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jueves, 25 de marzo de 2021

SEMANA SANTA DE 2021 - VIERNES DE DOLORES

 


POLÍPTICO DE LOS SIETE DOLORES
- Alberto Durero – 1494-1497 -
- Óleo sobre tabla - 189 cm × 138 cm
Alte Pinakothek , Munich y Gemäldegalerie Alte Meister , Dresde .

VIERNES DE DOLORES, 26 de Marzo. Estamos ya en la Semana Santa de este año 2021 y como pórtico, aunque según las normas litúrgicas, la Fiesta de los Dolores de la Virgen se celebra otro día, abriré estas reflexiones con el recuerdo a la Santísima Virgen. Hoy, el 26 de marzo, el llamado Viernes de Dolores, tan celebrado en muchos pueblos y por muchas personas y familias, en las que casi siempre había una Dolores, Lola, Marilola o Mariló… A LA VIRGEN MARÍA NUESTRA SEÑORA VAYA DIRIGIDA MI ALABANZA Y REFLEXIÓN. 

La devoción a la Virgen María con el título de los Dolores, así como las Imágenes que la representan, expresan el sentimiento de dolor de la Madre de Jesús a lo largo de toda una vida, ante el sufrimiento de su hijo, encarnado en su seno y enviado por el Padre, no para condenar al mundo, sino para dar la vida por toda la humanidad. Se trata de una de las devociones más antiguas hacia la Madre de Dios. Su Fiesta se celebra el 15 de septiembre, aunque  goza también, tradicionalmente de  gran importancia en la Semana de la Pasión y en la misma Semana Santa;  el Viernes de Dolores y el Viernes Santo. La devoción a la Virgen de los Dolores y su Festividad ya viene de antiguo: Era glosada en el siglo VIII por algunas obras eclesiásticas, lo que no tardó en provocar el surgimiento de las devociones relativas a los siete dolores de María. La fiesta en honor a la Virgen de los Dolores llegó a Occidente en la edad media, celebrándose en un principio sólo durante la semana de Pascua. Ya en el S. XVII la Festividad de la Virgen de los Dolores se situaba en el tercer domingo de septiembre.  

Hoy haremos un comentario a los Siete Dolores de la Virgen, que es el ejercicio piadoso más conocido y que se hace en Novenas y Fiestas Marianas de Pasión:

 1º.- LA PROFECÍA DE SIMEÓN EN LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO: Mi primer dolor, nos dice María, comenzó en Jerusalén. Fuimos a cumplir la Ley: presentar al primogénito en el Templo. Y al entrar se nos acerca un venerable anciano, que toma al Niño en sus brazos ante la inquietud de José y mía. Pero Sus palabras comienzan llamando a mi Hijo luz de las naciones y gloria de Israel. ¡Cuánto gozo! Pero susurra también palabras proféticas: este Niño será signo de contradicción; y a ti, mujer, una espada te atravesará el alma (Lc 2,34) Esto quedó prendido en mi corazón y lo fui comprendiendo hasta que tuve a mi Hijo muerto en el regazo, con el alma partida de dolor.  

                                                                                

LA PRESENTACIÓN DEL NIÑO EN EL TEMPLO
(Alonso Mena 1640-41)
Piedra caliza tallada (195x312 cm) en el crucero norte de la S.I. Catedral de Jaén.
(Cien obras maestras de la Catedral de Jaén)


2º.- LA HUÍDA A EGIPTO CON JOSÉ Y JESÚS.  Dios, todopoderoso tuvo  que defender a su Hijo de la ira de Herodes. Y se lo anunció  por ángel a José (cf. Mt 2,13), así comenzamos una huida hacia la tierra desconocida de Egipto. Contemplamos la debilidad del Niño a la vez que oíamos los gritos desgarrados de las madres de los Inocentes mi corazón de madre, se desgarraba. El camino de Egipto fue un camino de dolor y madurez en la fe. ¡Es difícil, a veces, entender los planes de Dios! pero el amor hace que las dudas se desvanezcan con la fuerza de la fe. Fue el amor el que nos hizo soportar el dolor de ser emigrantes en tierra extraña: nuestra seguridad la pusimos en las manos de Dios.               

 


LA HUIDA A EGIPTO
(Jerónimo Ezquerra)
El Museo Carmen Thyssen

  

3º.-LA PÉRDIDA DE JESÚS EN LAS FIESTAS DE JERUSALÉN.  El tercer dolor, fue también en el Templo. Subimos a cumplir la Ley, entonces con  Jesús, ya un adolescente de unos 12 años… y entonces se nos pierde. Le buscamos con las prisas y las alas del cariño. Y le encontramos en medio de sabios y doctores. Y como Madre le dije: ¿por qué nos has hecho esto, Hijo mío? José y yo te andamos buscando. Y Él me respondió  con palabras misteriosas: ¿no sabíais que tenía que ocuparme de las cosas de mi Padre? (Lc 2,48-49). Me sentí  incomprendida en mi dolor, pero al mirarle descubrí el Misterio: yo buscaba a mi hijo y encontré al Hijo de Dios. Y así, mi Hijo se convirtió también en mi Señor.    



