“Santa María, Madre de Dios, Ruega por nosotros…”
LECTURAS:
Números 6, 22-27; Salmo 66. Que Dios tenga piedad y nos bendiga. Gálatas 4,
4-7. Evangelio Lucas 2,16-21.
En este primer día del año:
I.- La fórmula de bendición que nos ofrece la primera lectura en bien significativa… Y si Dios bendecía así a su pueblo Israel, ¿cómo no nos va a bendecir a nosotros que ya estamos salvados por su Hijo Jesucristo, el Dios con nosotros, Emmanuel?
II.- La presencia de María en la Iglesia, nuestro reconocimiento como Madre de Dios y madre nuestra, nuestro amor y veneración a Ella, no sólo está en que en su seno virginal el Hijo eterno del Padre asumiera su cuerpo, sino además, porque gracias a su fe, Ella es la primera discípula de Jesús y esto hace que su maternidad se dilate hasta abarcar a la humanidad entera: porque gracias a la fe de María en la bodas de Caná, la fe de los discípulos en Jesús crecerá y dará pie a la acción evangelizadora. Gracias a la fe de María, al pie de la Cruz, somos recibidos como hijos en la persona de Juan. Gracias a esa misma fe, María se convierte en la madre orante de la Iglesia sobre la cual descendió el poder del Espíritu Santo el día de Pentecostés… y así la hace intercesora, ejemplo, prototipo e ideal de la misma Iglesia.
De ahí que los fieles de Éfeso en aquel lejano Concilio (431) proclamaran a María con la fórmula que hoy el pueblo cristiano sigue rezando “Santa María, Madre de Dios ruega por nosotros…”
III.- Hoy celebramos también la 55 Jornada Mundial por la Paz. Todos somos responsables, en algún modo, de la vida de esta sociedad en la que vivimos y por tanto del bien común base de la justicia que nos llevará a la verdadera paz; por tanto cada uno tenemos nuestra parte al servicio de esa paz. Que la Santa Madre de Dios nos ayude en este compromiso diario.
“Diálogo entre generaciones, educación y trabajo: instrumentos para construir una paz duradera”
Terminemos
con esta Oración: “Jesús, mi primera palabra en este nuevo año es GRACIAS por tantos bienes recibidos de tu bondad a lo
largo del año pasado. La
segunda es PERDÓN porque no siempre he respondido a tu
generosidad. La tercera se la voy a repetir a la Madre de la que
naciste y que compartes desde la Cruz con nosotros: “SANTA
MARÍA MADRE DE DIOS Y MADRE NUESTRA, CLEMENTE Y MISERICORDIOSA, VUELVE TUS OJOS
A ESTE PUEBLO QUE TE IMPLORA E INTERCEDE POR CADA UNO DE NOSOTROS PARA QUE COMO
HERMANOS CAMINEMOS TRAS DE TU HIJO JESÚS Y ASÍ LLEGUEMOS AL PADRE.
Antonio
Aranda Calvo. Sacerdote.
No hay comentarios:
Publicar un comentario