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sábado, 16 de enero de 2021

DOMINGO IIº TIEMPO ORDINARIO 17 de enero 2021

 


San Juan Evangelista 
El Greco (1609).Óleo sobre lienzo (90 cm×77 cm). Museo del Prado

 “Qué buscáis…? Dónde vives…? Venís y veréis… Y se quedaron con Él” 

   Los acontecimientos de la Infancia de Jesús nos han dado a conocer cosas muy importantes de su Misterio y por ello de la vida cristiana: y lo primero, su encarnación, por la que el Hijo de Dios se mezcla con nosotros para que nos fusionemos con Él. Llega el momento en que, de modo más consciente, hemos de tomar posición ante Nuestro Señor. Se nos habla hoy de BÚSQUEDA, LLAMADA Y RESPUESTA. 

  EL BUSCAR es una característica del ser humano.  El hombre busca desde sus instintos más naturales hasta la espiritualidad más profunda… todo nos lleva a buscar… y ello nos reclama responder a lo que encontramos. También ante Dios, buscamos: qué quiere, cómo seguirle, qué hacer…Nuestra relación con Dios bien podría definirse por “preguntar, escuchar y responder”: “Aquí estoy Señor, habla que tu siervo escucha”. Si no tuviéramos la inquietud de búsqueda y respuesta, no seríamos seriamente humanos. Jesús llamó a sus discípulos y sigue hoy llamando a seguirle, según la posición propia, nos toca responderle y seguirle con decisión y entrega. 

   El texto de Samuel es una experiencia fascinante de llamada, tanto que no le deja ni dormir, y la respuesta es ejemplar, no  algo protocolario o ritual, es la entrega de la vida: “habla Señor que tu siervo escucha para hacer tu voluntad”; pero la llamada no siempre es extraordinaria, con revelaciones, ángeles y voces en la noche; la llamada se da día a día, está en la vida misma… bien es verdad que siempre hay alguien que te orienta y contigo discierne, después cada uno se hace responsable de ello. 

   La segunda lectura nos habla de la “dignidad de la llamada”, porque digna es nuestra persona, en su totalidad somos cuerpo y alma “hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”; el Hijo ha asumido esta realidad, nuestro propio cuerpo. Respeto por nosotros mismos, el cuerpo, templo de Dios, es para Dios y resucitaremos con Cristo y seremos un mismo espíritu en Él; hemos sido comprados a un alto precio y así somos llamados  a lo más alto.  

San Juan Bautista señala a Jesús 

(Iglesia de Sant'Andrea della Valle de Roma, Domenichino)

   El Evangelio centra todo lo dicho. Hemos escuchado un relato íntimo y sugerente, cargado, a la vez, de una lección llena de significado en cuanto a la llamada, al seguimiento, la respuesta y la relación entre maestro y el discipulado: Juan Bautista ha cumplido su misión, ha dado a conocer al que le precede, al que recibió el Espíritu en las aguas del Jordán. Ha llegado el tiempo de Jesús y decididamente lo muestra a dos de sus discípulos “Ese es el Cordero de Dios”.

-Andrés y Juan, inquietos buscadores como tantos otros de su época, siguen tras Él… 

 -¿qué buscáis? -¿qué queréis saber? (“buscad y hallaréis”) 

 -¿dónde vives…? queremos ir hasta ti, conocerte y quedarnos contigo. Buscar y descubrir en Ti el sentido a nuestra vida (no solo conocimientos, ideas, obras, profesión…) es mucho más: buscamos a Alguien, una Persona en quien confiar y que sea referencia para toda nuestra vida… 

 -“venid y veréis” y nos quedamos con Él todo el día. Aquella hora no la olvidarían jamás… la memoria retiene todo aquello que nos ha afectado profundamente, el recuerdo de los gestos, las palabras, el ambiente, la música si la hubo y hasta el olor… y la experiencia se puede revivir cada vez que nos ponemos en sintonía con la persona. 

   FUERON, VIERON Y SE QUEDARON CON JESÚS, Él se convirtió en la respuesta para sus vidas… cierto se despertaron del sueño: 

  • el sueño del tener, el sueño de los placeres inmediatos y de las satisfacciones a costa del otro… despertaron del sueño del poder para dominar por encima de otros… 
  • y escucharon la llamada, algo totalmente distinto, nuevo, lleno de vida y vigor; una llamada clara, respaldada por su mirada que trasparentaba la propia vida… esa llamada clara que no podría confundirse con el eco o el rumor de voces confusas y que aturden; en su llamada estaba la fuerza de Él mismo, tal que 
  • lo dejaron todo y fueron despertando poco a poco al gran sueño de ir al mundo entero, anunciar lo que habían visto y oído, dar testimonio del que había pasado haciendo el bien, sanando toda dolencia, después condenado a muerte en Cruz, y fue sepultado, pero resucitó al tercer día y vive para siempre. 
  • Así los que siguieron la llamada fueron, como les había mandado su Señor, a anunciar por todas partes al que es la Vida y la Luz. 

   Ojalá tengamos hoy ese encuentro con Jesús, ya lo hemos iniciado,  al modo de los dos discípulos del evangelio, Andrés y Juan. Jesús nos sigue diciendo “venís y veréis” sigámosle, enamorados de Él y al igual que ellos vayamos dándole a conocer con el testimonio de nuestra palabra y de nuestro ejemplo… y siempre con alegría, entusiasmo, empeño y convicción. También nosotros hemos recibido aquel mandato “id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación… ellos se fueron a predicar por todas partes y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que le acompañaban”. Que la Virgen María nos acompañe.

Antonio Aranda Calvo. Sacerdote. 


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