Vistas de página en total

miércoles, 2 de junio de 2021

DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD. 30 DE MAYO 2021.

 

“El Padre, por obra del Espíritu, nos sigue dando a su Hijo, pan de vida eterna”

LECTURAS: Deuteronomio 4,32-34. 39-40;   Romanos 8 14-17; Mateo 28, 16-20.  

INTRODUCCIÓN.- La celebración del Dios uno y trino centra el inicio del tiempo ordinario: Misterio de Dios, Trinidad Santa. Él es origen y meta de nuestro peregrinar creyente, esencia y presencia en nuestro ser; Él es Amor que se dona en la diversidad.  La realidad trinitaria nos la muestra el mismo Jesús y las primeras comunidades cristianas la viven desde el principio. Celebramos en este día, el gozo de Dios en sí mismo, su amor desbordado, su armonía en la diferencia; el Dios Trinidad  nos abre a la experiencia de su mirada amorosa, llena de misericordia; nos muestra su bondad, su luz y su ternura; volcado en nosotros, Él da sentido a nuestras vidas, aunque esa realidad de Dios mismo nos desconcierta, no tanto por incomprensible cuanto por inabarcable. Por otra parte Dios nos busca y nos incorpora a Él, nos adentra  en su propia raíz de la que brota cuanto  hacemos. Entrar  en esa corriente conlleva el abandono (de las ansias de control), la liberación de la auto referencia, el aprendizaje de la alegría en la acogida, en la escucha y compasión que nos transforman. 

1.- El misterio insondable de Dios siempre ha apasionado a los hombres, la revelación de este Dios en la historia ha satisfecho los interrogantes humanos y ha dado garantía y consistencia a cultura, pueblos, y naciones. Así Dios fue el fundamento de la identidad del pueblo de Israel. Con Jesucristo, se manifiesta plenamente Dios como Padre de todos; pero aún así Dios sigue siendo misterio. La fe cristiana acogió las imágenes bíblicas de Dios, como Padre, Hijo y Espíritu. Ello significa que el mundo de Dios no es la soledad omnipotente y trascendente, sino que se expresa en la imagen de familia, cuajada de relaciones y proximidad, porque es claro que la familia se realiza en el amor y en la entrega absoluta, así que la familia misma es la mejor imagen del misterio de la Santa Trinidad, que hoy celebramos. 

2.- En el Deuteronomio, Dios elige a un pueblo marginal, pero hizo maravillas con él; lo sacó expresamente de la “nada” con brazo fuerte y mano extendida, le dio su propia identidad:(desde la liberación de Egipto, la teofanía en el Sinaí, el don de la tierra de Canaán) el “credo” fundacional de la fe israelita. El pueblo tiene su origen y su destino. Dios es cercano a Israel, pueblo sin méritos, sin cultura, sin pretensiones, para que haga presente su proyecto de salvación y liberación sobre la humanidad. Este privilegio exige una contrapartida, la de guardar sus mandamientos para seguir siendo su nación elegida. Dios es un Dios histórico, de signos y prodigios, que no se queda en el arcano, porque es en la historia donde se encuentra con nosotros. Encuentro, relación… amor apasionado.  En la Carta a los Romanos, el Espíritu nos hace sentirnos hijos de Dios. Para Pablo, los que se dejan llevar por el Espíritu sienten algo fundamental e inigualable: se sienten hijos de Dios. Esta es la experiencia cristiana que va mucho más allá de las experiencias de Israel. Se trata de una afirmación que nos lleva a lo más divino, hasta el punto de que podemos invocar a Dios, como lo hizo Jesús, el Hijo, como “Abbá” porque hacemos propia la plegaria de Jesús, como la hizo en el Huerto, Padre o Padre mío.  Eso significa, a la vez, una promesa: heredaremos la vida y la gloria del Hijo a todos los efectos. Ahora,  lo vivimos, lo adelantamos, mediante la presencia de Espíritu de Dios en nosotros. Todo ello nos asoma a la realidad divina de nuestra existencia… pues somos «hijos de Dios». Y sentirnos así es una experiencia del Espíritu. En verdad nadie deja de ser “hijo de Dios” aunque se aparte de Él, (DIOS TE AMA) pero quien lo siente y lo vive, experimenta la felicidad de la salvación, la relación con un Padre que te ama, al que te agarras como un niño perdido en la noche oscura; te sientes hermano de Cristo, coheredero con Él; sientes la fuerza del Espíritu que nos une a todos como la Gran Familia de Dios, y el Evangelio: nos presenta el Bautismo como sacramento del amor trinitario: a)  Hemos escuchado  la fórmula trinitaria  como fórmula bautismal de salvación. Hacer discípulos y bautizar no puede quedar en una simple ceremonia. Es el resucitado el que “manda” a los apóstoles, desde la experiencia de Galilea, a anunciar un mensaje decisivo: Hacer discípulos suyos que es una llamada para entrar en el misterio amoroso de Dios. b) Hacer discípulos no es simplemente enseñar una doctrina, sino hacer que los hombres encuentren la razón de su existencia en el Dios trinitario, el Dios cuya riqueza se expresa en el amor. c) Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos y encontrarás el permanente empeño de Dios en manifestar su cercanía al pueblo. Un Dios en diálogo con el hombre, con el pueblo. Somos seres en relación y llamados a serlo también con Él. 

3.- Conviene recordar lo dicho y pasarlo por el corazón. Necesitamos cultivar lo  que confiere sentido a la vida, autenticidad a la realidad, apoyo a lo afectivo. La iniciativa de Dios Padre es el origen que nos capacita para ser originales, la fuente que sacia nuestra sed y torna transparente nuestro ser. El Espíritu nos dice que lo contrapuesto al amor, el gran pecado es el miedo que nos induce a la desconfianza ¡ la oscuridad de un corazón desconfiado! Nuestra fe  consiste en confiar totalmente en un Dios único, personal, entrañable y universal. Esta vivencia de Él nos hace sus hijos, nos iguala entre nosotros, haciéndonos responsables unos de otros. El fuego del Espíritu diluye la  oscuridad y estrecha el vínculo por el que nos reconocernos hermanos. Y he aquí, la Comunidad-Iglesia, es aquella pequeña semilla, llamada y convocada, unida para el anuncio, seducidos por el resucitado y por la fraternidad y el servicio de unos a otros. El Evangelio se sigue  anunciando, está presente en nuestra sociedad, con tropiezos y dificultades, pero siempre confiando en el Espíritu que está presente. La vida de esta comunidad es un proceso atravesado  por la gratuidad del amor de Dios; conscientes  tanto de los límites como de las posibilidades. En la fidelidad de Cristo crece  la convicción de que nuestra plenitud es ya una realidad germinal y que la alegría   del Reino se  fragua en  un banquete donde hay puesto para todos. En este día Pro Orantibus hacemos memoria de los monjes y monjas que son atraídos por la vida contemplativa. Que intercedan por  nosotros. Por otra parte, todos estamos llamados a conciliar el quehacer diario con el silencio en la oración que restaura, da serenidad y sana el corazón. Rompamos los esquemas que dificultan el crecimiento interior y la comunión entre nosotros.   

Antonio Aranda Calvo. Sacerdote   

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

EN LA FIESTA DE LA VIRGEN DEL CARMEN 16 de Julio.

  (Dedicado a los fieles de Monte Lope Álvarez en la Fiesta de su PATRONA )   !VIVA LA VIRGEN DEL CARMEN! ¡Virgen del Carmen! Reina de mares...