CUARTA OBRA DE MISERICORDIA: "Dar acogida al peregrino"

 

"Dar acogida al peregrino, emigrante, exiliado, el que no tiene hogar"

        Dar posada al peregrino era la formulación antigua…en realidad el peregrino es la señal de Dios: Jesús fue un desalojado, niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre porque no había alojamiento para él. Quiso ser tan como nosotros que tomó la forma de peregrino, “sin techo” ni alguien que deseara acogerle, pero no solo cuando se lo impuso aquella circunstancia, sino también “voluntariamente” pues que dijo: “Las zorras tienen cavernas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del hombre no tiene dónde recostar su cabeza”; pero Él quiere que todos vivamos con dignidad en las actuales circunstancias.  

Aunque todos estamos llamados a compartir la casa del Padre Dios en el futuro, sin embargo hoy descubrimos falta de misericordia para todos los que en su peregrinar no encuentran un hospedaje digno, casa para vivir con dignidad. Por eso queremos hacer resonar en nuestro corazón esta obra de misericordia: “Dar posada al peregrino”, que corresponde al derecho humano fundamental de que toda persona tenga una vivienda digna. La doctrina de la Iglesia lo afirma con claridad: “La familia tiene derecho a una vivienda decente, apta para la vida familiar, y proporcionada al número de sus miembros, en un ambiente físicamente sano que ofrezca los servicios básicos para la vida de la familia y de la comunidad” (Carta de los derechos de la familia de 1983 en el art. 11, San Juan Pablo II). 

Mientras vamos de camino en esta vida nadie quiere sentirse desamparados y nos da miedo vivir en la intemperie, desalojados, sin techo, ser transeúntes sin referencia de hogar y de calor humano y familiar… y sin embargo la realidad nos muestra una muchedumbre ingente de desalojados en nuestra sociedad por motivos diferentes: Miles de personas –más de treinta mil en España- viven a la intemperie en la calle sin referencia de hogar alguno.  

La Misericordia 

Desde nuestro Dios, que se nos muestra en Jesús como pobre, perseguido, peregrino, transeúnte, desalojado, estamos llamados a “dar posada al peregrino”. La ‘buena acogida’ comprende desde la hospitalidad a la comprensión, la valorización necesaria para el recíproco reconocimiento; destierra los prejuicios y busca una convivencia en armonía. Nuestra sociedad es, y en el futuro próximo será, en mayor medida, multiétnica e intercultural. Como cristianos la actitud que habríamos de adoptar ya está expresada en el Levítico: “Si un inmigrante se instala en vuestra tierra, no le molestaréis; será para vosotros un nativo más y le amarás como a ti mismo, pues también vosotros fuisteis inmigrantes en Egipto” (Lv 19, 33-34).

1. Hospedar al peregrino

Obra realizada por Bartolomé Esteban Murillo para el Hospital de la Caridad de Sevilla y robada en el siglo XIX por el mariscal francés Soult, que la desperdigó por Europa. Representa el momento en que Abraham, junto a la encina de Mambré, hospeda a tres peregrinos que resultan ser ángeles que se dirigen a Sodoma y Gomorra para destruirlas.

Antonio Aranda Calvo. Sacerdote