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viernes, 10 de diciembre de 2021

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO 12 DE DICIEMBRE 2021.

 


¡Estad alegres, pues llega el Señor a quien seguimos!

LECTURAS: Sofonías 3,14-18; Salmo Isaías 12, 2.3.4. Gritad jubilosos ¡qué grande es en medio de Ti el Santo de Israel! Filipenses, 4, 4-7. Lucas 3,10-18.

    La experiencia gozosa de aquel pueblo sencillo y humilde, del resto de Israel que aún confiaba en Dios y que nos ha presentado el Profeta con tintes de ternura y con un entusiasmo nuevo, es la invitación que se nos hace desde su actuar en la historia de Israel, es la alegría jubilosa con que nosotros debemos vivir el momento presente… a pesar de las muchas dificultades y contrariedades, podemos exclamar: ¡Regocíjate, grita con júbilo el Señor tu Dios está contigo…¡Estad alegres, llega el Señor al que seguimos! ¡Nos trae la Salvación!

    Todos sabemos que las alegrías de este mundo son perecederas y muchas veces terminan en decepción, pero la alegría de la fe lleva consigo algo distinto, un fundamento sólido en el que se apoya, y es la confianza en Dios, nuestro Creador y Señor, el cual no nos falla. La alegría de la fe no la reserva el Señor para el futuro. El Dios de la historia quiere la vivamos ya desde ahora, aunque aparezca entretejida de tristezas y gozos. Como la vivió Jesús, manso y humilde de corazón, encarnando en la ambigüedad de este mundo la justicia del Reino. ¡Lejos de la alegría está la evasión y el repliegue sobre uno mismo! 

    Es cierto que estamos salvados en esperanza (Rom. 8,24), pues solo Dios tiene las riendas de nuestro destino. Pero no es menos cierto que la esperanza se cultiva en las pruebas de una convivencia despierta y solícita, reflejo de la armonía de la creación. Es ahí donde saboreamos la verdadera alegría de los hijos de Dios, poniendo en primer término los derechos más fundamentales de las personas.

    ¿Qué tenemos que hacer? preguntaban a Juan el Bautista en aquel momento de expectativa y de tensión por los acontecimientos que sucedían… y Juan, fiel a su misión, respondía contundentemente a cada grupo que se le acercaba y según su propia condición

 
 - A todos pedía solidaridad con los necesitados…

- A los cobradores de impuestos que fueran leales y honestos en el desempeño justo que desarrollaban…

- A los constituidos en autoridad, que no se aprovecharan de nadie, sino que sirvieran desde su poder…

    En fin, ejemplos que expresan la actitud evangélica frente a las actuaciones inhumanas de quienes viven a costa de los demás. Es así también como Juan se presenta a favor de los humildes y los sencillos, a los que Dios nunca abandona como desconocidos, quiere Dios que la fe y la esperanza en Él se traduzca en un estilo de convivencia y cercanía, en un servicio que reivindica la justicia en defensa de los más indefensos y los necesitados

    Nosotros, pequeño grupo de creyentes, deberíamos ser el mejor símbolo y estandarte de la presencia del Señor en medio de su pueblo, dispuesto a reivindicar su justicia salvadora para con los más indefensos. ¡Cómo no alzaría la voz para prorrumpir en un grito esperanzado de júbilo y alegría! La salvación de Dios hunde sus raíces en el Amor imperecedero de Dios a la humanidad. Vivamos la gozosa alegría de la Salvación En la exhortación de Pablo, ese estad siempre alegres en el Señor; os repito, estad alegres, resuena el eco de aquel alégrate del anuncio del ángel Gabriel a María, ensimismada en la presencia del Señor (Lc 1,28), la pobre y humilde mujer nazarena en la que culmina el mensaje profético. Esta alegría es la que quiere el Apóstol que reine en la comunidad de Filipos como actitud, llevando a gala el trato afable y exquisito con los demás. Y con una actuación coherente: Tomad en consideración todo lo que hay de verdadero, de noble, de justo, de limpio, de amable, de laudable, de virtuoso y de encomiable. Podemos recordar al Bautista ¿qué tenemos que hacer? 

    En fin, Jesús quería para sus discípulos, sus amigos, la alegría completa. El gozo de saberse queridos, como él, por el Padre Dios. Una alegría no sustentada en vanas y pasajeras satisfacciones personales, sino edificada sobre la misma flaqueza y debilidad humana. Y es que la alegría del Espíritu entra en el corazón que se abre por la fe al misterio pascual de la Vida en la muerte, Misterio que celebramos ahora en la Santa Eucaristía. Un Don de Dios en el que ya no cabe temor alguno.

Antonio Aranda Calvo. Sacerdote.

 

 

 


EN LA FIESTA DE LA VIRGEN DEL CARMEN 16 de Julio.

  (Dedicado a los fieles de Monte Lope Álvarez en la Fiesta de su PATRONA )   !VIVA LA VIRGEN DEL CARMEN! ¡Virgen del Carmen! Reina de mares...