LECTURAS:
APOCALÍPSIS 7, 2-4. 9-14. SALMO 23. “A Ti, oh Dios, te alabamos”. 1 Juan 3,
1-3. MATEO 5, 1-12.
“Todos estamos llamados a la santidad:
sed santos como mi Padre del cielo es Santo, amad a Dios sobre todas las cosas
y al prójimo de la misma manera”
SOLEMNIDAD DE TODOS
LOS SANTOS, es decir Fiesta de la Santidad:
1.- Santidad
canonizada (miles de santos y beatos de
todos los tiempos y de todos los países, Apóstoles, Mártires, Sacerdotes,
Religiosos/as, Matrimonios, hombres y mujeres, ancianos y niños…de todos los
estamentos y condiciones sociales…todos en la línea de ser “testigos”, seréis
mis testigos… Santos y Santas que atraen la devoción de los fieles actuales y
ejercen su patronazgo sobre pueblos, entidades y personas…) pero sobre todo hoy, hombres y mujeres que día a día
siguen a Cristo en su condición de bautizados, como los primeros cristianos
viven unidos, alaban a Dios, comparten lo que tienen, reparten entre los más
pobres, celebran la Fracción del Pan;
2.-
“Santidad de los santos de la puerta de al lado” como lo ha expresado el Papa
Francisco, que explicitándola añade: “santidad del
día al día, de los cristianos corrientes y que se construyen con el amor a Dios
y a los hermanos, amor fiel, hasta el olvido de sí mismos; la entrega total a
los demás, como la vida de tantas madres y padres que se sacrifican por sus
familias, sabiendo renunciar gustosamente, a tantas cosas, aunque no sea
siempre fácil, a tantos proyectos o planes personales, aunque cueste
sacrificios y renuncias”.
En este día la Iglesia
nos invita a echar una mirada al cielo, que es nuestra futura patria, para ver
allí con San Juan, a esa muchedumbre incontable de Santos, figurada en los
12,000 inscritos en el Libro de la Vida, - con el cual se indica un número
incalculable y perfecto, - y procedentes de Israel y de toda nación, pueblo y
lengua, los cuales revestidos de blancas túnicas y con palmas en las manos,
alaban sin cesar al Cordero sin mancilla. Cristo, la Virgen, los nueve coros de
ángeles, los Apóstoles y Profetas, los Mártires con su propia sangre
purpurados, los Confesores o seguidores de Dios, radiantes con sus blancos
vestidos, y los castos coros de Vírgenes, forman ese majestuoso cortejo, integrado
por todos cuantos acá en la tierra se desasieron de los bienes caducos y fueron
humildes, mortificados, justos, misericordiosos, puros, pacíficos y perseguidos
por Cristo. Entre esos millones de Justos a quienes hoy honramos y que fueron
fieles de Jesús en la tierra, están muchos de los nuestros antepasados,
familia, amigos, miembros de nuestra comunidad cristiana, a los cuales hoy
dirigimos nuestros cultos. Ellos adoran ya al Santo de los Santos, Cristo
Jesús, que seguro nos alcanzarán la misericordia desde lo alto.
Esta fiesta ha de ser
también, algún día, la nuestra, pues que aspiramos a ser santos, amontonando tesoros en el cielo, cuales son las buenas
obras. Alegrémonos en el Señor, los que todavía estamos en
caminos tortuosos y tendamos los brazos, pidiendo a los que ya gozan del cielo.
Ellos sabrán compadecerse de nosotros, pues pasaron luchas y penalidades en la
vida, aún más que las nuestras. No podemos subir al cielo por otro camino que
el que nos dejó Cristo Jesús y sus Santos.
La Sagrada Biblia llama
"Santo" a aquello que está consagrado a Dios. La Iglesia Católica ha
llamado "santos" a aquellos que se han dedicado a tratar de que su
propia vida le sea lo más agradable posible al Señor.
Para ser declarado "Santo"
por la Iglesia Católica se necesita toda una serie de trámites
rigurosos. Primero una exhaustiva averiguación con personas que lo conocieron,
para saber si en verdad su vida fue ejemplar y virtuosa. Si se logra comprobar
por el testimonio de muchos que su comportamiento fue ejemplar, se le declara "Siervo de Dios". Si por
detalladas averiguaciones se llega a la conclusión de que sus virtudes, fueron
heroicas, se le declara "Venerable".
Más tarde, si por su intercesión se consigue algún milagro totalmente
inexplicable por medios humanos, es declarado "Beato".
Finalmente, si se consigue un nuevo y maravilloso milagro por haber pedido su
intercesión, el Papa lo declara "santo".
Para algunos santos el
proceso de su canonización ha sido rapidísimo, como por ejemplo para San Francisco
de Asís y San Antonio, que sólo duró 2 años. También San Juan Pablo II y Santa
Teresa de Calcuta. Para ser declarados mártires, la investigación ha de ir
sobre las causas del martirio y las actitudes tanto del presunto mártir como de
los autores. (El presunto mártir muere por ser cristiano, defender a Dios, no
querer ofenderle a consta de la propia vida y los autores de la muerte muestran
un desprecio a la religión y posición del presunto mártir) Los santos "canonizados"
oficialmente por la Iglesia Católica son muchísimos. Pero existe una inmensa
cantidad de santos no canonizados, pero que ya están gozando de Dios en el
cielo. A ellos especialmente está dedicada esta fiesta de hoy.
La Santa Biblia afirma
que al Cordero de Dios lo sigue una multitud incontable.
En el cielo están San
Chofer de bus y Santa Lavandera de ropa. San Mensajero y Santa Secretaria.
Santa Madre de familia y San Gerente de Empresa. San Obrero de construcción y
San Agricultor. San Colegial y Santa Estudiante. Santa Viuda, Santa Solterona,
Santa Niña y Santa Anciana. San Sacerdote, San Obispo, San Pontífice, San
Limosnero, San Celador, Santa Cocinera, San Arrendatario y San Millonario, y
muchos más que amaron a Dios y cumplieron sus deberes
de cada día.
¡Señor Jesús, que cada uno de nosotros logremos formar parte, un día en el cielo del número de tus santos, con los que te alabaremos y te amaremos por los siglos de los siglos! Amén.
Evangelio MATEO 5, 1-12.
Antonio Aranda Calvo. Sacerdote.
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