19 de marzo: TERCER DÍA DE NOVENA A NUESTRO PADRE JESÚS
NAZARENO. JESÚS ES DIOS HECHO HOMBRE EN EL SENO DE MARÍA
Jesús,
tenemos abierto el corazón para amarte y seguirte, también para llevarte al corazón de nuestros
hermanos y que nos estrechemos en un abrazo de amor porque, como Tú estás
dispuesto, pues nos has amado primero y vienes a nosotros antes de que nos movamos,
por tu amor generoso podemos en Ti hacer la gran familia de Dios. Pero ahora
nos interesa saber mucho de Ti, porque alguien que no es conocido no puede ser
querido; nos gusta saber de Ti todo lo que sea posible en lo histórico,
artístico o teológico, pero mucho más entrar en contacto íntimo contigo,
teniéndote muy dentro de nosotros mismos, pues así podremos llevarte a nuestros
hermanos, mostrarte a ellos para que te quieran y sigan, de este modo podremos
cumplir con el encargo que nos diste y nos encomienda la Iglesia como miembros
activos de la misma. Queremos ser apóstoles en nuestro mundo y en nuestra
Cofradía y puesto que hoy celebramos a San José, aunque trasladado
litúrgicamente a mañana lunes, San José es el Patrón y Protector de la Iglesia,
por ello podemos pedirle su intercesión
ante Jesús para poder cumplir nuestra Misión. Nos vamos a acercar a Ti, Señor,
y en primer lugar te vemos COMO VERDADERO HOMBRE. Tú eres Dios hecho hombre. La
Imagen de Jesús, tan querida y venerada, te representa como Dios Encarnado;
tienes un cuerpo como el nuestro, con el que puedes padecer y sufrir, con el
que sentir las alegrías de la vida, con el que poder dar gracias al Padre;
sientes y amas; tienes una madre, que te llevó en su seno y te dio a luz.
Compartiste tu vida con la nuestra por amor, bajaste hasta nosotros y tanto nos
quieres que te haces hermano y nos elevas a hijos adoptivos de Dios. Es tan
importante esta realidad de la Encarnación, el que tú te hayas hecho hombre
como nosotros, que sin ello lo específico de la fe cristiana vendría abajo, la
manera de celebrar nuestra fe, nuestras manifestaciones, nuestro mismo ser de
Cofradía sería imposible (ejemplo tenemos en otras comuniones religiosas, que
al no poder representar a su Dios, por no estar “encarnado” y hasta lo tienen
prohibido, no pueden disfrutar de la Imagen y de lo que significa la elevación
del hombre a hijo de Dios) La Imagen Sagrada de Jesús representa precisamente
ese Dios Encarnando. Hoy ante tu Imagen de Nazareno con la Cruz, que ocupa con
belleza el centro, la presidencia de nuestro Templo, en estos días de Novena,
podemos dirigirnos a Ti como amigo, como hermano, como padre y como abuelo, lo
propio y específico de Jaén. Podemos hablarte, contarte nuestras cosas, los
problemas y alegrías de la vida; podemos presentarte nuestra propia familia,
decirte sobre el trabajo y las necesidades, los dolores y enfermedades, las
lágrimas ante las muerte injustas de muchos hermanos. El que Tú seas un hombre verdadero nos enseña
tantas cosas, nos das ejemplo de cómo hemos de portarnos en nuestro vivir
diario, tu modo de vivir se convierte en un modelo para nosotros. Miremos el
Evangelio: Jesús nació pobre, en una
cueva-establo, “porque no había para ellos posada” ¿Cómo valoramos
personas y situaciones similares que en nuestra provincia, por ser concretos,
vienen en ciertas épocas de recolección? Jesús sintió las caricias de su Madre
María y el cuidado de José; ¿Acaso no sentimos gozo y alegría de ser iguales a
Jesús, seguro que nuestras madres hicieron eso mismo con nosotros, porque él
quiso nacer niño y tener una madre? ¿Cómo favorecemos la vida y ayudamos a las
mujeres embarazadas, a las madres que estén en momentos difíciles? Se dice que vinieron ángeles y pastores, pues
la gente religiosa de su tiempo ni se enteró; nunca nos podemos sentir excusados de ayudar a los
demás y celebrar sus alegrías, por un motivo de práctica religiosa, debemos de
dar a Dios lo que es de Dios y a los hermanos lo que necesiten de nuestra
parte, aun cuando tuviéramos que dejar por el momento el mismo ejercicio
religioso; Jesús padeció las iras de Herodes, el cual no respetaba la vida
porque tampoco respetaba a Dios. Muy de niño tuvo que emigrar, se pareció a las familias de condición más
pobre. ¡Cómo sentirnos lejos de nuestro Señor, cuando Él se fundió con
nosotros! Y ¡Cómo sentirnos ajenos a los hermanos, hombres y mujeres de muchos
países, que llegan a nosotros como aquella familia formada por Jesús, María y
José? Jesús vuelve a los pocos años a
Nazaret y allí lleva una vida de familia. ¡Gracias Jesús por haber elegido la
familia para venir a este mundo! Precisamente porque Jesús es Dios Encarnado,
podemos tenerlo tan cerca, representado en imágenes y cuadros; podemos pedirle
protección, perdón y darle gracia, a Él,
Misericordioso y Clemente, grande para amar, grande para perdonar. Jesús vivió
las distintas etapas de la vida, desarrollándose en estatura, saber y gracia,
por eso podemos identificarnos con Él, mirarlo como ejemplo y pedirle en
nuestras circunstancias personales. Si
eres niño, si eres joven, si eres adulto, pero sobre todo porque eres un ser
humano, hombre o mujer, mira a Jesús, invócale, con las palabras que salgan de
tu corazón y escúchale, entrando en un diálogo de Amor con Él que sabemos que
nos ama.
