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martes, 23 de marzo de 2021

CUARTA OBRA DE MISERICORDIA “ESPIRITUALES”

 


“Perdonar al que nos ofende”

 

    El perdón es uno de los grandes mandatos de Jesús, iluminados con su ejemplo. Él invita a sus discípulos a practicarlo: “se adelantó Pedro y le preguntó Señor, si mi hermano me sigue ofendiendo ¿cuántas veces tendré que perdonar? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete” (Mt 18,21-22); ¿cuál es la condición para que Dios Padre nos perdone?: “Perdona nuestras ofensas así como nosotros también perdonemos a los que nos ofenden” (Mt 6,12); ¿perdonar es justificar?: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34). El perdón es una enseñanza fundamental de Jesús y Él nos dio ejemplo cumplido en su vida y en la Cruz; a lo largo de la Historia de la Iglesia el perdón ha sido característica de los cristianos, ahí tenemos el ejemplo de los mártires que morían perdonando a sus verdugos. 

 

    Con frecuencia se escucha decir: “Yo perdono, pero no olvido”. El perdón que ofrece Jesús, y al que estamos llamados a practicar los cristianos, es un perdón que sobrepasa toda ofensa, donde no hay espacios para la venganza ni los resentimientos; por tanto, si este “no olvido” significa resentimientos y deseos de venganza, habrá que convertir el corazón y pedir mucho la gracia del Espíritu Santo.  

 

    La paz y el odio no pueden convivir juntos en un corazón, “quien odia a un hermano es un asesino” (1Jn 3,15). El odio, mata. De aquí que, un corazón lleno de odio y deseos de venganza es un corazón infeliz y hace infelices a los que le rodean, ya que el odio se contagia con la misma fuerza con que lo hace el amor. No olvidemos que el perdón se fundamenta en el amor sincero, porque el amor “no toma en cuenta el mal” (1Cor 13, 5). Aún cuando no podamos volver a recuperar la amistad y el agrado, es deber del cristiano, tratarle amablemente. 

 

    Perdonar es un don de Dios y quien perdona practica la misericordia. Al perdonar estamos repartiendo el Amor y la Misericordia de Dios que debe haber en el corazón del cristiano. Es necesario perdonar y ser perdonado pues en este intercambio se mueve la Gracia de Dios.

 

    El perdón se extiende a los mayores enemigos que podamos tener: “Perdonad y haced el bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rezad por los que os difamen”. Jesús sobre la cruz nos dio el ejemplo del amor a los enemigos. Cuando Jesús perdona lo hace completamente y restablece al pecador la dignidad de hijo de Dios. Por eso, nos dejó un sacramento, el Sacramento de la Reconciliación (del perdón o la confesión) Jesús es el resplandor viviente del Padre, de su misericordia, de la ternura y del amor que se dona a través del perdón. Aprendamos de Él.  

 

Antonio Aranda Calvo. Sacerdote

 


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