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viernes, 29 de mayo de 2020

DOMINGO DEL ESPÍRITU SANTO. PENTECOSTÉS.



PUNTOS PARA LA MEDITACIÓN


   El Espíritu Santo, Espíritu de Cristo Resucitado, prometido por el mismo Señor, LLEGA A NOSOTROS…con Él desaparece todo miedo y temor, nos rehacernos en la esperanza, el gozo y la confianza, la fe en su promesa: “estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.



PENTECOSTES: 50 días después de Pascua. Venida del Espíritu Santo, como fuego y viento, fuente y energía; puertas abiertas para acoger a todos: raza, nación, color, todos, lo diferente en la unidad,  porque “ya no hay judío o griego, circunciso o incircunciso, hombre o mujer, todos somos uno en Cristo Jesús” El Espíritu Santo supera toda división… todos entienden aún cuando hablan diferentes lenguas.

   Los Dones del Espíritu Santo: Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad, Temor de Dios. Los Frutos que producen aquellos dones son: caridad, gozo espiritual, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia, castidad’ (Gálatas 5, 22-23) y (Catecismo de la Iglesia Católica, 1832).

  • Nosotros debemos abrir las puertas del Espíritu al mundo en el que vivimos y a cada uno de nosotros; a los hombres y mujeres de esta sociedad… no podemos cerrar las puertas del Espíritu a nadie; por el contrario, hemos de llevarlo con nuestra palabra y testimonio; proclamar a todos con la propia vida que el Espíritu llega a todos y quiere hacer morada en cada corazón… vivificar esta  nuestra propia realidad.

  • Abiertos al impulso del Espíritu, a la libertad, a la acogida compasiva y generosa… que es llamada al perdón, a la curación, a la sanación.  El impulso del Espíritu es fuerza para los más débiles, consuelo al que sufre, alegría al triste; es ímpetu para denunciar toda injusticia y buscar la fraternidad entre todos… implantar un régimen de misericordia, “sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso”... llamados a la conversión del corazón.

  • El Espíritu ha de manifestarse en todos las bautizados, pues que lo recibimos como “don” y no podemos esconderlo “en el baúl de los recuerdo” sino que hay que “llevarlo por todo el mundo…” Somos Misioneros-Testigos, con la Misión, que Jesús nos daba al subir al cielo con el Padre. La Eucaristía que  celebraremos en el Domingo, Cuerpo y Sangre de Cristo, sacrificio y ofrenda, es alimento para la Misión, se nos pone en salida y nos limpia de toda cobardía.

DOMINGO DEL ESPÍRITU SANTO. PENTECOSTÉS.
31 de Mayo 2020.

   Hoy se ha cumplido la Promesa. A los 50 días de la Pascua, llegó el Espíritu y transformó a los Apóstoles; desde ese momento ellos comenzaron a recorrer el mundo, anunciando a Cristo. Hoy parece que los cristianos salimos a la calle algo alicortados, como si “lo nuestro no vendiera”, ni valiera y, sin embargo, ¡somos voceros de Dios, del Mensaje de Jesús, que nos da la fuerza y potencia del Espíritu Santo.



  • El Espíritu Santo se hace notar: cambia la tristeza en alegría, los recuerdos de dolor, fracaso y traición se iluminan y la luz del perdón y de la misericordia ilumina la vida misma. 

  • El Espíritu Santo abre las puertas que habían sido  cerradas por el miedo y la desconfianza; Él hace posible que todos se entiendan -nos entendamos- (La Torre de Babel…la confusión de las lenguas) y pone en ellos el deseo imperioso de contar lo que habían visto y oído, siguiendo el mandato del Señor: “Id a todo el mundo…” 

  • El Espíritu Santo, ahora, nos enseñará a amar como Jesús nos amó, “no he venido a ser servido… he venido a curar a los que están enfermos… doy mi vida por mis ovejas…”. “Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por la persona amada…” y Cristo, llegada la hora, “habiendo amado a los suyos los amó hasta el extremo…”

  • El Espíritu Santo es creativo y nos incita a que lo seamos nosotros también; sus dones se hacen notar en sus frutos, pero como decía Urs von Baltasar:  “El Espíritu no quiere ser visto, sino ser luz para nuestros ojos”

  • Nosotros, marcados por el Espíritu, en el Bautismo, la Confirmación, el Orden y la vida misma de la Iglesia, experimentamos la presencia del mismo Espíritu + ¡es el principio de la vida nueva! + ¡es una relación nueva con los demás! + ¡es una mirada nueva al mundo nuevo  que se nos abre! + ¡es una apuesta para hacerle presente con nuestro testimonio! Tenemos una Misión. Somos Testigos. Pidamos: ¡Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu Amor!

