El Evangelio
de San Marcos nos acompañará durante este año litúrgico; conviene estar atento al objetivo del
mismo: Sitúa la misión de Jesús en Galilea, desde allí hasta Jerusalén y
después de la prisión de Juan Bautista; así está preparado para que llegue “su
hora” “pasar de este mundo al Padre” Comienza con una afirmación rotunda: Convertíos y creed en el
evangelio, han llegado tiempos nuevos, el tiempo de Jesús. Su presencia trae la buena noticia,
que es Él Mismo; lo antiguo ha pasado; hay que dejarlo todo, nada tiene sentido
alguno sin Él: ni religioso, ni humano; no hay que vivir atado a normas y leyes
que marginan e impiden a las personas vivir en libertad. El reino de Dios se
realiza desde la libertad del Amor. San Marcos quiere señalar al comienzo, lo
que después será su desarrollo, el reino de Dios ha llegado, y la salvación es creer en esa
buena noticia.
Y, ¡atentos a estos dos imperativos! «Convertíos y creed en el evangelio» pues son una exigencia para poder entender la noticia de la llegada del reino de Dios; las dos exigencias son fundamentales para comprender y descubrir lo que se nos irá narrando hasta el fin. Somos llamados a ir detrás de Jesús: llamada… seguimiento.
El evangelista hace la presentación de Jesús: ha vivido la experiencia del bautismo y ha superado las tentaciones; ahora vuelve al pueblo, se mezcla con las gentes, es uno más entre todos; pero, a la vez, contempla la vida, ve y mira a las personas, observa lo que está ocurriendo entre ellos… y va aprendiendo dónde y cómo centrar su misión. Todo ello le lleva a un descubrimiento: para hacer realidad el R. de D.: no puede comenzar sólo, como único predicador en Galilea, necesita un grupo…la comunidad… e inmediatamente hace la llamada a que le acompañen en su tarea, invita a ir detrás de ÉL, y serán dos parejas de hermanos y otros con la misma tarea y otros… Desde el principio, Jesús vive con un grupo de seguidores y seguidoras. Esta comunidad durará hasta el final de su ministerio (en la + Juan y las mujeres).
En San Marcos este ir detrás de Jesús tiene su finalidad: aprender del Maestro, para ser alumnos escucharle, ver lo que hace, cómo se comporta, gestos y actitudes… así descubrir cómo el Dios, en el que creen, está actuando en Jesús y como discípulos hacer lo que Él hace. Ir detrás de Jesús es seguir su camino, aventurarse a hacer lo que Él les enseña. Ir detrás de Él para dejarse corregir y ver la novedad que pone Jesús en sus vidas. Así los alumnos se convierten, poco a poco en discípulos, que después serán los que tengan que enseñar lo aprendido junto a ÉL y serán sus Apóstoles… TESTIGOS. Jesús es quien llama, y sus seguidores aparecen sorprendidos en las faenas diarias, serán sus discípulos, sólo cuando abandonan estas ocupaciones y lo siguen. Como habéis escuchado, es una narración muy sencilla, no se cuentan detalles más o menos curiosos (que por otra parte nos gustaría conocer) Sólo narra la llamada y la respuesta, que les lleva a abandonar su trabajo, su padre, sus redes…, todo para descubrir la oferta que les hace, es decir, su misión.
Dios ha entrado en la escena a través de Jesús, en una cara a cara por lo que todas las reticencias humanas quedan borradas de golpe. En especial el Evangelio de Marcos es un “programa para el seguimiento cristiano”: Nos aclara lo que significa ser discípulo de Jesús… y no es otra cosa que recorrer el camino hacia Jerusalén, un camino hacia la entrega. Es caminar detrás de Jesús, con Jesús y como Jesús. Los doce comparten con él la vida, son testigos excepcionales de sus milagros, oyentes privilegiados de su enseñanza más profunda. Fueron tres años de catequesis, catequesis no doctrinales, sino experimentales, desde la experiencia. ¡Qué importante lección para nosotros, todos los cristianos! ¡Los seguidores de Ntro. P. Jesús! Los que llevamos su medalla, los que llevamos sus estandartes o le hemos llevado a hombros… y venimos a visitar su Imagen!
Ser discípulo de Jesús,
siempre y hoy, significa responder a su llamada y seguirlo, es decir,
vincularse a su persona. Dejarse acompañar de Él. Identificarse con su estilo
de vida. Compartir su mismo distinto en fidelidad; es disponibilidad a las
exigencias que lleva consigo el seguimiento. Ser discípulo de Jesús supone,
colaborar en su misma misión. Congregar a los que están perdidos, marginados y
dispersos. Anunciarles la cercanía del Reino de Dios. Dar testimonio de lo que
hemos experimentado junto a Él. Jesús desde el
principio inicia su misión entrando en las vidas de los seres humanos.
Hoy, Jesús sigue llamando a personas a ir tras de Él. Hoy, nos sigue llamando a ti y a mí, en nuestra sociedad y en nuestras ocupaciones diversas. Nos hace su oferta. ¡SEGUIRLE! ¿Y la respuesta? ¿Disponibilidad? ¿Se escucha? ¿Se percibe? La superficialidad de nuestras vidas, el estar centrados sólo en lo material, en nosotros mismos y en los intereses, hace que permanezcamos cerrados a esa llamada y no haya muchas personas que perciban su voz.
Escuchémosle y sigamos tras Él, y no
olvidemos que estamos emplazados a hacer la propuesta de llamada que Jesús
sigue haciendo en nuestro mundo de hoy. Llamada a ir detrás de Él y desde esa
llamada dar un sentido creyente a nuestra vida.
Antonio Aranda
Calvo. Sacerdote
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