo escucha, siente con el ciego y se compadece de él; pide que se lo  acerquen, lo toca y le pregunta ¿qué quieres que haga contigo? ¡Señor que vea! Jesús está tocado en su corazón, y con dulzura le responde: Tu fe te ha curado; aquél hombre no solo recobró la vista, sino que pasó a ser dueño de sí mismo, libre para caminar y hacer, conocedor de la vida que le rodeaba, la luz ha entrado en sus ojos, percibe los colores, las formas, la belleza de las cosas, de toda la creación y de los seres humanos, las personas; este Bar-Timeo ha nacido de nuevo, ya es otro, pero sobre todo por lo que vale más que nada, se ha encontrado con Jesús, camino, verdad y vida, la luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo, “el que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. En Jerusalén encontramos a otro ciego, aquel de quien se dice ser “ciego de nacimiento”; había vivido siempre en la oscuridad, también quizá en la negrura del espíritu; es aquel en quien discípulos se fijaron y se plantearon la cuestión de quien habría pecado para nacer ciego, si él o sus padres… y escucharon de Jesús que los males físicos no tienen que ver con el pecado, sino que había nacido ciego para que se manifestaran en él las obras de Dios, “mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo”. La intervención de Jesús liberó a muchos de cargar con el pecado, la ruptura con Dios, como respuesta al defecto o limitación natural propia. El ciego sigue lo que Jesús le manda y después de lavarse en la piscina de Siloé, vuelve con vista; entre los que les conocían hay dudas para identificarle, ni siquiera los propios padres quieren reconocer lo sucedido, porque temen proclamar a Jesús el Anunciado por los Profetas, tampoco las autoridades quieren aceptarlo, sin embargo el ciego defiende su propia curación, la intervención milagrosa de Jesús y que Él sea el Mesías: “yo solo sé que era ciego y ahora veo”, que aquel hombre me devolvió la vista, pero además supera la ceguera espiritual y descubre que aquel hombre es el enviado de Dios y confiesa ¡Creo, Señor! El paralítico de la piscina de Siloé, es otra muestra de la cercanía y misericordia del Señor; llevaba muchos años esperando el movimiento de las agua, nadie le hacía caso, y allí tumbado pasaba la vida sin sentido, pues  ya había perdido la esperanza; pero Jesús lo descubre, lo mira, entra en su corazón, ve su necesidad, le pregunta si quiere ser curado y le manda coger su camilla y marchar a casa;  así Jesús, una vez más, se salta las leyes naturales y religiosas, las costumbres y las normas, en bien del hombre, que es lo más importante para Dios, ¿“qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para darle poder… lo hiciste poco inferior a los ángeles…?. Fueron muchos otros paralíticos, endemoniados y leprosos, en todos, la intervención de Jesús, no solo fue la curación física, sino el entrar en contacto, el ENCUENTRO con Jesús: poderle mirar y contemplar, ver su Rostro y que quedara impreso en su alma. El Evangelio nos cuenta hasta tres resurrecciones que realizó Jesús a la vista de sus seguidores: el hijo de la viuda de Naín, la hija de Jairo, el Jefe de la Sinagoga y Lázaro, su amigo  y hermano de Marta y María. En el primer caso ni siquiera hay petición o súplica para que realice el milagro; Jesús se encuentra con el cortejo: una mujer viuda que pierde el único hijo, queda sola, va destrozada y un gran gentío le acompaña, estamos a la salida de la ciudad de Naín. A Jesús se le conmueve el corazón, ese corazón bondadoso tan igual al de su Madre; quizá se acordara de Ella en aquel momento, un día quedaría también sola y en aquella sociedad, una mujer que no tuviera hombre que le defendiera, estaba perdida; era el caso de la Viuda de Naín y cuando llegara el momento, su Madre, aunque María fue dada como Madre a la Iglesia. Jesús detuvo a los que llevaban el féretro, y aquel joven fue devuelto vivo a su madre. La hija de Jairo, jefe de la sinagoga,  este se ha enterado de las obras de Jesús y su hija, una muchacha joven, de unos 12  a 13 años, está muy grave; los amigos interceden a favor de Jairo, aunque Jesús está ya dispuesto a bajar a la casa y devolver la vida a la niña, para regocijo de todos y anuncio de du futura resurrección. En el camino avisan “La niña ya ha muerto, ¿para qué molestar al Maestro? Paro Jesús sigue adelante porque bien sabe lo que ha de hacer. La casa es un espectáculo, amigos, familiares, lamentos de plañideras, llantos, gente que va y viene. Jesús llega ala estancia, solo los padres y quienes le acompañan; la toma de la mano “niña, a ti te lo mando levántate y anda” Lázaro, hermano de Marta y María, los tres amigos queridos de Jesús; ahora Lázaro cae muy enfermo, al poco muere, avisan a Jesús, pero el recado no llega, o él se entretiene o se trata también de que a través de este hecho se va a mostrar la gloria de Dios. Marta y María no entienden, pero mantienen la fe en Jesús. Llega Jesús, y tanto les quiere que se echa a llorar. Después de dar la gran lección “Yo soy la resurrección y la vida el que cree en mí no morirá para siempre” ¿Vosotros creéis esto? Lo creemos nosotros? Pues esta es la llamada principal de Jesús en nuestro ENCUENTRO, esta es la finalidad de toda la Semana Santa: Proclamar, experimentar, vivir y cantar gozosos la RESURRECCIÓN DEL SEÑOR  

