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viernes, 23 de abril de 2021

CUARTO DOMINGO DE PASCUA 25 de Abril.

 


“El Señor es el Pastor que me guía y la Puerta por donde puedo llegar hasta Dios”

La imagen de este cuarto domingo de Pascua es  el Buen Pastor… Por ello se le ha llamado Domingo del Buen Pastor, imagen muy querida en la Iglesia desde los comienzos, como ha quedado expresado en las Catacumbas y en los sarcófagos cristianos, y todavía, a pesar de nuestra cultura poco pastoril, esa imagen la acogemos con gozo. Su significado, explicado por el mismo Jesús, es muy claro: El pastor entra en el redil por la puerta, si ocultar nada, sin miedo, porque va a hacer el bien y a mostrar el Amor que tiene a su rebaño; por el contrario el ladrón salta las tapias para robar, matar y hacer estragos…Está claro que es de Jesús de quien hemos de fiarnos.


Pintura en el techo de la catacumba de San Callisto.
Periodo paleocristiano, mediados del siglo III d.C.

 

En el Evangelio hay una propuesta cristológica  con dos vertientes:  

  • Cristo es “El Yo Soy” (con tanta remembranza  bíblica, Dios se revela a Moisés, “el tetragrámaton divino” representación  mistérica de Dios) Cristo es Aquel “yo soy” del SINAI, el Enviado de Dios, Hijo de Dios, Segunda Persona de la Santísima Trinidad, Dios Encarnado.  
  • Así la primera imagen es el Pastor: “El yo soy” le corresponde ahora a Jesús, el Señor, quien se ha presentado como la verdad, la vida, la resurrección… y ahora como PASTOR. Teniendo ante nosotros el contenido del Salmo 23, poema de confianza… plena confianza en Jesús, podemos comprender toda su riqueza,  pues ya  no iremos a buscar fuera de Él cosa alguna… ya que todo lo tenemos en Él.  Es el BUEN PASTOR. 

 

 

  •  La segunda imagen, Cristo es la Puerta  de las ovejas; por donde podemos entrar y salir… con confianza infinita y con toda la libertad que ello implica; “porque Él cuida mis entradas y salidas” para mi bien. El rico significado de la puerta, podemos intuirlo mirando a la casa o a la ciudad amurallada…, esto nos puede clarificar todo su valor: quien toma la puerta ya es dueño de la casa o de la ciudad… (llegó a las puertas de la ciudad…) ¡Que alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor… ya están pisando nuestros pies tus umbrales (puertas) Jerusalén! “¡Abridme las puertas del triunfo y entraré para dar gracias al Señor! ¡Esta es la puerta del Señor: los vencedores entrarán por ella! (Sal 118,19-20). Sin puertas no hay entradas ni salidas, se trata de casa abandonada y se salta por las tapias. Los peregrinos entran por la Puerta Santa y siente la felicidad de haber cumplido su peregrinación… pues van a eso “a encontrarse con Dios” Y es desde Jesús, la verdadera puerta, por el que podemos entrar y salir para encontrar a Dios y para vivir una  vida plena; quien pretenda construir un mundo al margen de Jesús lo puede hacer, pero no hallará  el camino para encontrarse con el Dios de vida y con la verdad de nuestra existencia. (Esto no quita que debamos mantener un respeto y una comprensión para quien no quiera o no pueda entrar por esa puerta, Jesús, para encontrar a Dios) Nosotros, no obstante, los que nos fiamos de su palabra, sabemos que es Jesús la puerta verdadera de la vida, Él ha venido para dar vida y darla abundantemente, dar la vida en plenitud; no como los ladrones que entran para robar, matar y llevarse cuanto encuentran. Seamos, pues consecuentes.  

 

 

  • Que la Virgen María, Pastora Divina, Madre del Buen Pastor, cuya Fiesta hoy se celebra en nuestra Diócesis, bajo el Título de Ntra. Sra. de la Cabeza, nos acompañe en nuestro caminar al Monte de la Luz.  


El Buen Pastor
Murillo, Bartolomé Esteban (1617-1682)
Óleo sobre lienzo (123 x 101 cm) 1660.
©Museo Nacional del Prado

 

Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 11-18 

   En aquel tiempo, dijo Jesús: «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan  las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.                             

   Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.»  

 Antonio Aranda Calvo. Sacerdote


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