   Y ahora es necesario entrar en la nueva etapa, el tiempo del Espíritu… Ya en los años del Concilio Vaticano II Kart Rahner (con una tesis sobre el Espíritu en el mundo) decía: “el serio problema de los cristianos es que seguimos caminos de resignación y aburrimiento, cada vez mayores caminos comunes de mediocridad espiritual”

   Y es que nuestro mundo vive hacia fuera, se mueve muy deprisa, ha apostado por el “exterior”, en él se vive la corteza de la vida, pero no se entra dentro… Al igual los cristianos, parece como si  hubiéramos apagado la experiencia interior de Dios; la luz del Espíritu no encuentra rendijas para entrar en nuestro corazón, damos vueltas a la periferia del Misterio, pero sin entrar en él, ni dejarnos que él nos inunde. A nuestras comunidades les falta “interioridad”.

   A pesar de que se han reforzado muchas cosas: la acción, el compromiso social, la ortodoxia, la liturgia, la cercanía, las instituciones… no hemos avanzado en el Espíritu. A pesar de lo vivido en estos meses de reclutamiento… no hemos captado  “la gran lección” Solo Dios basta, quien a Dios tiene nada le falta y al final de la jornada aquel que se salva sabe, quien no… no sabe nada. Ojalá nos haya aportado la experiencia interior de “solo Dios”:

  • Estamos privados de experiencias interiores: hacemos, rezamos, oímos, participamos en la liturgia… y hasta muy bien…pero el corazón parece estar ausente.

  • Hablamos de Dios, a veces mucho, con belleza y hondura, pero ¿cuándo le escuchamos? ¿cuándo percibimos su presencia callada y silenciosa? Se trata de vivir el Misterio de Dios, desde dentro; acoger el Espíritu del Resucitado; percibir a Dios desde el propio ser y actuar.

  • Pero esta experiencia interior de Dios es obra del mismo Espíritu y sin esa Gracia no se podrá vivir en este mundo tan distorsionado.

  • NADA SIN EL ESPÍRITU el cual podrá darse sin FE.

 “Espíritu Santo, ven en el Nombre del Señor. Acompáñame, condúceme, toma mi vida. Santifícame, transfórmame. Resucítame, conviérteme todos los días. Fortaléceme, consuélame en mis pesares…Libérame Espíritu Santo, Ven”.

   Confiemos en el Espíritu, presente en la Primera Creación “El Espíritu se cernía sobre las aguas…” y Alma de la Nueva Creación. Es el cumplimiento de todas las Promesas: *Pone fin al movimiento disgregador de Babel.- *Prende la luz y el calor humano de las hogueras de la humanidad.- *Abre las fuentes y surtidores del Agua Pura.- *Construye los puentes del Amor… y así los seres humanos se pueden entrelazar y vivir la humanidad nueva.
  

 31 de Mayo 2020.

Antonio Aranda Calvo. Sacerdote Diocesano.


sábado, 23 de mayo de 2020

A UNA FLOR AZUL

  

“Coge una flor en tus manos y espera un buen deseo”


Entre las hierbas secas de un jardín abandonado,
surgió una flor: era pequeña y azul,
casi escondida, pero era ella…sin igual;
parecía sola, extraña, distante, pero ¡no! era ella…
atraía las miradas de los otros;
hacía que sonaran trinos y cantos;
embellecía el  suelo yerto; era sencilla y humilde,
una sola…

Los hombres la miraban, los pajotes secos
la adoraban… era su reina…
recuerdo de pasados esplendores.

La flor azul daba sentido a todo aquel espacio,
hasta pudieras ser que por la flor siguiera allí
el prado seco y las casas ruinosas, la rica y la pobre,
y la cerca caída… pues sin ella todo hubiera muerto,
¿para qué, sin la flor, tanta tristeza?
Era una flor azul.

Por las noches la luna, agradecida,
derramaba en ella su esplendor;
el sol, durante el día, calentaba su cuerpo
y una estrella, del infinito cielo, se fijó en ella,
así la flor se hacía más guapa y más bella.

Y era una flor, sólo una flor…eso sí, azul y sola,
en medio de un chal amarillento,
con deformes esquinas y flecos mal cortados.

Pero ¡qué bonita era la flor!
parecía al niño, que en la cuna mueve las manos y mira,
y su cuerpo se va por la mirada, hablando su canción.

