Hablábamos
ayer de NUESTRO ENCUENTRO CON JESÚS, pero debe quedar bien claro que Él quiere
encontrarse también con nuestros hermanos. Por eso hoy, nuestro Jesús llama al
corazón, pone ante nuestros ojos la realidad que nos circunda, el olvido de
Dios, cómo se pasan por alto su Palabra y Mandatos, se vive como si no
existiera. Jesús quiere, hoy, salir desde corazón para llegar al de nuestros
hermanos; nuestra misión es dejarle salir, más aún, hacerle salir y darlo a
conocer, llevarlo a la vida de los
demás. Cada uno de nosotros, hombres y
mujeres, jóvenes y menos jóvenes, cristianos cofrades, hemos de llevar a Jesús al corazón de los hermanos.
Jesús nos lo pide y será un signo de nuestro amor a ellos, no solo socorrerlos
en lo material, sino también en lo espiritual y religioso, hasta que descubran
la realidad de la fe, y con ella se
relacionen con el Dios verdadero y la propia vida de seres humanos encuentren
el sentido y las respuestas a las preguntas más hondas “de dónde vengo, cual es
el fin de mi vida, qué hay más allá de esta realidad tangible, el sentido del
dolor y de la muerte”. Señor Jesús, Padre Jesús Nazareno, quiero que te
encuentres con mis hermanos en lo más hondo del corazón, porque ahí y no en
apariencias y formas externas se da el verdadero encuentro con el Dios
verdadero. Deseamos que todos nuestros hermanos te reciban como el camino, la vida y la vida. Tú Jesús, nos dijiste: “Id
al mundo entero y llevad mi persona y mensaje a todos los hombres” Ante tu
Imagen manifiesto que quiero darte a conocer, ser apóstol, misionero que te
proclame y te lleve por medio del mundo, que la gente te quiera, que cumplan
tus mandatos y perdonen, aún a los enemigos, porque Tú, Jesús, así lo
hiciste. Si te tenemos por Padre y
Señor, no podemos menos que obedecer tus mandatos, porque en ello va nuestra
vida, nuestra realización de seres humanos, la construcción de una sociedad
digna y justa. Jesús, tú eres la luz que ilumina las oscuridades de la noche en
que se encuentra el ser humano: Tú eres el enviado de Dios y nos lo das a
conocer como Padre lleno de Amor y Misericordia; nos invitas a entrar en su Reino,
en realidad Tú, Jesús nos hacer vivir ya ese Reino… Tú eres Rey, pero no de
este mundo, sino de la comunidad que viva el Amor de ese Padre. Y en realidad
Tú mismo, Mi Jesús Nazareno eres el Amor, porque Dios es Amor, Tú eres entrega
total, misericordia y perdón, pues así es nuestro Padre Dios. Padre Jesús, te
seguiré como cristiano cofrade, no solo llevando la medalla, la túnica, la
vela o el cetro; no sería verdadero
cofrade de corazón con solo ser promitente, hermano distinguido o directivo.
Tú quieres que te conozca, que te ame y siga con el corazón y
las buenas obras. En el segundo día de Novena nos pides tenerte muy dentro del
corazón, pero además, y es lo mismo de importante, que te demos a conocer con
la palabra y el ejemplo, para que te sigan quienes viven al margen de Ti; Jesús
Tú nos
quieres verdaderos cristianos que no nos avergoncemos de serlo. Cofrades
que seamos amigos tuyos, que te llevemos impreso en el corazón, como la
Verónica, o mostrándote en medio del mundo como San Juan que extiende su mano
para señalar, a quien quiera verlo, a Jesús Nazareno; Tú quieres que sirvamos a
los hermanos más pobres, enfermos y necesitados, los incluidos en las Obras de
Misericordia y que tan claramente nos presentan los Evangelios, sobre todo en
el modo de actuar de nuestro Jesús. Quieres que
hagamos llegar a nuestros hermanos, tu cercanía, tu mirada amorosa,
que les haga ver como llevaste la CRUZ
por todos y también por ellos. Jesús nos pide compartir, abrir el corazón,
derramar amparos y atenciones sobre todos; Jesús también quieres, que mostremos
tu persona, tus enseñanzas y tu ejemplo, a aquellos que, teniéndolo todo, les
falta la fe en Ti y por ello les faltaría fuerzas para desprenderse de sus
bienes en favor de quienes lo necesitan. Puertas abiertas, las del corazón para que nadie sea despreciado;
puestas abiertas de templos e instituciones religiosas que serán signo de una Iglesia al servicio de toda la
sociedad. Hemos escuchado en el Evangelio una parábola con la que Jesús quería
poner en evidencia que una persona no es más por lo que tiene o posee, ni
siquiera por la posición que tengan en el campo religioso, o cómo pueda creerse
