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viernes, 21 de mayo de 2021

PENTECOSTÉS 23 DE MAYO 2021-05-14

 


            "Recibid el Espíritu Santo" 

 (Lecturas: Hechos de los Ap. 2,1-11; 1ª Cor. 12, 3-7, 12 y 13; Juan 20, 19-23) 

        La celebración de la Pascua del Espíritu Santo es el momento  culminante de la misión de Jesús: Él venció la muerte y, resucitado, subió al Cielo hasta la “derecha del Padre”; ahora hay que continuar la misma misión en nuestro mundo a través de su Iglesia. El mismo Jesús, resucitado, fue preparando a sus Apóstoles y primeros seguidores (la  Iglesia) con delicadeza y gran interés para la misión que estamos celebrando; en esta solemnidad se nos ofrece un fuerte impulso hacia metas siempre nuevas y cada vez más atrayentes. El misterio del Espíritu Santo, inabarcable en toda su profundidad y grandeza, nos incita a continuar ahondando en él para vivirlo en alabanza y bendición incesantes al Padre y al Hijo, quienes nos lo envían.  

En la Liturgia de esta Solemnidad, ayudados por la fe, se nos presenta una lluvia de imágenes que nos sirven para contemplar lo que llevamos dentro, como bautizados, y que nos es tan íntimo como nuestro propio ser: EL ESPÍRITU DE DIOS. Todas estas representaciones que APARECEN en la liturgia nos ayudan a penetrar hasta el núcleo de la realidad simplicísima del Espíritu Santo. Bien sabemos que a ese misterio, simple y uno en sí, sólo podemos llegar desde lo diverso y desde las imágenes, camino para intuir el misterio de Dios, Unidad en la Trinidad.  

Veamos estas imágenes: la luz, el fuego, el calor; el agua; el aire, viento, brisa, aliento… todas ellas materiales, pero que tienen un significado que clarifican el misterio que celebramos: QUE ES EL ESPÍRITU.  

 

Pentecostés
EL GRECO
Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado


  • La luz, el fuego, el calor: El Espíritu Santo, igual que el fuego, dispone hogares de familia, luminosos y bien caldeados, con vocación de comunidad en la que ningún redimido permanezca a la intemperie. El corazón de esta brasa, está compuesto íntegramente de amor. La luz ilumina los corazones, el fuego da fuerza, nos impulsa a las buenas obras, nos caldea, como un sol que no conoce desgaste, ni ocaso.


  • El agua, elemento tan presente en la naturaleza, sin el cual no hay vida, hace presente la fecundación de la tierra, con ella se restablece la vida…: El Espíritu Santo unifica a los creyentes, a semejanza de la magnitud del lago, que se forma como resultado de innumerables gotas. La energía unificadora del Espíritu, como la del agua, mueve, produce vida, apaga la sed, lava, riega, alegra con su rumor inimitable, embellece, descansa, proporciona vías para arribar a deseados puertos.


  • El aire, el viento, la brisa: El Espíritu Santo, como el aire o el viento, se deja sentir de muchas maneras; no se le ve, es casi imperceptible, sutil, más leve que grave, a manera de brisa, claro, noble, inmenso; el aire es vehículo de la palabra. En circunstancias sopla con fuerza, levanta oleaje, transporta humedad saludable, arrastra las nubes y hasta las disipa. Es origen de fuerza invisible, mueve, aleja la atmósfera contaminada, prepara la tierra para la siembra, madura las cosechas, surca el firmamento, lo llena todo hasta lo más recóndito, aunque sea menos perceptible que los demás elementos.


El Espíritu esta expresado en todo lo dicho; en una palabra, lo que es el alma para nuestro cuerpo, es el Espíritu para el Cuerpo eclesial y para cada uno de los integrantes.


     El  Espíritu en comunión con el Padre y el Hijo, enviado por  Jesús, que es nuestra cabeza, no deja de alentar a los miembros, que somos nosotros y nos proporciona siempre aires nuevos. En Él está la vida que ha comenzado en las fuentes bautismales, que se reafirma y fortalece en la Confirmación y se alimenta en la Eucaristía. Del Espíritu manan los carismas con que se enriquece la Iglesia, impregnados todos de amor, que son como llama viva e inextinguible. Y el mejor de los carismas es el AMOR, y desde él todos ellos son caminos de santidad para todas las naciones. 
 