Estamos
en el Domingo llamado “letare” o de la alegría porque ya se vislumbra el
horizonte de la resurrección. Avivemos nuestra esperanza y que la proximidad
del gozo nos haga caminar con más energía, detrás de Jesús, paso a paso,
superando los tropiezos y venciendo las asechanzas, pues que “el Señor es mi
Pastor, nada me puede faltar”. El ciego de nacimiento, sanado por Jesús, nos
representa muchas veces cuando no nos damos cuenta de que Jesús es la luz y
nosotros nos estancamos en la oscuridad, miramos para otro lado y preferimos
confiar en pequeñas luces; Yo soy la luz del mundo, nos ha venido a decir, y
quiere que nos dejemos iluminar por su Rostro y confiemos en Él, que la luz de
su Rostro se refleje en nosotros y la vayamos proyectando a nuestros hermanos.
Y
volviendo a San José, aprendamos de su condición de esposo y padre; que San
José nos ayude para superar los problemas del misterio de la vida. Que como él
sepamos superar las dificultades materiales de la vida, confiando plenamente en
las ayudad divinas.
Finalmente
hoy debemos pedir por el Seminario, lo tenemos muy cerca. Pongamos como
intercesor al Seminarista Mártir Manuel Aranda, vivió en el mismo Seminario que
hoy tenemos y fue fiel al Señor hasta la muerte, en el Beato Manuel Aranda se
cumple aquello de que “nadie tiene más
amor que quien da la vida por la persona amada” Los Seminaristas y Sacerdotes residentes en
Seminario son nuestros vecinos, pasan ante el camarín y lo visitan con
frecuencia. Todos sabemos la necesidad de sacerdotes que tiene la Iglesia en
estos tiempos, hoy son más necesarios
todavía, por la ausencia de educación cristiana en el ambiente, en los hogares
y en las escuelas. Danos, Señor muchos y santos sacerdotes, para tu honor y
nuestro servicio. Te lo pedimos a Ti Jesús que vives y reinas por los siglos de
los siglos. Amén.
¡”Queremos
seguirte, Señor”!
Seguirte,
Jesús de Nazaret, con todo el corazón,
Coger
mi cruz y acompañar tu paso,
El
pensamiento en Ti, los ojos bajos
Y
una firme decisión:
Primero
tus mandatos que se resumen
En
el Amor a Dios y a los hermanos;
Después
los que llaman tus consejos:
Renuncia
a mí, entrega a tu misión…
Y
siguiéndote así, perdonar al enemigo
Hacer
el bien a quien no me quiere,
Compartir
con el que no me quiere
Y
orar y contemplarte
A
Ti que estás presente y que me esperas,
Que
eres Pan vivo y me alimentas,
Sacrificio
agradable a Dios,
Eucaristía
Santa.
Y
mirarte muchas veces en tu Imagen,
Padre
Jesús, la que tanto venera nuestra gente,
Con tu Cruz y tú corona, los pies
descalzos,
El hábito morado y penitente.
Desde tu Imagen, volver una y otra
vez,
A tu real presencia, Sacramento de
Amor…
Y desde ahí, a los hermanos, pues en
ellos
Tú te encuentras para siempre.
Antonio Aranda Calvo.
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