A JESÚS POR MARÍA… Decía el Papa Benedicto XVI “He llegado a convencerme cada vez más, que todo viene de Cristo, incluso María; y que todo viene por María, incluso Cristo”.
ASÍ QUE POR ELLA PODEMOS SIEMPRE LLEGAR A CRISTO.
En este día de la Exaltación de la Santa Cruz, vemos que pende de ella un Cristo Crucificado, hijo de Dios e hijo de María. Un Cristo, Verbum Dei, Palabra de Dios, revelación plena del Padre, encarnado en el seno de María y nacido de la Virgen, gracias a lo cual se hace abrazo y caricia para la humanidad entera, empezando por los últimos y alejados. En ese Cristo se nos da a conocer cómo Dios desciende y asume la condición humana para salvarla… y todo por un amor que no se detiene ante el rechazo o desprecio, sino que con fidelidad inmensa permanece como oferta siempre abierta de liberación y de misericordia para todos nosotros.
La
mirada de María a Cristo lo dice todo.
[Grupo
escultórico del Calvario a su salida procesional en la tarde del Viernes Santo
de la Iglesia de San Pedro y San Juan (Jaén)]
Y en este Cristo Jesús, exaltado en la Cruz, contemplamos a su Madre María Santísima, porque “por Cristo a María y por María a Cristo” y descubrimos la grandeza de esta Mujer Única, Madre y Señora nuestra. Ella acompañando a Jesús con la CRUZ por el camino de la amargura, queriendo ayudarle sin poder, pues se lo impedían, consolarle con sus lágrimas y abrazarle con el corazón, nos va abriendo el camino cristiano, que siempre ha de pasar por la CRUZ.
¡¡Bien merecido tienes, Madre Santísima, la más grande de las mujeres, resplandeciente de luz, vestida del Sol, con la luna a tus pies y coronada de estrellas, bien merecido tienes este nombre de los Dolores, con el que te veneramos, con el que nos presides en este Templo Camarín de tu Hijo Jesús Nazareno, Nuestro Padre y Señor!!
¡¡Bien merecido tienes este nombre con el que te unes al dolor de Cristo, hoy exaltado en la CRUZ, sin olvidar que por eso mismo quedas asociada a su Triunfante Resurrección, por la que un día gozaremos de su Reino, como Tú, después de la dormición de tu cuerpo en la tierra, porque ya estás gozado de la gloria eterna en tu bienaventurada Asunción a los Cielos, como celebrábamos el pasado 15 de agosto!!
Tratamos en estos días del dolor de María, Virgen Dolorosa, unida al dolor de su hijo Jesús; y no es que los cristianos, pongamos el dolor como meta de la realización humana a la que estamos llamados; quienes así lo hacen se quedan en el Cristo Crucificado sin pasar a su Gloriosa Resurrección, se olvidan de que la fuerza del Amor, motivo de la Cruz, es la fuente de la felicidad más grande que puede darse: “nadie tiene más amor que quien da la vida por la persona amada” por lo que “nadie es tan feliz como quien da la vida, se sacrifica y acepta el dolor por los demás”. Nosotros creemos en el dolor redentor, porque creemos en el amor redentor… y en el verdadero Amor está el gozo y la felicidad… y lo vemos en Nuestro Señor Jesús, a quien se asocia su Madre, María Santísima Nuestra Señora.
Veamos pues, hoy LOS DOLORES DE MARÍA EN LA PASIÓN Y MUERTE DE JESÚS, vayamos paso a paso:
* Traición de Judas y prendimiento de Jesús:
No estaba presente Ntra. Sra., pero ¡cuánto debió sufrir, pues sabía lo que iba
sucediendo en cada momento! Estaba informada de todo… Y más aún, cuando supo
que uno de los discípulos fue el
traidor… y que los otros huyeron y abandonaron a su Hijo, en manos de quienes
le llevarían a la muerte.
*Y le llevaron ante el Sanedrín: María
recibía de aquí y allí, toda clase de noticias, deseosa, como estaba, de saber
de Jesús. Le contaron que estaba ante los doctores de la ley, presididos por el
Sumo Sacerdote; comprendió que un día como aquel, muy tarde y ya de noche,
aquello tenía que ser muy grave. Jesús padecía y al unísono sufría su corazón
de madre. ¡Madre Dolorosa ten piedad de nosotros!