          Lo característico de las curaciones de Jesús es que van dirigidas a los más pobres y menesterosos, los que tienen fe y confianza, de tal modo que la Fe arrancaba el milagro y el milagro arrancaba la Fe. Las resurrecciones tienen el sentido de ser anuncio de la suya propia. Jesús se expuso ante los poderes, cuando por sanar al necesitado se saltaba la Ley, curando en sábado o acogiendo al leproso. El milagro de la multiplicación de los panes fue para saciar el hambre de muchos hambrientos que iban tras Él y a la vez les anunció el pan de vida; porque Jesús al curar el cuerpo no se olvidaba de sanar el espíritu, “Tus pecados quedan personados”, después “coge tu camilla y vete a tu casa”. Jesús no rechaza a nadie por su condición social, o como los publicanos que eran  tenidos por gente de mala vida. Las multitudes que le seguían eran pobres; tampoco rechazaba a los niños, aunque molestaran, ni a las mujeres aunque tuvieran mala fama. A todos nos trata con amor y bondad. ¡Gracias Jesús!

Mirarte, Jesús Nazareno,  Nazareno de Jaén, Abuelo.

Volverme junto  a Ti, mirar tu cara,

Dejarme iluminar por la luz que sale de tus ojos, y así seguir tus pasos.

Encuentro con Jesús, que el alma llena, y deja satisfecho el apetito,

Y a la vez ansiando más de tu mirada, de tu luz y tu presencia.

Encuentro en el Amor de Jesús, que es llama misteriosa, portadora de luz,

Que envuelve y embriaga: a la vez que enciende, apaga,

Aquí destruye, allí restaura, ahora enardece, después amaga.

¿Qué será, divino Jesús, mi Nazareno?  ¿Será presencia o será llama?

Amor que me regalas con tanto calor y colorido, que me fundes en Ti

Jesús  Nazareno Bendito

Y me iluminas, haciéndome llegar al infinito.

Antonio Aranda Calvo.

 

 


martes, 21 de marzo de 2023

NOVENA A NUESTRO PADRE JESÚS 20 de marzo Cuarto día: LA FAMILIA A LA LUZ DE JESÚS EN NAZARET.