JESÚS ENTRE LOS DOCTORES
Políptico de los siete dolores
- Alberto Durero – 1494-1497 –

 

 4º.- ENCUENTRO DE MARÍA CON JESÚS EN LA VÍA DOLOROSA compartí este dolor con las buenas mujeres de Jerusalén, que lloraban po0r mi hijo en la calle de la Amargura camino del Calvario. Yo iba  detrás, como siempre debe ir el discípulo, aliviando con mi amor su sufrimiento, como queriendo traspasar de corazón a corazón tanto dolor. Lloro con las mujeres sencillas, que son madres, y recibo también la burla de los espectadores del horrible espectáculo. Yo  recordaba las palabras de Isaías: Tomó sobre sí nuestros pecados y cargó con nuestros dolores... en sus heridas hemos sido curados (Is 53,4-5). Desde entonces, llaman a este camino la Vía Dolorosa y en mi corazón quedó grabada cada una de sus esquinas.

 

 

ENCUENTRO EN LA VÍA DOLOROSA
Políptico de los siete dolores
- Alberto Durero – 1494-1497 –

 

 5º.- LA CRUCIFIXIÓN Y AGONÍA DE JESÚS.- Por fin llegamos al Monte Calvario, iba junto a mi Hijo y nuestras miradas muy unidas Su rostro desfigurado:  le desnudaron, y sortearon aquella túnica que tejí con tanto cariño  No me entregaron nada de Él.. Los golpes de los clavos resonaban en mi corazón, y me dolían como podéis imaginar. Los dolores de un hijo, como el eco, se multiplican en mi corazón.  Y oí sus últimas palabras: Padre en tus manos encomiendo mi espíritu (Lc 23,46) Y descansé al pensar: ¡está en las manos de su Padre! Ya a los pies de la Cruz, recibí la mejor herencia: Ahí tienes a tu hijo, susurró con el último aliento, y me entregó  en el discípulo amigo a todos vosotros. Era como otro parto: en la Cruz todos los hombres fueron alumbrados a la Vida eterna, pues eran salvados.  


CRISTO CLAVADO EN LA CRUZ
Políptico de los siete dolores
- Alberto Durero – 1494-1497 -


6º.- LA LANZADA Y EL RECIBIR A JESÚS MUERTO EN SUS BRAZOS. Aquella lanzada se clavó en mi corazón, pero gracias a ello sale de mí tanto amor y misericordia como Él desea. Descolgado de la cruz, lo recibí en mi regazo. Juan, el más amigo de mi Hijo sostuvo mis brazos, las  mujeres enjugaban mis lágrimas, mientras yo acariciaba con mis manos el rostro del Hijo muerto, contemplándolo como le acunaba  en Belén y recordé aquellos momentos.  Ahora, le tenía joven, hermoso, en mi regazo, porque ni el dolor ni la cruz, ni las espinas ni los salivazos, pudieron desdibujar aquel semblante que aún llevo grabado en mis entrañas. Todos mirábamos al que traspasaron (Jn 19,36). El silencio cortante del descendimiento, terminó entre sollozos.  

 


CRUCIFIXIÓN
Políptico de los siete dolores
- Alberto Durero – 1494-1497 -


7º.- EL ENTIERRO Y LA SOLEDAD DE MARÍA. Por fin llegó el final: en un sepulcro nuevo le dejamos;  José de Arimatea, brindó este aposento. Y se corrió la losa y quedó la Luz encerrada en la noche: ¡nunca la tierra tuvo al sol tan dentro de ella! Quedé en la más profunda soledad... Y recordé el salmo, que decía: Tu rostro buscaré, Señor (Sal 26,8). Mi corazón sentía  que no puede el dolor vencer al amor,  el amor siempre resucita. Y tras el Amor corrí; en la noche busqué la Aurora, sabiendo que vendría la madrugada de Pascua».        

   


DESCENSO DE LA CRUZ
Políptico de los siete dolores
- Alberto Durero – 1494-1497 -

                                  

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES: Señora y Madre nuestra: tú estabas serena y fuerte junto a la cruz de Jesús. Ofrecías tu Hijo al Padre para la redención del mundo. Lo perdías, en cierto sentido, porque Él tenía que estar en las cosas del Padre, pero lo ganabas porque se convertía en Redentor del mundo, en el Amigo que da la vida por sus amigos. María, ¡qué hermoso es escuchar desde la cruz las palabras de Jesús: “Ahí tienes a tu hijo”, “Ahí tienes a tu Madre”! ¡Qué bueno si te recibimos en nuestra casa como Juan! Queremos llevarte siempre en nuestros corazones, donde mora la Trinidad Santísima, y desde aquí llevara nuestros hermanos al conocimiento de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, bajo tu mirada  misericordiosa. Amén. 

 

Antonio Aranda Calvo. Sacerdote

 

 






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