*Negaciones de Pedro: Bien que conocía María a Pedro y cómo su Hijo lo
había hecho el primero de todos, que era espontáneo y tenía un gran corazón…pero sabía también de
sus miedos e inseguridades; María sufrió por aquellas negaciones, porque en
ellas nos veía a muchos de nosotros, por el dolor de su Hijo en la mirada que
le dirigió a Pedro, pero se serenó cuando supo que el mismo Pedro “lloró
amargamente” ¡Madre consíguenos siempre, ante nuestros fallos y pecados, un
sincero arrepentimiento, que lloremos también por nuestros pecados!
*Juicio público ante el Tribunal Romano:
Ahora Jesús está ante Pilato. María sabe que este romano no entiende el
Misterio de su Hijo, menos aún ante las acusaciones que hacen los Sacerdotes y
Letrados. Ella está al tanto de todo, le informan y sufre… los azotes, la
corona de espinas, la condena del pueblo y finalmente la condena en Cruz. María
siente cómo ya le han cargado con tan pesada CRUZ. Entrada la madrugada, sale
para encontrarse con Él. Parecido a nuestra “madrugá”
Comienza el desfile… aquél real; nuestros desfiles sólo testimoniales ¡ojalá
siempre sean testimonio de fe y amor!
*Camino del Calvario, vía de la amargura,
dura calzada por donde pasa el Señor,
allí las caídas, allí los encuentros,
mujeres, verónicas, el Rostro de Dios,
lágrimas y llantos, María Dolorosa
se acerca a Jesús, el alma se parte
de inmenso dolor.
*El Cirineo, suaviza la marcha,
siempre detrás de Jesús,
y nos da el ejemplo
que debemos seguir:
llevar con los hermanos
la Cruz de cada día
que es llevar la de nuestro Señor.
*Y llega la Crucifixión, Siete palabras nos deja,
siete muestras de su Amor:
+perdónalos, no saben lo que hacen
+tengo sed de todos vosotros…
+el Paraíso promete al Ladrón,
+nos da su Madre en testamento,
+todo queda terminado,
+pide al Padre compasión
+y entrega sus espíritu a Dios
*Hora de la Sepultura con todos los ritos de la costumbre
judía, en medio el dolor de Madre, pues
que le separan de su Hijo, los pecados pasados, los presentes y
los que habían de venir…todo se acumula en el corazón de María, pero en Ella
está muy viva la esperanza que confía en la Resurrección. Silencio
contemplativo de tres días, inmenso anhelo de volverlo a ver…
*Y al final llegó el gozo: Ntra. Sra. de
los Dolores es Ntra. Sra. de la Esperanza, es Ntra. Sra. de la Alegría, es
Ntra. Sra. de la Vida. Las lágrimas de María son de felicidad inmensa, el
consuelo que corona su fe, la satisfacción de ser Madre de todos los hombres,
proclamada Madre de la Iglesia, aclamada como Reina y Señora Nuestra. Un coro
celestial canta el Aleluya, María vigilante escucha el cantar, vive para
siempre, aleluya, aleluya, aleluya… es la madrugada del primer día.
*Expira Jesús, el velo del Templo se rompe, nueva visión de Dios
y del Misterio; le descuelgan de la
Cruz, queda en brazos de su Madre, transida de dolor. San Juan Crisóstomo
pensaba que quien había visto a su Hijo en la Cruz, cuya Alma había sido
atravesada por la espada del dolor, muy pronto contemplara a su Hijo sentado a
la derecha del Padre, ascendido Él al Cielo y seguido de Ella en su Asunción
Gloriosa. Así desde la CRUZ hasta el Cielo.
Ntra
Señora de los Dolores en la Iglesia Parroquial del Monte López Álvarez
María
nos enseña a amar la Vida, a vivir en la Esperanza, a vencer la Muerte. Ella es
el ejemplo para que llevemos adelante nuestros sufrimientos anclados en la CRUZ
de Cristo, y centrados en el brillo radiante de la Luz de la Vida, el Señor
Resucitado.
Antonio Aranda Calvo
Capellán de la cofradía de Ntro. P. Jesús Nazareno
Y María Santísima de los Dolores de Jaén.
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