¡Qué bonita era la flor y qué azul tenía la flor!
Parecía inmaculada como el cielo,
vivaracha como niña, vestida de encajes de bolillos,
con puntillas bordadas y cenefas de punto…
pero de color azul.

¡Cuánto decía a quienes pasaban por el camino cercano
hacia el hogar!

Aquella solitaria flor hablaba de vida, de esperanza y amor;
ofrecía  sus olores, su presencia, su corola,
suplicaba compañía, una mirada, un adiós…
a todos decía algo, aquella flor.

¡Cuantas cosas puede decir una flor!
En el mundo, nuestro mundo, existe esta flor;
la llamamos de muchas formas,
parece débil y delicada, pero seduce…
está llena de color, de esperanza, de fe y de AMOR.

En la vida, siempre hay una flor;
ya sea, acompañada de enjambres de macetas,
o solitaria y cercada de espinas,
en los rosales, entre hierbabuena o toronjil,
con alelíes, clavellinas o margaritas,
o claveles o azucenas… flores al fin,
que no hay mundo sin flores mil.

La nuestra que era azul, estaba sola,
rodeada de pajotes, ya lo dije,
y poco más…
pero atraía la mirada de las gente
por sólo su presencia;
atraía al sol, a la luna y a las estrellas,
de modo que concentraba en sí mucha belleza,
tan preciosa era…

No hubo nadie que la arrancara de su sitio,
aunque estoy seguro, que otra hubiera nacido en su lugar.


Antonio Aranda Calvo.


ASCENSIÓN DEL SEÑOR. 24 de Mayo


 PUNTOS PARA LA MEDITACIÓN


  • Jesús Resucitado se hizo ver por sus discípulos que, llenos de miedo, se escondían por temor a que les sucediera lo que a su Maestro.
  • Jesús les saca de esta situación: puesto en medio de ellos, les habla, les da su paz, les muestra sus heridas y hasta come con ellos… entonces se llenan de gozo y alegría.
  • Jesús les promete, además, el Espíritu Santo “que procede del Padre y del Hijo” y les encomienda la Misión para la que los había preparado en aquellos tres años de seguimiento  e intimidad con Él.

 AHORA JESÚS VUELVE AL PADRE: ASCENSIÓN.

  • Pero Jesús, lejos de dejarnos “plantados mirando al cielo”, nos “bendice y nos envía”, enraizados en la fuerza del Espíritu Santo, y nos constituye Iglesia, movida por el mismo Espíritu; así la hace estar en medio del mundo con el ANUNCIO gozoso, para ese mundo, de que tiene un Padre Dios que es AMOR, manifestado en Cristo Jesús, quien muerto y resucitado, nos libera y salva, para construir un mundo nuevo, fraterno y justo, que camina hacia su realización plena.
  • Jesús, en su Ascensión, hace posible la Iglesia, presencia del Resucitado, a través de la Comunidad en la Historia… a través de cada bautizado.
  
Para esto es necesario romper con el estancamiento en nuestros propios intereses “dejar de mirar al cielo”, a nuestro bienestar, a nuestras cosas… y desprendidos de sí mismos, llenos del Espíritu, surcar los mares, saltar las fronteras y ANUNCIAR cuanto Él nos mandó, sabiendo “que estará con nosotros hasta el fin de los tiempos”. Jesús que nació como Emmanuel “Dios con nosotros” se despide prometiendo “estar con nosotros siempre” y su Palabra no falla.

“¡Señor! no apartes tus ojos de los nuestros, y sigue bendiciendo nuestro esfuerzo, para que desde el último puesto, el servicio, demos por todos, con Tú, la vida, y con todos vayamos a tu encuentro”,

Son muchos los ejemplos que nos han dejado, los Santos, a lo largo de la Historia de la Iglesia, dando su vida como Cristo, también los santos de hoy “los de la puerta de al lado” ¡aprendamos de ellos!



 ASCENSIÓN DEL SEÑOR A LOS CIELOS. 24 de Mayo.


   
   La Fiesta Cristiana de hoy, LA ASCENSIÓN, viene cargada de Esperanza para inyectarla en nuestros corazones y para que la extendamos a todo el mundo, en esta sociedad nuestra, a veces tan falta de ella.

