OBRAS DE MISERICORDIA “ESPIRITUALES” que se llaman así porque no se refieren tanto al cuerpo y a las necesidades materiales del prójimo, cuanto a necesidades del espíritu y actitudes para ayudar a los hermanos en esas situaciones.
“Enseñar al que no sabe”
“Nadie nació sabiendo” Si nos atenemos a este dicho popular, tan verdadero como sencillo, lo primero es mirar hacia nuestros padres, los cuales nos dieron la vida y nos enseñaron a desenvolvernos en ella. Nuestro reconocimiento a ellos, nuestra oración si no viven y nuestras muestras de cariño si todavía los tenemos. Pero junto a nuestros padres fueron muchos los que nos enseñaron a vivir, a veces hasta con ejemplos negativos que fueron salvados por otros positivos. La misma sociedad, lo que llamamos la vida, nos ha enseñado a vivir.
Esta primera anotación nos lleva a pensar en el deber que todos tenemos de enseñar a los demás, para corresponder con lo que han hecho con nosotros. Y enseñar nos es solo dar información sobre materias más o menos regladas en la cultura del momento. Enseñar es mucho más
*EDUCAR: “hacer que un ser humano pase de la inmadurez en la que nace a la madurez y realización personal” este es el quehacer de hombre para con el hombre, de modo que todos somos educadores y educandos a la vez y por naturaleza. Educa en primer lugar la FAMILIA, LA ESCUELA, LA IGLESIA o Confesión Religiosa a la que se pertenezca, LA SOCIEDAD. En la Familia, los padres, hermanos y el círculo más cercano; en la Escuela, el Maestro, la Comunidad Educativa, todo el ámbito escolar; en la Iglesia o Confesión Religiosa, los Sacerdotes, los responsables de distintas áreas, catequistas, fieles en general. En la Sociedad mediante las normas, leyes y costumbres en las que nos desenvolvemos.
*ENSEÑAR: Comunicar a los demás los conocimientos de la ciencia y de la cultura que nos hagan poder desenvolvernos en nuestro caminar. Son las anteriores instituciones las llamadas a ello, pero de un modo especial la Escuela y en ella los Maestros en los diversos planos o grados hasta la Universidad y el campo Profesional.
Pienso en maestros que día a día dan lecciones a estudiantes, instructores de formación que deben ayudar a los recién llegados a la empresa o madres y padres de familia que diariamente enseñan a los hijos. Pueden seguir en sus valiosas labores y sepan que están haciendo una obra de misericordia.
*DAR A CONOCER a las nuevas generaciones los deberes y derechos que como ciudadanos les corresponden; comunicar por el ejemplo el estilo de vida que se debe llevar para una convivencia en paz y acorde con la condición humana; dar a conocer la fe cristiana con palabras y obras: acoger en comunidad fraterna a quienes desean seguir las enseñanzas de Jesús; dar a conocer a personas que ponen los ojos en Dios y tratan de ver a los demás como hijos del mismo Padre.
Al practicar esta obra de misericordia debemos recordar a todos aquellos que influyeron en nuestra vida y dejaron en nosotros el peso de lo que somos. Debemos valorar nuestra historia y enseñarla con verdad y objetividad. Nuestro ejemplo de vida honesta y sincera será la mejor enseñanza que podamos dejar en el mundo.
No olvidemos
nunca al Divino Maestro que vino a este mundo a enseñarnos cómo vivir para ser
felices en esta vida y en la otra. Aquel Jesús que traía fascinados con sus
enseñanzas a los que le escuchaban, "porque les enseñaba como quien tiene
autoridad y no como los escribas" y
de la contemplación del Maestro sigue la imitación. Que la VIRGEN MADRE y
MAESTRA de JESÚS Y NUESTRA nos acompañe. En definitiva, recordemos que nadie
nació sabiéndolo todo y que necesitamos ayuda unos de otros.
Antonio
Aranda Calvo. Sacerdote
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