LUNES, MARTES Y MIÉRCOLES SANTOS. TRES DÍAS QUE PODRÍAN SER DE RECOGIMIENTO, ORACIÓN Y BUENAS OBRAS.

 

¿Qué se celebra el Lunes, Martes y Miércoles Santos? 

Lunes Santo.- Se medita el Evangelio de la unción en Betania  (Juan 12, 1-11). Pocos días después de la resurrección de Lázaro, su hermana María, en muestra de gratitud, unge los pies de Cristo con un perfume tan caro que equivalía el salario de un obrero de un año. En sintonía con el estilo de Jesús y su mensaje, nosotros que somos testigos de las heridas dolorosas de muerte, guerras, hambre, infanticidio, pueblos infra desarrollados…, a la vez que besamos las heridas del Crucifijo, sintamos el dolor de nuestros hermanos más necesitados y en nuestros planteamientos individuales y comunitarios, veamos qué hacer.  

Martes Santo.- Se conmemora el momento en que Cristo reveló que uno de sus apóstoles lo va a traicionar, señalando a Judas. Así también se recuerda que Cristo le anunció a San Pedro que lo negaría tres veces antes que cante el gallo, (Juan 13, 21-33.36-38). Se muestra a un Cristo que tiene paciencia ante las debilidades y pecados de sus apóstoles. No castiga a Judas ni recrimina a Pedro. Los ama, a pesar de lo que sucederá, cómo lo hace muchas veces con nosotros. Hoy pide el Papa Francisco que pidamos al Señor por los Obispos, también sacerdotes y diáconos, habiendo sido llamados y elegidos como Judas, podemos caer en la infidelidad que nos asemeje a él.    

Miércoles Santo.- Los tres días se habla de Judas en el Evangelio. Hoy, Miércoles, Judas busca el modo de entregar a Jesús, (Mateo 26, 14-25). Por dinero hizo Judas su gran traición, ¡veamos nuestro corazón! No sea que por dinero y lo que eso significa (poder, placeres y sexo…) seamos capaces de vender a nuestros amigos, familia y así llegar hasta la traición a Nuestro Señor Jesús. Él te llamó Maestro pero, Tú Jesús, ya no estabas en su corazón; recibiste un beso de sus labios, acercando su rostro al Tuyo Santísimo (Santo Rostro)  pero ya había huido de ti, poniendo una gran distancia entre discípulo y Maestro, solo unidos todavía por la GRAN MISERICORDIA DE JESÚS. ¿En qué nos asemejamos a Judas en nuestro quehacer diario? 

 

Antonio Aranda Calvo. Sacerdote.