PUNTOS PARA LA MEDITACIÓN
- Jesús Resucitado se hizo ver por sus discípulos que, llenos de miedo, se escondían por temor a que les sucediera lo que a su Maestro.
- Jesús les saca de esta situación: puesto en medio de ellos, les habla, les da su paz, les muestra sus heridas y hasta come con ellos… entonces se llenan de gozo y alegría.
- Jesús les promete, además, el Espíritu Santo “que procede del Padre y del Hijo” y les encomienda la Misión para la que los había preparado en aquellos tres años de seguimiento e intimidad con Él.
- Pero Jesús, lejos de dejarnos “plantados mirando al cielo”, nos “bendice y nos envía”, enraizados en la fuerza del Espíritu Santo, y nos constituye Iglesia, movida por el mismo Espíritu; así la hace estar en medio del mundo con el ANUNCIO gozoso, para ese mundo, de que tiene un Padre Dios que es AMOR, manifestado en Cristo Jesús, quien muerto y resucitado, nos libera y salva, para construir un mundo nuevo, fraterno y justo, que camina hacia su realización plena.
- Jesús, en su Ascensión, hace posible la Iglesia, presencia del Resucitado, a través de la Comunidad en la Historia… a través de cada bautizado.
Para esto es necesario romper con el estancamiento en nuestros propios intereses “dejar de mirar al cielo”, a nuestro bienestar, a nuestras cosas… y desprendidos de sí mismos, llenos del Espíritu, surcar los mares, saltar las fronteras y ANUNCIAR cuanto Él nos mandó, sabiendo “que estará con nosotros hasta el fin de los tiempos”. Jesús que nació como Emmanuel “Dios con nosotros” se despide prometiendo “estar con nosotros siempre” y su Palabra no falla.
“¡Señor! no apartes tus ojos de los nuestros, y sigue bendiciendo nuestro esfuerzo, para que desde el último puesto, el servicio, demos por todos, con Tú, la vida, y con todos vayamos a tu encuentro”,
Son muchos los ejemplos que nos han dejado, los Santos, a lo largo de la Historia de la Iglesia, dando su vida como Cristo, también los santos de hoy “los de la puerta de al lado” ¡aprendamos de ellos!
ASCENSIÓN DEL SEÑOR A LOS CIELOS. 24 de Mayo.
La Fiesta Cristiana de hoy, LA
ASCENSIÓN, viene cargada de Esperanza para inyectarla en nuestros corazones y
para que la extendamos a todo el mundo, en esta sociedad nuestra, a veces tan
falta de ella.
(Quizá convendría pensar en lo que
sigue:
En gracia a la pandemia, provocada por
el “coronavirus” que aún estamos padeciendo, se nos está llamando a prepararnos
para la reconstrucción de nuestro mundo, de esta nuestra sociedad en lo económico, lo social, el sistema mismo… se
trata de un rearme en múltiples aspectos, que en muchos ambientes se concreta
en reconstruir la sociedad del bienestar… (para mi “el bienestar y la
felicidad” no son equivalentes) pero más allá de ello, los cristianos hemos de
colaborar en todo lo bueno y beneficioso para el ser humano, aunque, sabiendo
también que, desde la fe, se nos llama a “un cielo nuevo y una tierra nueva” en
el que la felicidad va más allá del bienestar, que la cohesión social se
sustenta en la fraternidad y está en la filiación de un padre común, cuyo
interés, desde la verdad, es el bien de todos, en especial de los más débiles…
en breve: por la fe en un Padre que es Amor y quiere que todos sus hijos sean
hermanos en el Amor.)
La Ascensión nos dice que te vas, Señor; pero hoy vemos, después de escucharte, que te quedas con nosotros con una presencia total y plena, que nos llena de gozo, pues:
- Te quedas en el Evangelio, vives en los que te amamos y hablas en los que hablan por Ti.
- Te dejas comer en la Eucaristía, te dejas oír en la oración, estás en los Sagrarios para adorarte y sentir tu cercanía.
- Te dejas abrazar en el prójimo, ver en el que sufre y te haces visible donde hay Amor.
- Tu Iglesia es signo de tu presencia; tu Ascensión es la suerte que nos aguarda, porque tu estar en el cielo, es la garantía y la seguridad de que nos esperas allí y hacia Ti vamos.
- Te vas Señor, pero te quedas con nosotros como nunca habíamos pensado ni soñado, de una manera entrañable y esa es la Eucaristía, presencia para siempre y alimento para la Vida.
Con la Ascensión al Padre, Jesús nos
abre un horizonte inmenso “id a todo
el mundo”; a lo mejor no le hemos comprendido del todo… y por ello nos quedamos
“plantados, mirando al cielo” en medio de incertidumbres e interrogantes,
desganados, apáticos… como quien nada tuviera que hacer… Pero ¡NO!, los seguidores de Jesús debemos caminar por
la vida llenos de confianza, con una meta clara y convencidos de donde vamos,
pues cuando parece que la luz de la vida se oscurece y hasta se extingue, Dios,
Bondad y Amor, permanece… y Dios es la puerta abierta a la vida, que nadie
puede cerrar. La realidad de la vida y el misterio último que encierra es
igualmente bondad y amor… pues la semilla de Dios está dentro de la vida misma.
Con la Ascensión termina la Misión que
trajo Jesús a la tierra y comienza el ser de la Iglesia y su
misma Misión, que no es otra sino la de hacer presente a Jesús, el cual se
quiere valer de nosotros para que sus palabras y sus obras, su persona misma,
la Buena Nueva, misterio de Amor, llegue a todos. La Iglesia ha de continuar la
tarea de Jesús, anunciar su Reino, que ya está presente, construir su gran
proyecto, cargado de novedad y bondad, la tierra nueva, una gran familia de
fraternidad universal, de paz y verdad, de justicia y amor.
En el Apostolado, que tiene hoy su día,
Jesús muestra su necesidad de nosotros, que seamos “otros cristos”, anunciando
sin temor ni vergüenza, con pasión y entusiasmo, la novedad del Evangelio. La
Ascensión, fiesta de Esperanza y Compromiso, es el día del Envío.
Así expresa el sentido del Apostolado y
de la Misión, el médico pediatra, Don José María García Vázquez:
“Antes de tu marcha al cielo, nos trasmitiste el mandato
de dedicarnos con celo y amor al apostolado
como parte de la vida de quien quiere ser cristiano
como punto de partida para ayudar al hermano,
porque siendo de justicia dar lo suyo a cada cual
llevar la Buena Noticia es parte fundamental.”
de dedicarnos con celo y amor al apostolado
como parte de la vida de quien quiere ser cristiano
como punto de partida para ayudar al hermano,
porque siendo de justicia dar lo suyo a cada cual
llevar la Buena Noticia es parte fundamental.”
Nota: A continuación encontraréis, a modo
de epílogo, una presentación del lugar histórico, según la tradición, donde se
sitúan los hechos narrados en los Evangelios y en Los Hechos de los Apóstoles
sobre la Ascensión. Esta parte se debe a Don Miguel Mesa Molinos, colaborador
valioso en este Blog, a quien damos las gracias.
Mayo de 2020
ANTONIO ARANDA CALVO. SACERDOTE DIOCESANO
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