LECTURAS:
Isaías 50, 4-7; Salmo 22 “Dios mío, Dios
mío por qué me has abandonado?”; Filipenses 2,6-11; Evangelio de San Mateo,
27,11-54
Con el domingo de Ramos comienza la Semana Santa. En este domingo la Iglesia conmemora:
1.- La
entrada triunfal de Jesús en Jerusalén para dar cumplimiento a su Misterio
Pascual.
2.- La
bendición de los Ramos, Procesión y Proclamación del Evangelio, celebrándose a la vez la alegría de ser
proclamado, como “quien viene en nombre del Señor”, presagio del triunfo real
de Cristo; y
3.- El dolor de su muerte inminente en la cruz.
La celebración de la Santa Misa con la lectura de la pasión, anuncio del Misterio Pascual, que se realiza a través del misterio de su muerte y resurrección.
Una celebración de contrastes, que nos hace
tomar conciencia a los cristianos de acoger a Jesús con júbilo en nuestra vida
y que no nos exime de reproducir, de un modo u otro, su proceso pascual de
muerte y resurrección. Con su ejemplo,
el Señor nos enseña, que vivir la fe es anteponer la voluntad del Padre a la nuestra. Es
confiar nuestra vida en sus manos. Que esta Semana Santa que hoy
comenzamos sea una profunda experiencia de renovación en la fe.
Lo segundo que celebramos es la CRUZ, porque Él la toma por nuestros pecados, limpia la suciedad de los pecados del mundo y de los de cada uno y nos lava con su sangre vertida en la CRUZ.
Lo
tercero es que tras el Rostro de Cristo, con la Corona de Espinas, las llagas y
los maltratos, está la llamada a la ESPERANZA,
pues Él nos ha prometido que al tercer día resucitaría. Y así es, Resucitó para
nuestra salvación. Desde esta esperanza, nuestra oración individual y
comunitaria, las celebraciones litúrgicas, los sacrificios y silencios con los
trabajos de cada día nos encaminan y han de prepararnos a la Resurrección.
También Nuestras Imágenes, bellas y artísticas, Ntro. P. Jesús y María Santísima
nos pueden llevar al trono del Padre para darle Gracias, “porque su Amor no
tiene fin” y porque ese Amor nos ha liberado del pecado en la Sangre de su Hijo
Jesucristo.
Antonio
Aranda Calvo. Sacerdote.
No hay comentarios:
Publicar un comentario