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jueves, 25 de febrero de 2021

TERCERA OBRA DE MISERICORDIA: “dar de beber al sediento”

 


“dar de beber al sediento”

La tercera obra de misericordia es una llamada para dar de beber a Cristo en aquel hombre o mujer que tiene sed. Desde ella podemos escuchar a Jesús que nos dice como a la Samaritana “dame de beber”… porque Él tiene sed de nosotros, nos quiere, nos busca; así lo expresó en la CRUZ “Tengo sed”.  En el fondo nosotros también le buscamos “Como busca la cierva corrientes de agua pura, así mi alma te busca a Ti, Dios Mío”. Este planteamiento puede darnos mucha luz para, desde Dios, ir a nuestros hermanos y descubrirles la necesidad de agua para la vida material y espiritual; “dadles vosotros de beber”. 

       Al mirar el planeta Tierra desde el espacio es fácil ver las diferencias físicas que crea el agua dulce. Se observan las zonas en donde abunda el agua potable, ya que son zonas verdes de intensa vegetación donde predomina la vida y por tanto la vida del hombre y su desarrollo social, familiar, cultural y espiritual; por el contrario, también se pueden observar zonas carentes de agua, en las cuales la sequedad devasta la vida misma. Hoy, amplias zonas de la tierra, sufren la sed que, lógicamente, repercute en las personas, pues que no tienen al alcance el agua necesaria para saciar su sed y promover el desarrollo de toda la naturaleza, tal como es la voluntad del mismo Dios: “Creced y multiplicaos”. El problema del agua en muchas zonas debe resolverse con un empeño colectivo de pueblos y naciones, políticos y gobiernos, instituciones y fundaciones en favor de los pueblos menos desarrollados. Han de emplearse medios para proporcionarla y distribuirla a las poblaciones. El agua y la higiene están tan relacionadas que la salud depende de la existencia o no del agua necesaria. Cáritas, Manos Unidas y otras ONGs se preocupan mucho de este planteamiento y desde ellas podemos cumplir con esta Obra de Misericordia.  Dar de beber al sediento implica un trabajo a largo plazo para permitir que futuras generaciones tengan agua para vivir.  

      Es verdad que se habla hoy en día de la sed espiritual que muchos hombres llevan dentro, la sed de sentido en la vida, lo cual no quita que se sufra también en varios lugares de nuestro planeta una fuerte sed física. El Papa Francisco, en la encíclica “Laudato Si”  habla sobre cómo la violencia en el corazón del hombre se manifiesta en los síntomas de contaminación del agua y que afecta su disponibilidad. 

    Cristo dijo que estaría con nosotros hasta el final de los tiempos, pero ¿dónde está Él en este año 2021?  El Señor se ha querido quedar presente en los pobres y necesitados, por eso nos dijo también “pobres los tendréis siempre, a mí no” (Jn 12,8). Lo que le hicimos a uno de estos necesitados se lo hicimos a Él. Dar un vaso de agua al sediento no es solo un acto de amor a esa persona, es un acto de amor directo a Jesús. Para el cristiano servir es reinar, particularmente en los pobres y en los que sufren, pues en ellos descubre la imagen de su Creador pobre y sufriente. Dar de beber al sediento es un servicio que está al alcance de muchos, y que permite reinar desde el amor.     

                                                            


  Moisés haciendo brotar el agua de la roca de Horeb
Iconografía Obras de Misericordia: "Dar de beber al sediento"
Bartolomé Esteban Murillo
Hospital de La Caridad de Sevilla
1669 - 1670; Óleo sobre lienzo; 236 x 575 cm.

  

Antonio Aranda Calvo. Sacerdote


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