LECTURAS: GÉNESIS, 2, 7-9; 3, 1-7.
SALMO: “Misericordia, Señor, hemos pecado”.- ROMANOS 5, 12. 17-19; EVANGELIO DE
SAN MATEO 4, 1-11.
El cristiano está llamado siempre a seguir los pasos del Señor
Jesús, pero de una manera especial y propia en estos 40 días de Cuaresma que
hemos iniciado. Se nos invita en estos días a seguir las
huellas de Jesús y afrontar el combate espiritual contra el maligno, pertrechándonos
con la Palabra de Dios pues “Tu palabra, Señor, es la Verdad y tu Ley nuestra
Libertad”; por ella y con ella podemos conocer su Misterio, el Dios Encarnado,
hecho hombre, Dios y hombre verdadero,
podemos recorrer su Vida en todas
sus etapas, sus Enseñanzas, sus tentaciones, la manera de vencerlas, el Camino
de su Pasión, Muerte y Resurrección. Él nos enseña a amar, entregándose, dando
su propia vida por amor “Nadie tiene más amor que quien da la vida por la
persona amada”; Él nos da ejemplo de su cercanía al más
pobre y necesitado; su compasión y misericordia ante el enfermo, nos muestra el
camino a seguir; su disposición a perdonar al pecador, la llamada a que nos
perdonemos unos a otros, nos habla bien claro que espera de nosotros un corazón
grande para amar, un corazón grande para perdonar; rechaza la hipocresía y la
falsedad y hasta al hipócrita y falso que se mantiene en su obstinación.
Jesús nos enseña hoy, en el pasaje de “las
Tentaciones”, que la Palabra de Dios es
eficaz para vencer todos los ataques que
en esta forma de tentación o en otras varias,
no puedan venir. El “está
escrito” significa la Palabra de Dios que se contiene en las Sagradas
Escrituras, que debemos leer frecuentemente
y las cuales deben ser alimento y norte de nuestra vida.
Las dos primeras lecturas de este día nos invita a valorar el proyecto de vida y amor que se manifiesta en la creación; los capítulos 1 al 3 del Génesis son un canto a la Vida como fruto de la voluntad gratuita y amorosa de un Dios que goza con su obra, se alegra del orden y concierto de la misma “Y vio Dios que todo era muy bueno” y concluyó descansando y paseando por el jardín del Edén con el hombre, hecho a su imagen y semejanza. Eran como amigos que al fresco de la tarde pasean juntos y gozan de la vida, tanto que no caben de contento. Dios ama su obra tanto que se entristece cuando el ser humano rompe con Él; su dignidad le lleva a poner un castigo ¿“cómo es que os escondéis de mí”? ¿Quién os ha enseñado a tener vergüenza entre vosotros mismos? Y ahí tenemos el texto de San Pablo a los Romanos 5, 12-17.19 en el mismo momento de la ruptura (pecado de Adán y Eva) Dios ya encuentra una solución aún más maravillosa que la primera creación. Pablo nos recuerda que en Jesús se nos da la vida y la gracia “si por el delito de uno la muerte inauguró su reinado, con cuanta más razón los que reciben a raudales el don gratuito de la justificación reinarán en la vida gracias a uno solo, Jesucristo”, lo cual exige de nosotros apertura y disponibilidad y no perder el don de esa segunda creación.
Jesús
se deja tentar ante una necesidad natural, el pan como alimento natural, pero
el tentador quiere someter su voluntad a ello y utilizar su condición de Hijo
de Dios para resolver lo que puede hacerse humanamente… Tentación es resolver
un problema humano a través de algo extraordinario como transformar las piedras
en pan. Jesús puede resolver humanamente el problema. Hoy también podemos creer
que el poder, el dinero o el saber van a resolver nuestras necesidades
mágicamente. La segunda tentación pone el acento en la absolutización de sí
mismo. Trata de que su condición divina la someta al aplauso y el honor…También
será la palabra de Dios la que venza: “si eres el hijo de Dios”. Jesús vence
esta tentación clarificando quien es. Por último Jesús afronta el desafío del
poder, la posesión, los bienes materiales en beneficio propio. Jesús invita a
reconocer que la salvación es don de Dios, que sólo Él merece el honor y la
gloria. Jesús nos enseñó que el camino de la gracia
se da a través de la entrega y el amor como servicio. Que desde la experiencia
de Jesús crezcamos y maduremos en esta entrega de la vida.
Señor! Nos ofreces la Cuaresma para que en
ella podamos tener una experiencia de encuentro contigo y en él aprendamos a
hacer frente a las tentaciones como Tú. Jesús ayúdanos a
superar las duras pruebas que podamos encontrar en la vida, pues bien sabes que somos débiles y perezosos.
Antonio
Aranda Calvo. Sacerdote.