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viernes, 31 de diciembre de 2021

DOMINGO II DESPUES DE NAVIDAD. 2 de Enero 2022

 


“El Verbo, LA PALABRA, se hizo carne y habitó entre nosotros”


LECTURAS: Eclesiástico 24, 1-2.8-12; SALMO 147 “El Verbo se hizo carne y acampó entre nosotros”; Efesios, 1, 3-6. 15-18; Evangelio Juan 1, 1-18. 

     

Introducción.-  Dios habla por medio de su Palabra encarnada. Jesucristo es la luz que ilumina en medio de la tiniebla. Pero el drama, tanto ayer como hoy, es que la Palabra no es escuchada y la humanidad prefiere más la tiniebla que la luz. Los creyentes estamos llamados  a ser voz que haga resonar en los oídos y en los corazones al que es la Palabra. Estamos llamados a ser luz, que haga descubrir a la humanidad al que es la Luz verdadera. Es nuestra hora, la hora de la Iglesia, Comunidad Cristiana, que edifica el Reino de Dios a impulsos del Espíritu. Tratemos de profundizar en los valores que nos ofrece la Navidad que estamos celebrando.  

I.- Se nos habla hoy de la Sabiduría de Dios, no de la del hombre. Esa Sabiduría divina a través de la cual Dios mismo se relaciona con el hombre… a través de la Sabiduría Dios realiza cuanto se ha hecho, nuestra misma realidad creada y redimida. Desde una visión cristiana    (la 1ª lectura es del A. T.) la Sabiduría apunta a la PALABRA DE DIOS, AL HIJO ENCARNADO.  

II.- Y planeada así la cuestión nos viene la Carta a los Efesios y nos clarifica: Dios, desde siempre, nos ha contemplado en su Hijo. Dios mira a la humanidad desde su Hijo y por eso no nos ha condenado, ni nos condenará jamás a la ignominia. Hay en el texto toda una “mirada” de Dios cargada de gracia y de amor. Sin la gracia, sin el amor de Dios no podemos tener la experiencia de ser hijos de Dios. La segunda lectura muestra la acción amorosa de Dios como una acción en favor de todos los hombres. Estamos, pues, predestinados a ser hijos. Este es el “misterio” que estamos celebrando en Navidad y por ello el himno de alabaza a Dios que debemos de cantar: cantad, dad gracias de todo corazón, pues que somos hijos…todo lo contrario a ser esclavos, no somos un número más del universo. “En Cristo” somos elegidos y  redimidos.  

III.- Y, finalmente la liturgia nos regala el texto del Prólogo de San Juan, el Santo Evangelio: la página más bella, profunda y teológica que se haya escrito para decir algo de lo que es Dios, de su acción salvadora encarnándose en el seno de María… ese  “EL VERBO SE HIZO CARNE Y HABITÓ ENTRE NOSOTROS”.  Es la Palabra, lo más profundo que Dios tiene, lo más suyo (como sucede en los humanos). Ese Palabra hecha carne era la LUZ del mundo, la manifestación del Amor de Dios con Ella salva. El evangelio de Juan, ha podido introducirse teológicamente en los misterios de la Anunciación y del Nacimiento de Jesús, mediante su teología de la Palabra. También, en nosotros, es muy importante la palabra, como en Dios. Con ella podemos crear situaciones nuevas de fraternidad; con nuestra palabra podemos dar vida a quien esté en la muerte del abandono y la ignominia, o vida a quien esté buscando algo nuevo mediante compromisos de amor y justicia. Jesús, pues, también se ha encarnado para hacer o ser nuestra palabra (que expresa nuestros sentimientos y pensamientos, nuestro yo más profundo, lo que sale del corazón) una palabra de luz y de misericordia; de perdón y de acogida. El ha puesto su tienda entre nosotros... para ser nuestro confidente de Dios. La misión de los Apóstoles era llevar la LUZ de Jesús por todo el mundo, el iluminar con su Palabra a todo hombre…y esta sigue siendo la misión de la Iglesia. Nuestro mundo está acostumbrado a las tinieblas pero desea la LUZ se acostumbraron a las tinieblas, a vivir en ellas, rechazaron la luz, no supieron o no pudieron recibirla;   prefirieron ser esclavos… he aquí el esfuerzo, el empeño que nos aguarda, luchar por iluminar, anunciar su Palabra, llevar esa luz de Cristo, que nos sitúa en la libertad interior, nos hace ver la verdad de Dios, el camino a seguir y la vida que debemos vivir… en una palabra a Cristo Jesús Señor Nuestro. 

 


 La Natividad

BAROCCI, FEDERICO

Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado 

¡Señor! en estos primeros días del año, te pedimos  dejarnos iluminar por tu Palabra, que es la VERDADERA LUZ, que ella nos trasforme como ha sucedido a lo largo de los siglos a todo el que se ha dejado iluminar, que transforme a nuestras familias, nuestra existencia, llenándolas de la única Verdad que es Cristo, que fertilice nuestros corazones para que den el fruto de una vida honesta y honrada, que seamos testigos de Cristo Resucitado y Glorioso y testimonio para nuestros hermanos y para el mundo, la sociedad en la que vivimos… La misión de la Iglesia es Evangelizar y eso mismo es lo que nos corresponde a cada uno de los fieles… ¡ayúdanos ya desde este comienzo de año!, para que al final del mismo podamos recibir el parabién de nuestro Señor “bien, porque ha sido fiel, entra en el Reino de tu Señor”.   

Que la Virgen María, a la que celebrábamos ayer como Madre de Dios interceda por nosotros. Amén.  

Antonio Aranda Calvo. Sacerdote. 


EN LA FIESTA DE LA VIRGEN DEL CARMEN 16 de Julio.

  (Dedicado a los fieles de Monte Lope Álvarez en la Fiesta de su PATRONA )   !VIVA LA VIRGEN DEL CARMEN! ¡Virgen del Carmen! Reina de mares...