Día de silencio, de oscuridad y llanto por la Muerte del Señor…
¡Donde le habéis puesto y voy yo a buscarle? Dice María Magdalena en un arrebato de dolor, creyendo, al ver el sepulcro vacío, que ha robado el cuerpo de Jesús. Efectivamente la tarde del Viernes quedó sepultado; de prisa volvieron a casa, lo mandaba la ley del “descanso sabático”. Soledad de los Discípulos, Soledad de María la Virgen, “las tres Marías” Magdalena entre ellas.
Hoy la Iglesia, Esposa de Cristo, guarda también el luto del dolor, las puertas de los sacramentos están cerradas, menos las del Perdón (Confesión y Unción de Enfermos). Mente y corazón de los fieles han de estar en su Señor: revivir el ejemplo de Amor, volver la mirada a la Cena Santa, recordar el Huerto y el escenario de la Pasión: Sanedrín, Pretorio, Palacio de Herodes, Calle de la Amargura…Calvario y Sepultura, y allí Nuestro Señor padeciendo por nosotros; pero poco a poco se va abriendo un horizonte luminoso, de alegría y gozo porque se espera al SEÑOR RESUCITADO, según lo había dicho y lo habían profetizado.
Eran tantos los sufrimientos que había padecido… aquel cuerpo destrozado, aquel rostro desfigurado “que no parecía ser un hombre”, las ofensas morales, palabras, insultos… y ¡algunos habían recibido tantos bienes de Él! Los seguidores y Apóstoles no podían soportarlo, sufrían por su actitud cobarde por su falta de arrojo para defenderle y seguirle. Al menos Juan y “las tres Marías” habían llegado hasta el Calvario con Él y le habían acompañado en la Sepultura, limpiando y embalsamando su Cuerpo.
María, la Madre, la Dolorosa llena de Esperanza, era otro caso, el único: Ella siempre había sido fiel, nunca dudó, sino que se fio desde el Anuncio del Ángel; nunca había desconfiado de aquellas misteriosas palabras que debió oír de su Amado Jesús “Al tercer día resucitaré” y por eso permanecía en dolor, pero llena de Esperanza, con el gran gozo que le iba entrando en el corazón, pues la hora se acercaba: oraba, consolaba, animaba: ¡Madre de la Esperanza y del Consuelo danos la Paz!
En la madrugada del día primero de la
Semana, hoy Domingo, tenían que cumplirse sus palabras, por eso Pasado el
sábado, cuando ya apuntaba el primer día de la semana, María Magdalena y la
otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto se produjo un fuerte terremoto,
pues un ángel del Señor, que había bajado del cielo, se acercó al sepulcro,
removió la piedra que cerraba la entrada y se sentó sobre ella.
Resplandecía como un relámpago y sus vestiduras eran blancas como la
nieve. Los soldados que guardaban el sepulcro se echaron a temblar de
miedo y se quedaron como muertos. Entonces el ángel dijo a las mujeres: No
temáis. Ya sé que estáis buscando a Jesús, el que fue crucificado. No
está aquí, pues ha resucitado, tal como anunció. Venid y ved el lugar donde lo
habían puesto. Ahora marchaos aprisa y anunciad a sus discípulos que
Jesús ha resucitado de entre los muertos y que va delante de ellos a Galilea.
Allí lo veréis. Esto es lo que yo tenía que deciros.
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Un acontecimiento como este no podía haber sido descrito con menos fuerza y menos aparato celestial. San Juan nos presenta una versión muy rica y entran en escena él y Pedro. (Ved los textos Evangélicos reflexionad en ellos y orad).
María, nuestra Señora con gozo infinito recibió la noticia dando gracias a Dios se unió a los discípulos para apoyarlos en su naciente fe.
¡Alegría y paz hermanos que el Señor Resucitó! Es la llamada VIGILIA PASCUAL y
que se desarrolla en estos pasos:
- Asamblea reunida, templo a oscuras, fieles en torno a una hoguera, esperando al Presbítero u Obispo que presida.
- Se bendice el fuego y de él se prende el CIRIO PASCUAL. LA NUEVA LUZ comienza a iluminar el templo, prenden de él las velas de los presbíteros y el pueblo: ¡LUZ DE CRISTO! se proclama, ¡DEMOS GRACIAS A DIOS! se responde.
- Procesión hacia el Altar, donde se canta el PREGÓN PASCUAL, anuncio de la Resurrección.
- Y todo en silencio comienza la VIGILIA. La Iglesia, la Comunidad, a la espera de su Señor, escucha la PALABRA DE DIOS, Antiguo y Nuevo Testamento, Salmos, Oraciones, Cantos… se alarga lo que sea prudente, pero al menos 5 lecturas están prescritas; y al fin, muy sonoro, el ¡¡Aleluya!! Y el Santo Evangelio que narra lo que ya hemos visto.
- Es una Noche BAUTISMAL, por ello debería haber bautismos de niños o adultos. En todo caso los asistentes RENOVARAN LAS PROMESAS DEL BAUTISMO. Bendición del Agua, aspersión a los fieles.
- NOCHE EUCARISTÍCA. Cristo Resucitado se haré presente en nuestro Altar y seremos alimentados del Él: PAN DE VIDA.
Antonio Aranda Calvo. Sacerdote.
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