(Quizá convendría pensar en lo que sigue:

   En gracia a la pandemia, provocada por el “coronavirus” que aún estamos padeciendo, se nos está llamando a prepararnos para la reconstrucción de nuestro mundo, de esta nuestra sociedad en  lo económico, lo social, el sistema mismo… se trata de un rearme en múltiples aspectos, que en muchos ambientes se concreta en reconstruir la sociedad del bienestar… (para mi “el bienestar y la felicidad” no son equivalentes) pero más allá de ello, los cristianos hemos de colaborar en todo lo bueno y beneficioso para el ser humano, aunque, sabiendo también que, desde la fe, se nos llama a “un cielo nuevo y una tierra nueva” en el que la felicidad va más allá del bienestar, que la cohesión social se sustenta en la fraternidad y está en la filiación de un padre común, cuyo interés, desde la verdad, es el bien de todos, en especial de los más débiles… en breve: por la fe en un Padre que es Amor y quiere que todos sus hijos sean hermanos en el Amor.)

  La Ascensión nos dice que te vas, Señor; pero hoy vemos, después de escucharte, que te quedas con nosotros con una presencia total y plena, que nos llena de gozo, pues:
  • Te quedas en el Evangelio, vives en los que te amamos y hablas en los que hablan por Ti.
  • Te dejas comer en la Eucaristía, te dejas oír en la oración, estás en los Sagrarios para adorarte y sentir tu cercanía.
  • Te dejas abrazar en el prójimo, ver en el que sufre y te haces visible donde hay Amor.
  • Tu Iglesia es signo de tu presencia; tu Ascensión es la suerte que nos aguarda, porque tu estar en el cielo, es la garantía y la seguridad de que nos esperas allí y hacia Ti vamos.
  • Te vas Señor, pero te quedas con nosotros como nunca habíamos  pensado ni soñado, de una manera entrañable y esa es la Eucaristía, presencia para siempre y alimento para la Vida.


   Con la Ascensión al Padre, Jesús nos abre un horizonte inmenso “id a todo el mundo”; a lo mejor no le hemos comprendido del todo… y por ello nos quedamos “plantados, mirando al cielo” en medio de incertidumbres e interrogantes, desganados, apáticos… como quien nada tuviera que hacer… Pero ¡NO!,  los seguidores de Jesús debemos caminar por la vida llenos de confianza, con una meta clara y convencidos de donde vamos, pues cuando parece que la luz de la vida se oscurece y hasta se extingue, Dios, Bondad y Amor, permanece… y Dios es la puerta abierta a la vida, que nadie puede cerrar. La realidad de la vida y el misterio último que encierra es igualmente bondad y amor… pues la semilla de Dios está dentro de la vida misma.


  Con la Ascensión termina la Misión que trajo Jesús a la tierra y comienza el ser de la Iglesia y su misma Misión, que no es otra sino la de hacer presente a Jesús, el cual se quiere valer de nosotros para que sus palabras y sus obras, su persona misma, la Buena Nueva, misterio de Amor, llegue a todos. La Iglesia ha de continuar la tarea de Jesús, anunciar su Reino, que ya está presente, construir su gran proyecto, cargado de novedad y bondad, la tierra nueva, una gran familia de fraternidad universal, de paz y verdad, de justicia y amor. 

  En el Apostolado, que tiene hoy su día, Jesús muestra su necesidad de nosotros, que seamos “otros cristos”, anunciando sin temor ni vergüenza, con pasión y entusiasmo, la novedad del Evangelio. La Ascensión, fiesta de Esperanza y Compromiso, es el día del Envío.

Así expresa el sentido del Apostolado y de la Misión, el médico pediatra, Don José María García Vázquez:

 “Antes de tu marcha al cielo, nos trasmitiste el mandato
de dedicarnos con celo y amor al apostolado
como parte de la vida de quien quiere ser cristiano
como punto de partida para ayudar al hermano,
porque siendo de justicia dar lo suyo a cada cual
llevar la Buena Noticia es parte fundamental.”




Nota: A continuación encontraréis, a modo de epílogo, una presentación del lugar histórico, según la tradición, donde se sitúan los hechos narrados en los Evangelios y en Los Hechos de los Apóstoles sobre la Ascensión. Esta parte se debe a Don Miguel Mesa Molinos, colaborador valioso en este Blog, a quien damos las gracias.


 











Mayo de 2020


ANTONIO ARANDA CALVO. SACERDOTE DIOCESANO




EN LA FIESTA DE LA VIRGEN DEL CARMEN 16 de Julio.

  (Dedicado a los fieles de Monte Lope Álvarez en la Fiesta de su PATRONA )   !VIVA LA VIRGEN DEL CARMEN! ¡Virgen del Carmen! Reina de mares...