 



20 de marzo: CUARTO DÍA. NOVENA A NUESTRO PADRE JESÚS EL ABUELO. LA FAMILIA A LA LUZ  DE JESÚS EN NAZARET.

Avancemos en la contemplación de Jesús para un ENCUENTRO PLENO CON ÉL. Nos detendremos en una de sus más bellas facetas de su vida: Jesús escogió para venir a este mundo una familia y después  crecer y desarrollarse en  el hogar de Nazaret. Jesús vivió unos 30 años en el humilde hogar de Nazaret con su madre María y con José, su esposo, que hizo las veces de padre legal, cuidándolo con esmero y delicadeza, colaborando con Dios para sacar adelante a aquel tesoro y mostrarlo a nosotros para imitarlos.  Este sencillo hecho nos muestra, la importancia para Dios de la Familia y del Hogar, ya que el Señor Jesús escogió este medio para su desarrollo Natural, físico, cultural, religioso y humano. Jesús pensó que la familia y el hogar son el mejor ambiente para educar a un niño y desarrollarlo hasta la juventud y la adultez; aunque Jesús fuera el Hijo de Dios, Nuestro Señor se dejó educar por María y José, por sus abuelos, tíos y familiares, quienes ciertamente eran menos que el mismo Jesús, enviado por Dios para nuestra salvación, pero que al tener la misión de educadores en familia Jesús los obedecía y compartía su vida con ellos en todo. En Nazaret llevó, Jesús, una vida sencilla, tanto que sus paisanos se extrañaron, al saber qué hacía obras maravillosas. A Nazaret había llegado la fama  de Jesús: sus milagros, sus Palabras, aquellas respuestas ante los doctores de la Ley, los escribas y fariseos y esto cuando entre ellos había sido un niño como los demás, con sus juegos y sus gracias, y un joven que cumplía sus deberes familiares, religiosos y vecinales. Pero un día, en que Jesús llegó a Nazaret y después de descansar en casa, junto a su Madre, salió a la Sinagoga, rodeado de los discípulos y de gente que le seguían y hablaban maravillas de Él… sus paisanos decían ¿no es este el hijo de María, no conocemos a sus parientes y familia; no os acordáis como él  convivía y crecía entre nosotros? Jesús vivió en Nazaret, en familia, de una manera sencilla y hasta pobre; ayudaba en el trabajo artesano a José, del que se dice era carpintero, y compartía la vida en juegos, fiestas y prácticas religiosas como la gente de su pueblo. Nazaret era un pueblo pequeño y no muy importante, ahora es una ciudad grande; cuando presentaron a Jesús como natural de Nazaret, exclamaron ¿pero de Nazaret puede salir algo bueno? para significar la poca importancia de aquel lugar, sin embargo allí vivió Nuestro Jesús quien nos enseña  a valorar la familia, cuidarla y respetarla. Los padres lo merecen todo de nuestra parte; los abuelos y familiares, también.