    El Espíritu con todas sus manifestaciones continúa en el hoy de la historia realizando aquellas maravillas que se exteriorizaron en el primer Pentecostés; aunque el modo sea distinto, la presencia de la Vida está ahí. 


Antonio Aranda Calvo. Sacerdote. 

Oración al Espíritu Santo:  

Ven, Espíritu Divino manda tu luz desde el cielo.   
Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido;  
luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.  
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, 
 tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,  
gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.  
Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos.  
mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; 
 mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.  
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo,  
lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,  
doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.  
Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; 
 por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito;  
salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. 

 Amén.  

 


 

Pentecostés
Palomino Y Velasco, Acisclo Antonio
Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado

viernes, 14 de mayo de 2021

ASCENSIÓN DEL SEÑOR 16-III-2021

 

(Lecturas: Hechos 1,1-10; Efesios 4, 1-33; Marcos 16, 15-20).

La Ascensión del Señor marca una etapa nueva y definitiva para los apóstoles, para la Iglesia que se inicia. El Señor resucitado sube al cielo para interceder por todos  ante el Padre. Este hecho es narrado en la primera lectura subrayando el estupor y asombro de los apóstoles (1L). En la segunda lectura, Pablo insiste en la necesidad de comportarse adecuadamente conforme a la vocación, pues a cada uno se le ha dado la gracia en la medida del don de Cristo. El Evangelio insiste en la misión que Jesús confía a los suyos; se trata de un verdadero mandato apostólico: Id y predicad.  Los Apóstoles: 1º.- deben esperar para ser revestidos del Espíritu Santo y 2º.- deben  dar continuidad a la obra de Cristo, que no es otra más que la Iglesia, su cuerpo. 

SIGNIFICADO DE LA ASCENSIÓN  

1. Subió a los cielos. El evangelio de Marcos, nos lo ha dicho claramente: "El Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al Cielo y se sentó a la diestra de Dios". Desde la resurrección el cuerpo de Jesús estaba glorificado; sin embargo, durante los cuarenta días en los que se aparece a sus discípulos, su gloria, aún permanece velada bajo los rasgos de una humanidad ordinaria, no obstante los milagros que realizara. La última aparición de Jesús termina con el ingreso irreversible de su humanidad en la gloria divina. 

Esto es lo que propiamente celebramos, 

* ¡Cristo ha subido a los cielos!La Ascensión del Señor. Las apariciones de Jesús mostraban a los discípulos la Victoria de Cristo sobre el mal y la muerte, y la seguridad de que ellos no habían corrido en vano al creer en Jesús, en el Evangelio, en la Buena Noticia de la que ahora reciben la misión que compromete toda su vida futura. 

* Jesús se despide definitivamente de ellos, pero al mismo tiempo Jesús se queda  con ellos hasta el fin de los tiempos. Jesús ha alcanzado su fin: vive y reina con Dios Padre. “Sentarse a la derecha del Padre significa la inauguración del reino del Mesías. La Iglesia ha comenzado su marcha: A partir de este momento, los apóstoles se convirtieron en los testigos del "Reino que no tendrá fin" (C.  I.  C.  664). El Señor se ha ido para prepararles un lugar (Juan 14, 2) El fin de Cristo, es también el fin de ellos, de la Iglesia, Se dan cuenta que no todo termina en la muerte, sino en la comunión eterna con Dios. Por una parte podrían estar tristes; pero por otro lado se sienten felices por el triunfo y la permanencia del Señor: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. 

2.- Testigos de Jesús. Jesucristo comunica a sus discípulos el deber de anunciar a todos los hombres el Evangelio, dar continuidad a su Obra. En adelante él obrará a través de ellos y de sus sucesores. Esta misión sigue hoy vigente y la Iglesia tiene el deber siempre de evangelizar y anunciar la Salvación por Jesucristo. La esencia de este evangelio es que “Jesús de Nazaret es Cristo el Hijo de Dios, que en él tenemos la salvación y la plena revelación de Dios; El que ve a Cristo, ve al Padre”. Dios se ha manifestado, al hombre por amor. Los hombres estaban necesitados de salvación y Dios envió a su Hijo para salvarlos. En Cristo tenemos el acceso al Padre.  

A partir de la Ascensión del Señor, los discípulos tuvieron que pensar profundamente sobre este encargo apostólico. Ciertamente sólo con la Venida del Espíritu Santo, recibirán la fortaleza para ser verdaderos testigos, pero ya desde el primer día de su llamada, Jesús los convocaba para “que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar”. La fiesta de la Ascensión subraya este mandato misionero.  


