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viernes, 8 de abril de 2022

Día 10 DE ABRIL: DOMINGO DE RAMOS

 


“Bendito el que viene en Nombre del Señor, Hosanna en el Cielo”


LECTURAS: Isaías 50,4-7; Salmo 22 “Se rebajó, por eso Dios lo levantó sobre todo”. Filipenses 2, 6-11. Evangelio de San Lucas 22, 14- 23, 56. 

 

Entrada triunfal de JESÚS en Jerusalén: La bendición de Ramos, procesión y proclamación del Evangelio nos ha mostrado  el primer paso en la liturgia de este Domingo. Es la entrada de Jesús en Jerusalén entre palmas y olivo, con alborozo y algarabía.  Entendemos que Él nos llama, nos busca, pues va hacia su Misterio Pascual que es nuestra salvación; a ello corresponde nuestra ACOGIDA, una acogida en la alegría, Él nos muestra el camino y nosotros debemos de seguirle con el gozo y la alegría, el agradecimiento y la lealtad que merece la acción del que se hizo como nosotros hasta entregarse a la muerte. Él, Nuestro Señor Jesucristo, resucitó para darnos la vida definitiva ante el Padre Celestial. “Nunca seáis hombres ni mujeres tristes…un cristiano  jamás puede serlo” nos dice el Papa. Debemos seguirle, acompañándole hacia la CRUZ, por el camino del Calvario, pero más aún, es Jesús quien nos acompaña y carga sobre sus hombros la cruz de nuestros pecados ¡Qué bien nos lo muestra la Imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno! Su mirada dulce y compasiva, pero dolorida, a la vez, nos está hablando de Amor, el cual justifica nuestra alegría y la esperanza, que hemos de llevar a todo el mundo. 

 


Entrada de Jesús en Jerusalén
Claudio Coello (Madrid, 1642-1693)
1660 - Óleo sobre lienzo
Museo de la Universidad, Valladolid

  

    Lo segundo que celebramos, ya en este primer día de la Semana Mayor, es la CRUZ, porque Jesús toma la Cruz por nuestros pecados, para limpiar la suciedad de los pecados del mundo, de los de cada uno de nosotros y los lava con su sangre, con su misericordia y en resumen con su Amor.

Buscando su Rostro, tras Él con la CRUZ, llenémonos de Esperanza, pues este Jesús, hermano y Señor nuestro nos abre al horizonte de la vida definitiva, porque “al tercer día resucitará…” Y verdaderamente Cristo Resucitó; si no fuera así,  vana sería nuestra fe, sin sentido nuestro seguimiento, vacías estarían nuestras Imágenes, porque no tendrían significado y pobre ritual sería nuestra liturgia porque sus palabras serían vanas y sus gestos exentos de significación alguna.

    Pero he aquí que CRISTO HA RESUCITADO y la esperanza en ello, nos acompaña desde este primer momento e ilumina nuestra mente y nuestro corazón, hasta el grito triunfante de “HA RESUCITADO”. Desde esa fe y esperanza en la RESURRECCIÓN, nuestra oración individual y comunitaria, las celebraciones litúrgicas, los sacrificios y silencios nos encaminan a la luz gozosa de un Cristo Vivo y Glorioso, quien nos prepara sitio en el Cielo; hasta nuestras Imágenes, bellas y artísticas, nuestro PADRE JESÚS NAZARENO cargado con la CRUZ y su Madre MARÍA SANTÍSIMA, nos lleva hasta el Trono del Padre, para darle Gracias “porque su Amor no tiene fin” y porque ese Amor nos ha liberado del pecado en la Sangre de su Hijo Jesucristo.

Antonio Aranda Calvo. Sacerdote. 



 

 

 

 

 

 

 

 


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