El Papa San Pablo VI nos hace esta bella descripción de su estancia en Nazaret: “Nazaret es la escuela donde empieza a entenderse la vida de Jesús, es la escuela donde se inicia el conocimiento de su Evangelio. Aquí aprendemos a observar, a escuchar, a meditar, a penetrar en el sentido profundo y misterioso de esta sencilla, humilde y encantadora manifestación del Hijo de Dios entre los hombres. Aquí se aprende incluso, quizá en una manera casi insensible, a imitar esta vida. Aquí se nos revela el método que nos hará descubrir quién es Cristo. Aquí comprendemos la importancia que tiene el ambiente que rodeó su vida durante su estancia entre nosotros, y lo necesario que es el conocimiento de los lugares, los tiempos, las costumbres, el lenguaje, las prácticas religiosas, en una palabra, de todo aquello de que Jesús se sirvió para revelarse al mundo. Aquí todo habla, todo tiene un sentido. Aquí, en esta escuela, comprendemos la necesidad de la disciplina espiritual si queremos seguir las enseñanzas del Evangelio y ser discípulos de Cristo. ¡Cómo quisiéramos ser otra vez niños y volver a esta humilde pero sublime escuela de Nazaret! ¡Cómo quisiéramos volver a empezar, junto a María, nuestra iniciación a la verdadera ciencia de la vida y a la más alta sabiduría de la verdad divina! Pero estamos aquí como peregrinos y debemos renunciar al deseo de continuar en esta casa el estudio, nunca terminado, del conocimiento del Evangelio. Mas no partiremos de aquí sin recoger rápida, casi furtivamente, algunas enseñanzas de la lección de Nazaret. Su primera lección es el silencio. Cómo desearíamos que se renovara y fortaleciera en nosotros el amor al silencio, este admirable e indispensable hábito del espíritu, tan necesario para nosotros, que estamos aturdidos por tanto ruido, tanto tumulto, tantas voces de nuestra ruidosa y en extremo agitada vida moderna. Silencio de Nazaret, enséñanos el recogimiento y la interioridad, enséñanos a estar siempre dispuestos a escuchar las buenas inspiraciones y la doctrina de los verdaderos maestros. Enséñanos la necesidad y el valor de una conveniente formación, del estudio, de la meditación, de una vida interior intensa, de la oración personal que sólo Dios ve. Se nos ofrece además una lección de vida familiar. Que Nazaret nos enseñe el significado de la familia, su comunión de amor, su sencilla y austera belleza, su carácter sagrado e inviolable, lo dulce e irreemplazable que es su pedagogía y lo fundamental e incomparable que es su función en el plano social. Finalmente, aquí aprendemos también la lección del trabajo. Nazaret, la casa del hijo del artesano: cómo deseamos comprender más en este lugar la austera pero redentora ley del trabajo humano y exaltarla debidamente; restablecer la conciencia de su dignidad, de manera que fuera a todos patente; recordar aquí, bajo este techo, que el trabajo no puede ser un fin en sí mismo, y que su dignidad y la libertad para ejercerlo no provienen tan sólo de sus motivos económicos, sino también de aquellos otros valores que lo encauzan hacia un fin más noble. Queremos finalmente saludar desde aquí a todos los trabajadores del mundo y señalarles al gran modelo, al hermano divino, al defensor de todas sus causas justas, es decir: a Cristo, nuestro Señor 

Nuestra Iglesia y la sociedad deben cuidar mucho de la familia, exigir una legislación siempre a favor de ella, dotarla de los medios para conseguir sus fines. Se debe valorar el matrimonio, ayudar a la procreación y educación de los hijos, y respetar el proyecto de cada familia sobre si mismos; Jesús, obediente a sus padres; de Jerusalén volvió con ellos a Nazaret y permaneció bajo su autoridad. El ejemplo de Jesús sería  suficiente para la valoración de la familia, y además porque es una exigencia ética y moral. Hay un cuarto mandamiento que así nos lo manda: Amor y cuidado a los mayores, hermanos unidos; familias generosas, sin intereses ni envidias, y así nos pareceremos a Jesús en la sencillez, el espíritu de trabajo y la convivencia con los demás.

Antonio Aranda Calvo

 

ORACIÓN.- (San Ignacio de Loyola)

“Tomad, Señor, y recibid, toda mi libertad, mi memoria,

 mi entendimiento y mi voluntad, todo mi haber y poder;

Vos me lo disteis. A vos, Señor, todo lo torno. Todo es vuestro,

disponed de todo según vuestra voluntad,

dadme  vuestro amor y Gracia, que con esta solo me basta”.

 

 

 


EN LA FIESTA DE LA VIRGEN DEL CARMEN 16 de Julio.

  (Dedicado a los fieles de Monte Lope Álvarez en la Fiesta de su PATRONA )   !VIVA LA VIRGEN DEL CARMEN! ¡Virgen del Carmen! Reina de mares...