  Ascensión del Señor
Lanchares, Antonio De
Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado

 Sugerencias para la reflexión:

1. La fiesta de la Ascensión del Señor es una invitación a: 

  • Levantar la mirada al el cielo,  donde está Cristo cabeza,  entrará también el cuerpo de Cristo la Iglesia: Esperanza.
  • Aunque nuestra mirada esté fija en el cielo, debemos poner las manos y el esfuerzo en esta tierra que sigue teniendo necesidad de nuestra aportación como hombres y como hijos de Dios. Hemos de construir la “civilización del amor” y “dar razón de nuestra esperanza a todo aquel que nos la pidiere” El cristiano debe ser un hombre de esperanza y de luz en medio de un mundo cargado de tinieblas. 
  •  “La evangelización comprende  la predicación de la esperanza; la predicación del amor de Dios para con nosotros; de nuestro amor hacia Dios; del amor fraterno para con todos los hombres —capacidad de donación y de perdón, de renuncia, de ayuda al hermano— que por descender del amor de Dios, es el núcleo del Evangelio; la predicación del misterio del mal y de la búsqueda activa del bien” Subrayar estas dos notas: 1º.- El propio testimonio en la acción del evangelizador. 2ª.- La necesidad de un anuncio explícito del mensaje de la evangelización. “Oportune et inoportune” allí donde la providencia nos ha colocado y llamando a nuestros hermanos a la Misión. 

·         Según San Pablo: “resucitados con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios”  (1) 

(1) En un mundo como el nuestro en el que el avance tecnológico es formidable y en el que las posibilidades de manipulación se han extendido casi sin límites a todos los sectores de la existencia humana, se hace presente un cierto temor. El temor de que todo este avance se vuelva de algún modo contra el mismo hombre. “El hombre por tanto vive cada vez más en el miedo. Teme que sus productos, naturalmente no todos y no la mayor parte sino algunos y precisamente los que contienen una parte especial de su genialidad y de su iniciativa, puedan ser dirigidos de manera radical contra él mismo. Estas palabras de la Encíclica de Juan Pablo II (R. H. n. 15) nos invitan a estudiar el problema en toda su profundidad.A la par del avance tecnológico, debe existir un verdadero desarrollo de la ética y de la moral. Sólo respetando las leyes de su creador, el hombre podrá llevar a cabo realizaciones dignas de su vocación y misión. Cuando el hombre se separa de la ley divina y de los dictámenes de la recta razón se precipita en la falta de sentido). 

Antonio Aranda Calvo. Sacerdote. 


Nota: A continuación encontraréis, a modo de epílogo, una presentación del lugar histórico, según la tradición, donde se sitúan los hechos narrados en el Evangelio. Esta parte se debe a Don Miguel Mesa Molinos, colaborador valioso en este Blog, a quien damos las gracias.







             gozo, y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios.

La Ascensión del Señor
Bayeu Y Subías, Francisco
Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado





 


lunes, 10 de mayo de 2021

A LA FLOR DE LAS FLORES

 


“A María, el mejor signo de la presencia encarnada de Dios”

 

Entre las flores que escoltan tu figura, 

sobresale el color de los claveles,  

embriaga el perfume de las rosas, 

enamoran azucenas y alelíes, 

bellas son las clavelinas y violetas, 

la flor del romero, el tulipán, 

el lirio, la flor de lis 

las flores del olivo o del almendro, 

la margarita amarilla, verde o azul; 

en fin, flores mil, pues tantas son 

y todas ellas se honran en tu presencia.  

 

Pero la Flor de las flores eres Tú: 

belleza sin fin, bondad exquisita, 

manantial de vida, verdad sin quebranto, 

dulzura infinita, beldad de mujer, 

ternura de madre, 

amor a medida del Amor. 

  

Se escapó una semilla divina 

que del cielo cayó en esta tierra 

y naciste TúTodo pendiente de Ti. 

Tu presencia inundó el universo 

por aquel SÍ trascendente y,  

en profundo silencio, alumbraste al retoño: 

niño pequeño y bonito,  

Dios y hombre con carne rosada,  

labios balbucientes y manos extendidas. 

 

¡Oh Misterio! 

Él, creador de tu hermosura, 

Tú, madre del amor eterno, 

Él tu Señor, Tú su Señora. 

