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viernes, 29 de octubre de 2021

DOMINGO XXXI DE T.O. 31 de octubre 2021.

 

 

(LECTURAS. Deuteronomio 6, 2-6; Salmo 17: “Yo te amo, Señor, Tú eres mi fortaleza. Señor, mi roca, mi alcázar, mi liberación”. Hebreos 7, 23-28; Marcos 12, 28-34. )

         “Escucha Israel…” “No está lejos del Reino de Dios”

     La Ley en el Pueblo de Israel tenía una función pedagógica: orientar el corazón y la existencia hacia Dios. Por eso Moisés invitaba al pueblo a “grabar en su  corazón las palabras” que hemos escuchado en la primera lectura  (Dt 6,6). Jesús llevó la Ley a su plenitud en la vivencia radical del amor; un amor que tradujo en su propia vida como misericordia compasiva con los pobres, necesitados y pecadores; “ofreciéndose a sí mismo a Dios” (Hb 7, 27) para “salvar en forma definitiva a los que se acercan a Él” y “para interceder por ellos” (cf. Hb 7,25).  “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo Jesús para salvar al mundo y nadie tiene más amor que quien da la vida por la persona amada…” El precepto del Deuteronomio era conocido por todos los judíos, siguiendo la Ley, lo llevaban ante los ojos, liado al brazo, en las muñecas, en la frente… en los dinteles de las puertas y lo oían continuamente del rabino, del maestro, y en su momento del propio padre: “escucha Israel, el Señor es tu Dios, a Él sólo amarás con toda tu mente y con todo tu corazón…” 


    ¿Cómo un escriba pregunta ahora a Jesús sobre ello? Y no con mala intención, sino con el deseo de clarificar, sobre todo su modo de actuar y enseñar al respecto. Jesús con su propia vida da la definitiva interpretación al mandamiento de la Vida, el único y principal, con el que uno se salva… haz eso y te salvarás… Tú no estás lejos del Reino de Dios.  

    UN ÚNICO MANDAMIENTO… Jesús revela al escriba el espíritu más profundo de la Ley: no hay santidad real sin un amor exclusivo, total y preferente a Dios, y que, al mismo tiempo, es un amor solidario y comprometido con el prójimo. Sin un amor real y concreto por el prójimo (que es imagen de Dios), todo intento de amor a Dios se reduce al plano de las ideas, de las intenciones y de los discursos. Dios ha creado al ser humano a su imagen y semejanza (cf. Gn 1, 26-27) para que toda búsqueda de Dios comience por el rostro y el corazón del prójimo. En el misterio más profundo de cada persona se puede revelar a Dios. En este sentido, el prójimo tiene una función mediadora: es la forma concreta de visibilizar el amor a Dios.   

    El prójimo es un punto de encuentro con Dios en la historia.   

    Jesús centraliza el espíritu de la Ley en un único mandamiento con dos aspectos necesariamente complementarios. El amor al prójimo siempre será el criterio de credibilidad del amor a Dios. En términos del autor de 1 Jn: “El que dice: «Amo a Dios», y no ama a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve?” (1 Jn 4,20).  

    ESTÁS CERCA DEL REINO DE DIOS… todo encuentro verdadero con Jesús es transformante y conlleva una conversión de la inteligencia, de las actitudes y del corazón. La respuesta del escriba denota el inicio de un cambio de la religiosidad aparente, suntuosa. Vacía etc. y a la espiritualidad de la experiencia de Dios que se traduce en gestos concretos de amor, perdón y cercanía… Estos gestos hacen visible y posible el Reino de Dios.  

    La ley y las normas tienen la función de orientar hacia Dios y hacia el prójimo; también iluminan la libertad para que el culto a Dios sea en “espíritu y verdad”, lo que lleva consigo que el vínculo con el prójimo sea en la dignidad, fraternidad y caridad. Elegir Amar a Dios es elegir Amar al Prójimo. Sólo así el Reino se hace presente en la historia y en el corazón humano. El Amor es la Ley del Reino.  

    Antonio Aranda Calvo. Sacerdote. 

 

 


EN LA FIESTA DE LA VIRGEN DEL CARMEN 16 de Julio.

  (Dedicado a los fieles de Monte Lope Álvarez en la Fiesta de su PATRONA )   !VIVA LA VIRGEN DEL CARMEN! ¡Virgen del Carmen! Reina de mares...