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viernes, 9 de diciembre de 2022

DOMINGO TERCERO DE ADVIENTO 11 de diciembre de 2022.

 

El Niño Jesús y San Juan

Juan Antonio de Frías y Escalante, Hacia 1668, Óleo en lienzo, 46 cm (H); 122 cm (A), Procedencia: Colección Real. ©Museo Nacional del Prado. 

LECTURAS: Isaías 35, 1-6.10; Salmo 145: ¡Ven Señor a salvarnos!; Carta del Apóstol Santiago, 5,7-10; Evangelio de San Mateo, 11,2-11.        

                

“…Los pobres son evangelizados”

  

A este domingo se le llama “domingo de la alegría”. Ya el Apóstol Pablo nos llama a todos los cristianos, en la carta a los Filipenses (4,4), a “estad alegres, os lo repito estad alegres en el Señor”…e Isaías en la primera lectura que hemos escuchado nos pone como motivo de tal alegría y gozo, la llegada de una Promesa “el desierto y el yermo se regocijarán, se alegrará la estepa y florecerá como flor de narciso, se festejará con gozo y cantos de júbilo”. 

Pero, qué lejos de nosotros está esa alegría; hoy no encontramos motivos para estar alegres…podríamos decir que en la sociedad actual y en nuestra propia vida personal y familiar, la alegría es algo superficial, externa, bastante artificial. Sin embargo en la Palabra de Dios se nos llama a algo más profundo y radical,  porque el motivo de nuestra alegría está en lo hondo del corazón humano, ya que en él late la esperanza de un mundo nuevo, y en el fondo buscamos lo bueno, lo bello, lo verdadero porque Dios sembró su simiente divina en el ser humano y la esperanza ilumina nuestro horizonte; muchos hombres y mujeres tratan de superar la triste situación en que nos dejó el pecado y confían en poder hacerlo porque tenemos un Salvador, Cristo Jesús, el Niño nacido en Belén, el Hijo de Dios, hijo de María la Virgen, nuestro Señor que murió por nosotros y resucitó para darnos esa vida nueva: unidos en una familia de amor, fraterna y solidaria, que mira al Padre del cielo y a los hermanos, siguiendo los mandatos de Dios. 

 

Isaías nos presenta las acciones liberadoras y salvíficas del Señor para con su pueblo; lo hace en futuro, sin que importe la situación actual por difícil y penosa que sea… y es que, el sufrimiento y el dolor no tendrán la última palabra. Dios nos abre al futuro, Él está siempre en nuestra realidad del día a día para dar sentido a la cruz de cada uno, pero, nos llama al futuro, con su Palabra nos abre a un horizonte nuevo, donde brilla la luz, más allá de lo inmediato y tangible, lo cual está oscurecido por el pecado de nuestras pasiones y egoísmos. Isaías habla de una Promesa a los seres humanos y a toda la creación, porque todo será restaurado en Cristo, quien se entregó por nosotros para restaurar todo lo creado y de esa manera nos entreguemos unos a otros en el amor fraterno en favor del débil, del vacilante del que no tiene protección. 

El Apóstol Santiago introduce un tema muy importante en nuestra realidad actual como ciudadanos y creyentes: LA PACIENCIA. Sed pacientes ante el desarrollo de la vida cristiana; sed pacientes ante la venida del Señor, que no fallará; sed pacientes ante la solución de los problemas, sin perder el empeño por llegar y siempre haciendo cada uno lo que debe de hacer (el ejemplo de la siembra y del agricultor nos puede iluminar sobremanera) siempre, desde luego, iluminados por la fe la cual da fuerza a la paciencia y la colorea con la esperanza viva y operante. 

El Evangelio de Mateo que nos alumbra en este Adviento, nos va presentando al “enviado”, cada domingo; en el primero, Jesús ha sido presentado como “Hijo de Dios”. En el segundo el Bautista lo ha presentado como el que ha de venir, ya está ahí, le supera tanto que no es digno de desatar sus sandalias, bautizará en Espíritu y fuego; Él reunirá el trigo y lo separará de la paja. Ahora en este tercer domingo, toma una nueva perspectiva, la dificultad, la duda y el rechazo; Jesús se encuentra con un ambiente en el que se ha extendido la duda sobre su persona y su sobre su misión. ¿Eres tú a quien esperamos, el que ha de venir? Nosotros también podemos preguntar a Jesús con el mismo Juan… y conviene escucharle porque a lo mejor nos hace caer de las ideas falsas que tengamos y ponernos cara a cara con Él. Mirad que el mensaje de su presencia viene también cargado de la inquietud, la necesidad de buscarlo y el deseo de esperarlo, y no lo olvidemos, hacerlo presente. ¿Qué contempláis en Adviento? ¿A quién esperamos y hacemos presente? ¿Cómo puede evangelizar desde la alegría? Miremos lo que Jesús dice de sí mismo, esta Palabra, que es Jesús mismo, nos interpela hoy: 

 “Id y anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo, los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurados los que no se escandalizan de mí!” 

  

San Juan Bautista
Tiziano, Vecellio Di Gregorio
1550 - 1555
Óleo, Lienzo, 195 cm (H); Ancho: 127,5 cm (A)
Procedencia: Museo de la Trinidad
©Museo Nacional del Prado

 

He aquí vuestro Dios. Viene en persona y os salvará. Decid a los inquietos: Sed fuertes, no temáis. Los dominan el gozo y la alegría. Quedan atrás la pena y la aflicción (Is. 35,4.10) Esperad con paciencia y fortaleced vuestros corazones, porque la venida del Señor está cerca. (Santiago). 

Y una pregunta más ¿Tiene el mundo actual, necesidad de Jesús, el Salvador? 

El Mesías que viene es el que evangeliza a los pobres, anunciándoles la liberación de toda esclavitud; viene a devolver al ser humano la capacidad de ver, oír, conocer y amar a Dios y al prójimo como hermano. Viene a darnos la paciencia y fortaleza, el gozo y la alegría, la liberación, que es posible porque el Señor viene en persona, Dios, hecho hombre como nosotros. Emmanuel=Dios con nosotros.

 Así que este domingo ha de despertar en nosotros los sentimientos de alegría y paz, porque Cristo está cerca y libera a los hombres de sus males.  

 Así que todos procuremos un día de regocijo, pero teniendo en cuenta, que Dios hecho hombre es la causa, para los más pequeños, débiles y sencillos. 

Antonio Aranda Calvo. Sacerdote.

 

 

 


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