La vida un regalo
Plantado en la tierra… muy cerca del agua,
bañado del sol…
crecía el árbol, lozano y gozoso…
derramando sombras y regalando frutos
de dulce sabor.
miraban al árbol, frondoso,
cargado de hojas,
de ricos alimentos,
cobijo de caminantes, cansados de andar…
Tantas miradas llenaban aquel corazón de madera,
sentía el contento y la paz,
todo irradiaba felicidad,
pues el árbol cada día,
alegraba más, nuestro bello jardín.
Pero una mañana comenzó a entristecerse…
- Las hojas perdieron color
- Las ramas se hicieron más secas
- El tronco perdía vigor…
Se perdían, la alegría del jardín, las sombras…
el lugar en que jugaban los niños, el comedor de la
familia y amigos, el lugar de descanso y solaz
el rincón de los mayores.
Se perdían, la alegría del jardín, las sombras…
el lugar en que jugaban los niños, el comedor de la
familia y amigos, el lugar de descanso y solaz
el rincón de los mayores.
Se perdían, la alegría del jardín, las sombras…
el lugar en que jugaban los niños, el comedor de la
familia y amigos, el lugar de descanso y solaz
el rincón de los mayores.
Esto pasa cuando al hombre le falta la Gracia, la Luz, la Fuerza de Dios: Entonces tu ser languidece, te mueres, te apagas… y ya, sólo, estorbas en aquel jardín…
Pero en nuestro caso, un hombre que es Dios, se clavó al madero… y al que estaba muerto lo resucitó.
¡Él es nuestra vida…!
¡No nos dejes, Señor, que si Tú nos dejas ¿qué sería de nos? ¡Llévame contigo, Amigo y Señor!
Antonio Aranda Calvo. Sacerdote.
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