ante Dios, más bien si ante Dios te presentas humilde y pecador, necesitado de
su amor y de su perdón estarás justificado. Nuestros hermanos deben saber, y
nosotros hemos de darle ejemplo en ello, que a Dios no le gustan las
apariencias, sino la actitud de corazón, le gusta que le amemos sincera y
gratuitamente, como Él nos ama a nosotros. Ayudar a quitar de la mente de los
hermanos ideas falsas de Dios es un deber y para ello mostrarles con nuestra
propia vida y comportamiento que lo único importante es el amor, el perdón y la
misericordia. Qué hacer para que mis compañeros, comenzando por los más
cercanos, los mismos cofrades, qué hacer para que se encuentren con Jesús. Cada
cristiano, individualmente, los grupos, asociaciones, las cofradías como
organizaciones cristianas, todos a una, hemos de avivar el espíritu misionero y
de apóstoles que anida en nuestro corazón desde el bautismo. Hay que
organizarse, hacer proyectos, seguir la vida de la Diócesis en la juventud, los
equipos de matrimonios. Hay que potenciar
las cofradía en aquello que les es esencial: Dar testimonio público de
Jesucristo, lo cual implica las manifestaciones públicas de la Procesión
propia, pero va mucho más allá: la vida de cada cofrade, la unión entre todos
como hermanos, formando una familia, tanto como para poder decir a quien
quisiera ser cristiano y no supiera cómo, “venid y veréis” y que entre nosotros
pudiera salir diciendo como aquellos romanos de los primeros siglos… “tendrán
algunos defectos, pero mirad cómo se quieren y ayudan aún a los que no
pertenecen a su grupo. Queda expresado nuestro compromiso en este segundo día
de Novena, pero queda en el aire una pregunta
¿Quién es ese Jesús?... Él mismo nos puede preguntar, ¿vosotros
quien decís que soy Yo? Y detrás de la voz de Jesús está, también, la de muchos
amigos, vecinos, conciudadanos que nos ven metidos en estas cosas religiosas
de cofradía, de iglesia… y pueden
preguntarnos: ¿Qué decís vosotros de Jesús? De ese Jesús representado en
nuestra Imagen tan querida del Abuelo, ¿Quién es? ¿Qué dices de Él? Quién es ese Jesús que aparece en todos los
hogares de Jaén, en comercios, bares, restaurantes, que da nombre a este
contorno donde se ubica la casa de siempre de Jesús, (Carrera de Jesús, Cañuelo
de Jesús, Cantones de Jesús, Camarín de Jesús, La Calle de Jesús, Fuente de
Jesús y cuando se agota el repertorio aparece la Calle de Frente a Jesús.
¿Quién es ese Jesús, al que acompaña una preciosa y exigente leyenda, historias
de milagros, curaciones de epidemias… ¿Quién es ese Jesús cuya Imagen tiene
levantada a la Ciudad de Jaén la noche del Jueves Santo, de modo la MADRUGADA
YA SE SABE LO QUE QUIERE DECIR, pues en Jaén solo hay una madrugada, “la de
Jesús”
Veamos en los días siguientes cómo nos
acercamos a Jesús para conocerle, amarle y seguirle. Nos importa todo sobre
Jesús, pero sobre todo, hemos de llegar a esta inquietante y comprometedora
pregunta ¡QUIEN ES JESÚS PARA MI! En esta Novena nos lo pregunta Jesús a cada
uno y a cada una, a la Cofradía, a los devotos que cada día vienen al Camarín y
se postran y miran y contemplan fijos los ojos en esa bendita Imagen porque
dentro de ella está. ¡Ojalá podamos decir como un día Pedro ¡¡¡Señor Jesús, mi Jesús, Tú lo sabes todo,
Tú sabes que te quiero¡¡¡ Es quien llena mi vida, es quien se ha entregado por
mi hasta la muerte, se ha hecho como yo para que yo pudiera llegar hasta él,
hijo de Dios, mi amigo, amigo que nunca falla, es mi Señor, es mi Dios. Y eso
que es Jesús para mí, he de comunicárselo a mis hermanos, de palabra, con el
ejemplo con mi estilo de vida.
“Compromiso de amarte siempre”
Siempre
te amaré, luz resplandeciente,
Melodía
sonora, agua del mar,
Movimiento
sereno, susurro de amores,
Plateada
luna, sol de los soles.
Siempre
te amaré, espacio inmenso,
Cercanía
ansiada, fuerza que me atrae,
Caricia
y mirada, suave presencia,
Abrazo
y encuentro, latido del corazón.
Siempre
te amaré, tierra, mar y cielo,
Estrellas,
luceros, peces y marinos,
Animales
salvajes, manantiales, flores,
Rosas
y claveles, romero y tomillo.
Siempre
te amaré, voz y respiro,
Balbuceo
de niño, suspiro de amante
Palabra
y llamada, sonrisa y quejido
Limpia
mirad ¡siempre te amaré!
¡Ay!
Profundo del corazón!
Pero
nada comparado a Ti, mi Dios:
¡Siempre
te amaré, Dios Padre Eterno!
Antonio
Aranda Calvo.