 

Que se abran las flores y contemplen tu gloria, 

que brillen las luces y vean tu luz, 

que canten las voces y oigan tu voz, 

contemplen los hombres la luna y el sol 

estrellas del cielo, contemplad, contemplad 

en Ella al Amor.   

La coronación de la Virgen
Velázquez, Diego Rodríguez De Silva
Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado

 

Antonio Aranda Calvo. Sacerdote. 


viernes, 7 de mayo de 2021

SEXTO DOMINGO DE PASCUA. 9 de Mayo 2021.

 


“El don del espíritu santo se ha derramado sobre nosotros”

 

   Estamos para concluir el Tiempo Pascual que con tanto gozo hemos venido celebrando: nos espera vivir, no menos gozosos, la ASCENSIÓN DE NUESTRO SEÑOR A LOS CIELOS, LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO, LA SMA. TRINIDAD Y EL CORPUS CHRISTI. Todo ello motivo de gozo para que profundicemos y nos alimentemos más y más de los Misterios de Nuestra Fe, cuyo resumen exacto está en lo que nos transmitió San Juan: “Tanto amó Dios al mundo que nos entregó a su único Hijo, para que todo aquel que crea en Él no muera sino que tenga vida eterna”.  


       La Palabra de Dios, proclamada hoy,  nos recuerda en la 1ª Lectura cómo la Iglesia ha de estar abierta a todo el que desea entrar en ella, sin distinción ni preferencias. La figura de Cornelio, la actuación y las palabras de Pedro nos están hablando de la universalidad de la misma: primero porque todos los seres humanos estamos llamados a la Salvación de Cristo, y segundo porque las actuaciones de las Iglesia, sus gestos, modo de organizarse en sus obras e instituciones, deben estar abiertas a todo hombre sea de la nación o condición que sea. Y lo dicho va para cada uno de nosotros. 


Según el Salmo “hemos de cantar al Señor” precisamente por estas Maravillas, pues por su Amor, Muerte y Resurrección, nos ha ofrecido formar una sola FAMILIA de todos los pueblos con un Único Padre Dios, manifestado en Cristo y al que llegamos por el Espíritu.  


El Apóstol San Juan, en la segunda Lectura, nos repite como ha hecho en estos Domingos, que la esencia de la vida cristiana, de nuestro ser en Cristo es EL AMOR, porque  el Amor es de Dios  y quien ama de verdad  es de Dios, por ello debemos amarnos unos a otros si es que queremos ser de Dios… y es que Dios nos ha amado el primero y de tal modo que envió a su Hijo por nosotros… la consecuencia es clara ASÍ DEBEMOS AMARLE NOSOTROS Y AMARNOS ENTRE SI. Formaremos la comunidad Iglesia, constituida por el Amor y llamada al Amor, de tal modo que sea el distintivo de los seguidores de Jesús. 


EVANGELIO: La relación del Hijo con el Padre es EL AMOR y por ello nadie lo puede separar de Él; así se nos pide a cada uno permanecer  unidos a Cristo-Jesús y en Él al Padre, así daremos los frutos de santidad y buenas obras;  pero esta unión no es algo puramente sentimental y menos de palabra, no olvidemos que  se basa en el cumplimiento de sus Mandamientos. 


 “YA NO LOS LLAMO SERVIDORES… PERO OS DIGO AMIGOS…, YO OS ELEGÍ A VOSOTROS”


La vocación de los primeros discípulos y la elección de los Doce
Obra de Ghirlandaio; SXV, en el Museo Vaticano.

 

La unión con Dios, el Amor al Padre, el cumplimiento de los mandamientos son causa y fuente de ALEGRIA, una alegría que llega a la plenitud. Y ahora, el Señor, concreta al máximo, cuando nos dice:

Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Juan 15, 9-17. Y continúa desde la ternura hablándonos: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo siervos, os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.  


E insiste en algo que ha de llenarnos de paz y de contento: No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. 


Por fin, la despedida de Jesús en este Domingo es clara y contundente para todos: Esto os mando: que os améis unos a otros.  


Antonio Aranda Calvo. Sacerdote. 

 


EN LA FIESTA DE LA VIRGEN DEL CARMEN 16 de Julio.

  (Dedicado a los fieles de Monte Lope Álvarez en la Fiesta de su PATRONA )   !VIVA LA VIRGEN DEL CARMEN! ¡Virgen del Carmen! Reina de mares...