LECTURAS: Miqueas 5, 1- 4; Salmo 79 “Oh Dios que brille tu rostro y nos salve”; Hebreos 10,5-10; Lucas 1,39-45.
Este domingo nos acerca a la Navidad, se centra en la figura de María y nos da la ocasión de prepararnos mirándola a Ella, modelo de la Iglesia y de cada uno de los cristianos, ejemplo también para la humanidad entera.
MARÍA
VISITA A SU PRIMA ISABEL, examinemos el pasaje:
- Mientras contemplaba el Misterio que llevaba dentro, su
pensamiento se dirigía a todos, representados en Isabel, a la que va a
servir en momentos difíciles; Se levantó… se puso en camino… fue de prisa
… a la montaña, a casa de Zacarías y saludó a Isabel… ya veis: disponibilidad en un servicio
solícito, humilde, sacrificado. Podía haberse quedado en casa,
preparando el próximo nacimiento de su hijo, Jesús, al que llevaba en su
seno; sin embargo se
preocupó primero de los demás, demostrando que ya seguía los pasos de Jesús,
quien no vendría a ser servido sino a servir y dar la vida por la
humanidad entera.
Mosaico en el interior de la Basílica de la Visitación en Ain Karem, a unos
8 Km. de Jerusalén, en el valle del Sorec.
- La presencia de María llena de Espíritu a Isabel y a
JUAN que lleva en su seno. El servicio de María no se reduce a una
asistencia humana, sino que va a llenar la vida de Dios… ¡Cuantas veces en nuestra
acción caritativa nos falta llevar a Dios en medio de nuestras bolsas,
nuestros donativos o regalos. La verdadera caridad es fruto del amor de
Dios…y este amor debemos darlo a conocer a nuestros hermanos, como el
mejor servicio.
- Isabel, llena del Espíritu exclamó levantando la voz: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre…” El dinamismo de la caridad y del servicio al más necesitado es obra del Espíritu, que destiló alegría y gozo, como vemos que sucede también en el encuentro de María e Isabel, himno de alegre júbilo al Señor, que hace grandes cosas con los pequeños que se fían del Él.
- Bienaventurada la que ha creído, porque se cumplirá cuanto se le ha dicho de parte del Señor. La visita de María a Isabel nos prepara para las cercanas fiestas de Navidad, del Nacimiento de Jesús, tratando de avivar nuestra fe para que así se cumpla en nosotros la llamada del Señor en su Palabra de misericordia, consuelo y amor.
Así
que para vivir la Navidad, la memoria del Nacimiento de Jesús, necesitamos avivar la Fe en Él, el espíritu de servicio y caridad
cristiana, que lleva consigo el testimonio y anuncio del Padre quien por su
Hijo el Señor Jesús, muerto y resucitado. nos salvó. Vivir en
alegría y gozo la cercanía de nuestro Dios y comunicar estos sentimientos,
compartiéndolos con los demás. El Señor se compadece de nosotros, nos llama a
su Reino y nos llena de perdón y Amor.
Antonio
Aranda Calvo. Sacerdote.
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