A cuatro días de la celebración
litúrgica del Nacimiento de Jesús, nacido
de María la Virgen, en el Portal de Belén, nos reunimos en el Domingo IV de Adviento, para dar gracias a
Dios, experimentar la fraternidad que nos da ser sus hijos y avivar nuestra fe con la Palabra y la Eucaristía.
¡Bien venidos todos a nuestra celebración!
La Palabra de Dios nos ha ofrecido preciosos mensajes que vamos a desentrañar.
1ª En la primera lectura, David trata de corresponder a Dios por los muchos bienes que de Él ha recibido, haciéndole un Templo en el que habite; se trataría de recompensarle, como si se pudiera poner a la altura de su Señor. (En realidad esto no agrada a Dios)
3ª En la segunda lectura, Pablo nos participa que en el tiempo, Dios
reveló el Misterio mantenido en secreto durante siglos eternos, y nos ha hecho
participar de él, llevándonos a la obediencia de la fe, en el Señor Jesucristo,
quien da gloria y honor al Padre por los siglos de los siglos.
Resulta que la corte celestial se desplaza a la tierra, a un lugar llamado Nazaret; Gabriel es el Ángel portavoz y anuncia el misterio a una joven virgen, desposada con un hombre llamado José de la estirpe de David. Nos da el nombre de la virgen: se llamaba María. Lo describe con naturalidad, como el que narra un sencillo relato que han de entender hasta los niños. Y sin embargo todas las miradas se dirigen allí y se centran en Ella, por un instante parece se detuviera el mundo y la vida misma, hasta Dios está pendiente de aquella mujer y de su aceptación… y no se trata ahora de compensar, como David, las grandezas de Dios, sino más bien, de acoger humildemente el Don de Dios a favor de todos los hombres
“Todos los siglos están mirando hacia Ti;
todos escuchan tu voz, temblando en un sí.
Cielos y tierra se dan, en tu corazón;
como un abrazo de paz, ternura y perdón.”
Lienzo de la “Anunciación”
en el retablo del altar mayor de la iglesia del Monasterio de San José. Carmelitas
Descalzas Jaén.
María con la dignidad que le da el ser criatura de Dios, pregunta y entra en un diálogo de libertad y de amor con su Dios a través del Ángel… Ya sabéis:
- Ella se turbó… porque Gabriel la había saludado como la llena de Gracia y como bendita entre las mujeres… y se preguntaba con el rostro sonrojado, que le hacía más bella aún… qué saludo era aquel.
- Y el Ángel se explicó lo mejor que pudo…pero dejó bien claro y sin titubear dijo: Has encontrado Gracia ante Dios, no temas María. Concebirás, darás a luz un hijo, le llamarás JESÚS, será grande, el Hijo del Altísimo, su reino no tendrá fin…
- María de nuevo interviene: ¿Cómo será eso, pues no conozco varón? Ya sabemos la respuesta: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombrea…
Antonio Aranda Calvo. Sacerdote.
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